El infierno como política

 <…Cuando Kant afirma que el hombre posee dignidad y no precio, pretende subrayar el carácter inconmensurable del ser humano, su especificidad frente a bienes que tienen un valor de cambio.> Leonardo R. Duplá. Ética de la vida buena. P. 93

Usted encontrará en este Tópico los signos que practica un sujeto social dictados en Venezuela por el contexto político actual. Lo escribo con cierta precaución teórica pues son imágenes del dolor y la miseria tal como Dante pensó el infierno. Pues dónde clasificar a esa cotidianidad cuya huella es la humillación, el desprecio por la vida, la angustia del vacío institucional para el ser vulnerable, la exclusión hecha decreto de gobierno. Admito mis limitaciones explicativas y la solución exigida, apenas llego a la narrativa de mi día a día obligado por el proyecto político en curso a existir entretenido en colas o intentando evitar el asalto hasta en los llamados puntos de venta donde su dueño aprovechando la impunidad y la ausencia legal planificada me extorsiona con el producto que intento comprar. Intento no reclamarle al cajero de un banco público o privado del por qué el abuso cuando reclamo algo que es mío. Al final tienen la misma conducta humilladora del cliente, a pesar de publicitar que hay el defensor del cliente, curiosamente seleccionado por el mismo banco. Trago entero si voy a una oficina pública y allí me atiende un funcionario incapaz de ser tolerante y dispuesto también a insinuar el rebusque; o de una alcabala donde el santo y seña es <deme para los refrescos>. No es el discurso de los guerrilleros del teclado luchando desde Miami, no me lo contaron, son trazas desagradables de mi cotidianidad. Hubo un tiempo en que me preguntaba por qué llegamos a esto, ahora me interrogo sobre cómo podemos superar esto y es allí donde he visto el horror del placer por humillar al otro, de destruirlo, de acabarle su energía transformadora y de obligarlo a doblar la cerviz por el servicio solicitado. Lo he visto cuando me entregan la bolsa de comida que compro con mi dinero, lo he visto cuando solicito a un funcionario que me atienda y éste me huele que no pertenezco a su tribu. Lo siento con los cortes de agua, de luz, del gas. Lo percibo en la ausencia de protección del Estado si deseo salir a disfrutar las calles. Ese feo placer es la sustancia del mal reproduciéndose sin control por medio del abuso, de la corrupción, de la maldita vacuna y del bachaqueo tolerado oficialmente. Al lado de este placer vienen el miedo, el terror, la desesperanza inducida y todo ello buscando asesinar nuestra sensibilidad por el bien. Lo he visto con la cantidad de obstáculos para sacar un documento público, con la abundante tendencia de sacar leyes y normas de difícil aplicación. Preguntarme qué tipo de sustancia alimenta al cerebro de esos seres para disfrutar del mal hacia el vulnerable que solicita sus servicios pareciera no tener sentido racional. No me queda otra que apoyarme en dos pensadores como H. Arendt y K. Lorenz. La primera cuando dijo: <…Seis millones de judíos llevados a la muerte sin que pudieran defenderse. (…) El método utilizado fue el acrecentamiento del terror, la negligencia calculada, la privación de libertades, la humillación, la garantía del debilitamiento físico por el hambre y las enfermedades.> El otro cuando identificó a los humanos como una especie animal que evolucionó a partir de otras. Para Lorenz nuestra conducta está sujeta a las mismas leyes causales que toda conducta animal. Por ello importa mucho que nos reconozcamos en eso y no tenemos por qué pensar que la dignidad u otro valor son allí negados. Importa por el contrario admitir la importancia de la regulación de esa conducta por medio de la educación. Por ello cualquier proyecto político autoritario tira a un segundo plano toda educación del bien. Y desde esta idea que somos sujetos de sociabilidad distinta a la de los animales, pero con la diferencia de que en ellos la inhibición de la destructividad es genética y en nosotros es vía educación. No por azar los proyectos autoritarios se oponen con fuerza a la autonomía, la tolerancia y el mérito educativo. Saque sus conclusiones.

camiloperdomot@gmail.com

@CamyZatopec

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