Actualmente estamos viviendo una situación muy dura por la hiperinflación y el Covid. Entonces es pertinente la interrogante: ¿El humorismo podría ayudar a soportar lo que vivimos?…El filósofo alemán I. Kant (1724-1804) en su obra: ‘Crítica del Juicio’ (1790) dice que: “la risa nos ayuda a sobrellevar las muchas desdichas en la vida” (Parte I, División I, 54). Asimismo, el conocido filósofo francés André Comte-Sponville (nac. 1952) en su importante obra: ‘Pequeño Tratado de las Grandes Virtudes’ (1996) dedica todo un capítulo al ‘humor’ como una virtud para enfrentar tragedias en la vida. Su caso es ejemplarizante porque su madre sufrió mucho de depresión y se suicidó. No obstante, el humorismo de ninguna manera debería ser un escapismo ante la realidad. Tenemos que seguir bien informados sobre todo lo que sucede, pero ante tantas noticias estresantes y depresógenas, lo más saludable es combinarlas con un poquito de humorismo. De hecho, es bien conocido que los judíos en los campos de concentración nazis recurrían a veces al humorismo para soportar mejor sus terribles condiciones de vida.
En efecto, todo lo que nos pueda relajar mentalmente es beneficioso para la salud y en tal sentido es pertinente recordar las concepciones del filósofo griego Aristóteles (348-322 A. de C.) y el filósofo italiano Santo Tomás de Aquino (aprox. 1225-1274) sobre el humorismo. Aristóteles en su obra ‘Ética a Nicómaco’ utiliza el término ‘eutrapelos’ que significa literalmente ‘girar bien’ para referirse a la persona ocurrente e ingeniosa que bromea con tacto. Aristóteles dice: “Como la vida incluye relajación al igual que actividad, y en la relajación hay ocio y diversión, hay posibilidad de buen gusto en nuestras relaciones sociales, y propiedad en lo que decimos y cómo lo decimos […] Claramente en esto es posible incurrir en exceso o en defecto respecto a un término medio. Las personas que llevan el humor a un exceso son consideradas vulgares bufones. Tratan de ser jocosas a toda costa, y su objetivo es más suscitar risa que hablar con propiedad para evitar hacer daño a la persona que es el blanco de sus chanzas. Pero esos que no pueden decir algo divertido y se ofenden ante los que lo dicen, se piensa que son aburridos y malhumorados. Esos que bromean con tacto, son llamados ingeniosos (‘eutrapelos’), lo cual implica que tienen una gran versatilidad en su ingenio” (1). Más adelante dice: “Se piensa que la relajación y diversión son necesarias en la vida” (2).
Posteriormente Santo Tomás de Aquino, en su obra ‘Suma Teológica’ (1266-1273), en la ‘Pregunta 168’, es mucho más explícito sobre la importancia del humorismo para la relajación mental y dice: “Así como el cansancio corporal se alivia con el descanso, el cansancio psicológico se alivia con el descanso del alma. Como hemos explicado al discutir los sentimientos, el placer es descanso para el alma. Y por lo tanto el remedio para el cansancio del alma radica en relajar la tensión del estudio mental y tener algo de placer” (3). Más adelante, Tomás de Aquino señala que la persona que tiene la virtud moral asociada con el buen humorismo es: “Un ‘eutrapelos’, una persona agradable que tiene una disposición feliz de su mente y da a sus palabras y acciones un giro alegre” (4). Más adelante, Tomás de Aquino añade que la persona carente de humorismo actúa ‘contra la razón’ y dice: “Cualquier cosa que entre en conflicto con la razón humana es viciosa. Es contra la razón que una persona sea una carga para los demás porque nunca se muestra agradable o porque mate las bromas, o porque se dedique a aguar el gozo de los demás […] Esos que carecen de una naturaleza juguetona cometen pecado, al igual que esos que nunca dicen algo para que usted sonría, o son gruñones con los que lo dicen” (5).
Vamos a ver 4 ejemplos tomados de la sección sobre ‘Humor’ de la ‘Encyclopedia Britannica’: 1) Un masoquista es una persona que disfruta con una ducha de agua muy fría en la mañana y entonces se ducha con agua caliente 2) Un médico consuela a su paciente y le dice: “Usted tiene una enfermedad muy grave. De cada 10 personas que la contraen solamente sobrevive una. Usted es muy afortunado por haber venido a mi consultorio porque he tenido recientemente 9 pacientes y todos se han muerto” 3) Un Marqués en la Francia de Luis XV regresa inesperadamente de un viaje y al entrar en el cuarto de su esposa la encuentra en la cama con un obispo. Entonces el Marqués camina hacia la ventana y se pone a hacer gestos con las manos para bendecir a la gente de la calle. Su esposa angustiada le pregunta: “¿Qué estás haciendo?” y el Marqués le responde: “Monseñor está realizando mis funciones y yo estoy realizando las de él” 4) Un joven le dice a un hombre de edad: “Señor: Yo le solicito la mano de su hija” y el hombre le responde: “¿Por qué no? Usted ya ha tenido todo lo demás”.
También podemos recordar al genial cómico británico Charlie Chaplin (1889-1977) y su película ‘Una de la Madrugada’ estrenada en 1916, en la cual Charlot regresa a su casa a la 1.00 AM muy borracho y no encuentra la llave, por lo cual con grandes esfuerzos entra por la ventana, pero al rato de entrar, encuentra la llave y entonces sale por la ventana para entrar con la llave por la puerta. También podemos recordar 2 dichos del genial director de cine estadounidense Woody Allen (nac. 1935): 1) “No es que yo tenga miedo a la muerte sino que preferiría estar en otra parte cuando suceda” y 2) “No sólo Dios no existe. ¡Intentad encontrar un fontanero en un fin de semana!”.
Por otro lado, el gran escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) en su narración: ‘El Idioma Analítico de John Wilkins’ (1952) hace referencia a cierta enciclopedia china que se titula: ‘Emporio Celestial de Conocimientos Benévolos’ y “en sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas…”. Cuando yo era Profesor de Evolución en el NURR-ULA, en el tema de la clasificación de los organismos les mostraba a los estudiantes esta clasificación sin decirles que era una narración ficticia y con toda seriedad les decía que era la clasificación más reciente, científica y rigurosa basada en los estudios cladísticos con ADN. Los estudiantes se miraban perplejos un rato hasta que alguno decía: “Profesor: ¿Usted habla en serio?” y entonces yo no aguantaba la risa y les decía que una clasificación tiene que ser racional y esta no tiene pies ni cabeza y todos nos reíamos.
Por otra parte, la risa puede ser demoledora como dice el notable comediógrafo francés Moliere (1622-1673) en el Prefacio escrito para la edición de 1669 de su famosa obra titulada ‘Tartufo’ publicada por primera vez en 1664. En esa obra satiriza terriblemente la hipocresía, y en ese Prefacio de 1669 dice: “…nada corrige mejor a la mayoría de los hombres como la pintura de sus defectos. Constituye un gran ataque a los vicios exponerlos a la burla de todo el mundo. Se soporta bastante bien las críticas, pero no se soporta la mofa. Las personas pueden aceptar que son perversas, pero nadie acepta quedar en ridículo”. Asimismo, el humor y la risa pueden cumplir un papel formidable para desmoronar la seriedad y solemnidad. Por ejemplo, en todas partes del mundo los militares se caracterizan por su estilo pomposo y solemne al desfilar. Entonces el psicólogo canadiense Steven Pinker (nac. 1954), en su obra: ‘Cómo Funciona la Mente’ (1997) refiere que el episodio más divertido que ha presenciado en su vida fue un desfile militar en la ciudad colombiana de Cali. Citemos sus palabras: “Al frente del desfile marchaba un oficial pavoneándose orgulloso, y frente a él había un golfillo de apenas siete u ocho años que se pavoneaba de forma aún más orgullosa, con la nariz levantada hacia el cielo y balanceando los brazos ampulosamente. El oficial intentaba apartar al chiquillo, dándole tortazos sin romper ni el ritmo ni la formación militar, pero el muchacho siempre conseguía dar brincos y ponerse fuera del alcance del oficial y así seguir conduciendo aquella procesión uniformada” (Cap. 8). Para finalizar, el motivo por el cual se ríen las personas puede retratar su nivel intelectual y por eso tenemos que tener mucho cuidado antes de reírnos de algo que nos cuenten. Por ejemplo el filósofo chino Lao-Tsé (Siglo VI A.de C.) en el capítulo 41 de su famosa obra: ‘Tao Te Ching’ dice: “Cuando el hombre sabio oye hablar del Tao (la verdad), trata asiduamente de vivir de acuerdo a él. Cuando el hombre medianamente inteligente oye hablar del Tao, vacila. Cuando el hombre más vulgar oye hablar del Tao, entonces prorrumpe en estruendosas carcajadas. Si no se riera, entonces el Tao no sería lo que es”….Después de leer esta cita debemos ser muy prudentes antes de reírnos sobre algo…¡ Porque corremos el riesgo de quedar como unos cretinos!!!. NOTAS: (1) Libro IV, Cap. 8, 1128a). (2) Libro IV, Cap. 8, 1128b). (3) Sección 2a2ae, Pregunta 168, Artículo 2, 217). (4) Ibid. (5) Sección 2a2ae, Pregunta 168, Artículo 4, 225-227).