EL HUMANO TEME A LAS ALTURAS PERO NO A LA VELOCIDAD | Por: Ernesto Rodríguez

 

Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

 

En nuestra sociedad moderna los accidentes automovilísticos representan una importante causa de mortalidad y accidentes espeluznantes.

Asimismo, es bien conocido que chocar a una cierta velocidad equivale a caer desde una altura considerable. Entonces, cuando manejamos a bastante velocidad, es como si nuestro cuerpo estuviera colgando desde una altura que nos daría vértigo, y la posibilidad de que cayéramos, no solamente dependiera de nosotros (que choquemos con nuestro vehículo), sino que también dependiera de otras personas (que nos choquen con sus vehículos).

Evidentemente muy pocos humanos estarían dispuestos a correr esa clase de riesgo si les propusieran que su cuerpo esté colgando desde una altura apreciable con la posibilidad real de caer. De hecho, es bien conocido que muchas personas sufren de vértigo cuando están a grandes alturas. Sin embargo, cotidianamente muchas personas manejan a gran velocidad y corren un riesgo similar al de caer desde una gran altura y sufrir un tremendo impacto…¿Cómo se explica que los humanos teman a una caída desde gran altura pero no teman a manejar a gran velocidad?…Según diversos autores la respuesta radica en nuestra historia biológica evolutiva en la sabana arbolada africana.

En efecto, nuestros ancestros simiescos tenían una postura cuadrúpeda y estaban bien adaptados a una vida arborícola. Pero desde hace aproximadamente unos 7 millones de años, nuestros ancestros homínidos ya tenían una postura bípeda y erguida, y cada vez estaban menos adaptados a una vida arborícola y más adaptados a una vida de desplazamiento terrestre. En ese tipo de vida semi-arborícola, nuestros ancestros homínidos ya no trepaban hasta grandes alturas, porque ya no estaban adaptados para

hacerlo, y el riesgo de una caída peligrosa era muy real. Eso explicaría la experiencia de vértigo ante las alturas. Pero nuestros ancestros homínidos nunca evolucionaron en un ambiente en el cual se desplazaran a grandes velocidades, porque los automóviles son un invento tecnológico relativamente muy reciente. El resultado es que la especie humana ha desarrollado un temor a las alturas pero no a la velocidad en tierra. Algo muy sorprendente que sólo se explica por nuestra historia evolutiva.

 

NOTA BIBLIOGRÁFICA: El tema del presente artículo se ha tomado principalmente de pag. 31 en Richard Dawkins (1999) ‘The Values of Science and the Science of Values’, pp. 11-41 en ‘The Values of Science’ (edited by Wes Williams). Westview Press. USA.

 

 

 

 

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