El jueves es la cosa. Sabrosas anécdotas de la Valera de antier/ Por Alfredo Matheus 

Sentido de Historia

 

Gracias a la Cámara Municipal y su presidente, el jueves 20 de abril, a partir de las 9:30 am, retomaremos para la ciudad el reencuentro con excelentes cronistas populares que nos hablarán de esa hermosa Valera de antier.
Será un espacio donde «Libros Vivientes» de nuestra comarca compartirán con los presentes sabrosas anécdotas de esa Valera señorial y generosa… Si tienes memoria de algún suceso que hayas vivido en la ciudad de los “7 cerros “, como la llamaba el editor Rafael Pinto, pues, ven y echa tu cuento para enriquecer esta jocosa conversa con el alma valerana.

En este evento, organizado por la Escuela de Liderazgo en Acción, Universidad Valle del Momboy y la Fundación Cultural “Aprendiendo a vivir mejor», no faltará el exquisito café trujillano, para brindar por todo lo bueno que se está construyendo en nuestra comarca desde el mundo cultural y social.

 

* A BUEN SUSTO… Se llevaron los valeranos hace 90 años con el eclipse de luna: el día se convirtió en una oscurana total. La gente lloraba en las calles con gritos de desesperación, los animales formaron un alboroto de “señor mío”, los más creyentes pedían al creador piedad, al final; el culillo paso, y Valera volvió a respirar tranquila; la sangre no llegó al río…

* A PIE Y A PATA… Hace 80 años la gente se moviliza de Valera a Trujillo en el “carro de Fernando”; un rato a pie y otro caminando. Ser dueño de un caballo era todo un privilegiado, algo así como tener un Ferrari… La radio no había llegado, las fiestas se montaban en vivo: maracas, violín, guitarra, daban aires musicales al terruño de calles de piedra…

La parranda es hasta el amanecer…

 

Mi tío Pedro, hace 80 años, era el “Rey del violín”, le acompañaba una habilidad magistral para hacer sonar tan añejo instrumento. Me contaba mi mamá Josefa (Q.E.P.D.), que el tío Pedro desaparecía de casa los primeros días de enero acompañado de su entrañable violín, y regresaba de nuevo a su dulce hogar después de Semana Santa. Tenía el récord Guinnes como parrandero que iba de pueblo en pueblo reuniendo multitudes que se deleitaban al escuchar al “Violín de oro” de hace 80 años…

* ALUMBRADO PÚBLICO… No existía a principios del siglo pasado. La comarca se alumbraba con mechurrios. Para lavar ropa las amas de casa caminaban hacia la Quebrada de Escuque o el Zanjón del Tigre, donde había que estar “ojo de garza” por el enorme felino que recorría el hermoso valle valerano… Sus aguas cristalinas dejaban el ropero limpiecito. La gente fabricaba su propio jabón con hojas de árbol “parapara”.

* BARRIGA LLENA… Hasta las familias más pobres alimentaban a sus hijos con unos soberanos teteros de mazamorra de maíz cariaco y leche de vaca, era un extraordinario alimento. El muchachero crecía fuerte y sano… En la misma casa se molía maíz y café… Las mujeres parían el niño en el santo hogar, como este humilde cronista que fue atendido por la comadrona “Doña Felipa”, “a quien no se le moría el muchacho a la hora de la paridera”…

“El bachiller Simancas»

 

El médico de los pobres en la comunidad de Agua Clara, sector Carmania. Le llegaba gente de todo el estado Trujillo. Era un verdadero experto “mirando los miaditos” de los pacientes. Tenía unas manos milagrosas, a los pocos días las personas comenzaban a sentirse excelentemente bien de salud, y de pasapalo, cobraba precios más que solidarios; cinco bolivarianos.

* ADECO JALABOLA… En los mejores tiempos de Acción Democrática, hubo un gobernador que le metía “al loco”. En una reunión con el equipo de gobierno, al primer mandatario se le salió un soberano «pedo”, un secretario famoso por lo “jaleti” dijo a todo pulmón: «Ay, tan bello mi jefe, hasta los “pedos” le huelen sabroso”. Eso le valió para que lo removieran del cargo; por vulgar “chupamedias”.

* QUE BUEN CORAZÓN… le acompañaba a “Don Boli” (QEPD). Hace 50 años manejaba un de los pocos camiones cisternas en aquella Valera de poco tránsito vehicular. Cuando el Inos, hoy, Hidroandes, dejaba a las barriadas sin agua, por las eternas crecidas del río Motatán. Don Bolí, salvaba de la sed a los valeranos. Desde tempranas horas comenzaba a repartir agua, a nadie le cobraba un bolívar, sentía inmenso regocijo cuando la gente de las barriadas le decía: “Dios te pague don Boli”, «mil gracias don Bolí», «qué gran corazón tienes don Boli”.

* EL MEJOR PESEBRE… Que conoció Valera en toda su historia, fue elaborado por Luis Vielma, en la urbanización Lasso de la Vega. En diciembre, las familias se organizaban para llegar hasta el popular sector y deleitarse con toda una obra de arte popular.

Al marcharse el artista Luis Vielma de nuestra ciudad, a la comarca solo le quedaron gratos recuerdos de aquel inmenso y colorido pesebre donde se deleitaban los parroquianos perdiéndose en sus montañas de esperanzas.

 

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