Valera a finales de 1940 comenzó prácticamente su transformación urbanística, luego de la caída del gobierno de Medina Angarita, el Banco Obrero había proyectado realizar una serie de viviendas en el sector que hoy conocemos como “Barrio A juro” o «El Milagro». Esta zona se transformó luego de la “invasión” de decenas de familias provenientes de las zonas altas del estado, que vieron la posibilidad de construir sus viviendas en Valera, “la ciudad dinámica y progresista” y así fue creciendo la urbe.
Luego en los terrenos que se le compraron a la sucesión Abreu, comenzó la construcción de la urbanización “Las 100 Casas”, que posteriormente se transformó en urbanización “Bella Vista”, anteriormente el padre Humberto Contreras ya había dado inicio a la urbanización Lasso de La Vega.
Ya con el advenimiento de la democracia, el auge de la ciudad no se detuvo y aparecieron los desarrollos de los urbanismos en la antigua hacienda La Plata de Mario Maya, así se construyó Plata Uno, Plata II, Plata III y Plata IV. Después en la primera administración del presidente Rafael Caldera, se dio paso en los antiguos terrenos de la sucesión del general Camilo Vethancourt, conocida popularmente como Morón, al desarrollo de las casas que fabricó el Banco Obrero. Luego se construyeron los edificios de las Mesetas de Morón.
Hacia el sur de la ciudad, también los urbanismos comenzaron a dar paso a una ciudad que iba creciendo a pasos acelerados y en los antiguos terrenos que eran propiedad de don Jacobo Araujo, los señores Joaquín Aguilar y German Bracho, adquirieron esta propiedad y comenzaron con el desarrollo de la urbanización Country Club con la empresa Bramil. Las dos primeras etapas de esta urbanización la desarrollaron estos emprendedores. Luego comenzaron a realizar parcelamientos que fueron adquiridos por particulares.
A finales de 1974, la Hacienda La Beatriz, propiedad de don José Miguel Estado es adquirida por el gobierno nacional y comienza a proyectarse lo que es hoy día la urbanización La Beatriz.
También se desarrolló gracias la empresa Steffany y Ragiolli, las Colinas en La Floresta, con un urbanismo supervisado por el ingeniero Jesús Rad. Allí también otro profesional desarrolló la vialidad que hoy conecta al sector de Las Pulgas con La Floresta, el ingeniero Luis Newman.
Más recientemente se ha construido La Arboleda, gracias al grupo Muchacho Hermanos Construcciones que realizó el desarrollo urbanístico en los terrenos vendidos por doña Alcira Molina, que ahora conectan a Valera con San Genaro en Carvajal.
Mención aparte y para hacer honor a la contribución que destacados valeranos, profesionales de la ingeniería han realizado a nuestra ciudad, debemos nombrar a uno de los mejores ingenieros calculistas que ha tenido nuestro estado, me refiero al recordado amigo Ernesto Rosales Briceño, quien proyectó y realizó el viaducto de La Beatriz y el puente que une a Las Mesitas con Niquitao, entre otras obras.
Ernesto, valerano de pura cepa tenía un proyecto para el viaducto La Beatriz, que se hubiese desarrollado hoy tuviésemos una de las mejores obras de ingeniería local. En la fase inicial del viaducto, Rosales Briceño había propuesto un terraplén que represaría el río Momboy y allí se hubiese construido un enorme lago artificial, con sus respectivas caminerías y quioscos, para la diversión y el disfrute familiar, tendríamos hoy un enorme parque de enorme recreación turística. Pero, los alcances presupuestarios del momento solo garantizaban el puente que hoy conocemos.
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