El humano se puede adaptar a todo | Por: Ernesto Rodríguez

 

El gran escritor ruso Fedor Dostoievski (1821-1881) participó en un grupo de conspiradores intelectuales conocido como el ‘Círculo Petrachewski’ pero fueron delatados y la policía zarista de su época detuvo a la mayor parte de ellos. En un principio Dostoievski y otros conspiradores fueron condenados a morir el día 22 de diciembre de 1849, en la Plaza Semeniovski de San Petersburgo. Pero poco antes de ser ejecutados llegó un mensajero del Zar y la pena fue conmutada por trabajos forzados en Siberia. Dostoievski estuvo 4 años en la prisión de Omsk hasta marzo de 1854 y después publicó: ‘Recuerdos de la Casa de los Muertos’ (1861), que causó un tremendo impacto en grandes pensadores. Por ejemplo, el filósofo alemán F. Nietzsche (1844-1900) en ‘El Crepúsculo de los Ídolos’ (1889) dice: “…Dostoievski, el único psicólogo del cual yo tengo algo que aprender” (parágrafo 45). Asimismo, el revolucionario ruso Vladimir Lenin (1870-1924) dijo en una ocasión que la obra “Recuerdos de la Casa de los Muertos es una obra que no ha sido superada en la literatura rusa y mundial” (1).

Dostoievski en su obra: ‘La Casa de los Muertos’ dice algo muy importante: “El humano es una criatura que puede acostumbrarse a todo y yo creo que esta es la mejor definición del humano” (Cap. I).

Esto que dice Dostoievski tiene una faceta positiva: El humano puede adaptarse a muy diversas circunstancias. Pero también tiene una implicación terrible: El humano puede acostumbrarse a vivir en condiciones espantosas. En tal sentido es pertinente hacer referencia a lo que en psicología se conoce como ‘Indefensión Aprendida’. El psicólogo estadounidense Martin Seligman (nac. 1942) en el año 1967 ya había comenzado a hacer estudios sobre la ‘Indefensión Aprendida’. En un principio los experimentos se hicieron con perros pero luego la Indefensión Aprendida se extendió al comportamiento de algunos humanos. La Indefensión Aprendida es un comportamiento típico de algunos animales y humanos que han soportado de manera repetida estímulos dolorosos que no podían evitar. Entonces después de esas experiencias, el organismo frecuentemente deja de intentar escapar de tal situación, o no trata de evitar esos estímulos dolorosos en nuevas situaciones aunque podría escaparse  o evitarlos. En otras palabras, el organismo ha aprendido que es indefenso ante esas situaciones de estímulos dolorosos y también ha aprendido que ha perdido el control de su situación y por eso no intenta hacer nada. Una población puede llegar a resignarse a vivir en condiciones infrahumanas y eso por supuesto es lo más dantesco que se pueda imaginar.

Por otra parte, uno de los factores más conspicuos en la felicidad humana es su carácter relativo. En la obra: ‘Los Endemoniados’  (1871-1872) de Dostoievski,  se desarrolla una conversación  entre los personajes Stavrogin y  Kirílov, y en una parte de esa conversación  Kirílov  dice:  “El  hombre es  desdichado  porque  no sabe  que es feliz ; sólo por eso.   ¡Ahí  se  encierra  todo,  todo!.   El  que se percata de ello se vuelve  feliz  inmediatamente,  en ese mismo  instante” (Segunda Parte, Cap. Primero: ‘La noche’, sección 5)).

Esa enigmática aseveración de Kirílov quizás la podríamos interpretar de la siguiente manera. En muchos momentos de nuestras vidas tuvimos motivos para  sentirnos  dichosos,  pero nos pasaron  desapercibidos porque estábamos obnubilados con tal o cual  problema,  unos problemas que años después nos dimos cuenta de que eran de una pavorosa pequeñez. No obstante,  esos problemas nos impidieron disfrutar los momentos dichosos. Solamente un tiempo después  valoramos esas cosas que teníamos,  frecuentemente  cuando ya han desaparecido  y sentimos su  ausencia  (compañía de seres queridos fallecidos, juventud pasada irrecuperable, amores perdidos o desaprovechados,  etc.).

Una obra en la cual se describe de manera muy acertada ese carácter relativo de la felicidad es ‘Un día en la vida de Iván Denisovich’ del autor ruso Alexandr Soljenitsin (1918-2008) publicada en 1962. Soljenitsin se graduó en física y matemáticas en la Universidad de Rostov en 1941 y también estudió cursos de literatura por correspondencia con la Universidad de Moscú. Ingresó en el ejército y fue oficial hasta que en febrero de 1945 fue arrestado por criticar la conducción que J. Stalin (1879-1953) hacía de la guerra en varias cartas. En una de ellas se refirió a Stalin con el término ‘pakham’ que en la terminología de los criminales rusos significaba algo así como ‘jefe’ o ‘capo’. Stalin ejerció una férrea dictadura represiva en la URSS desde 1927 hasta su muerte en 1953 y Soljenitsin fue condenado a 8 años de trabajos forzados desde 1945 hasta 1953. En el año 1970 Soljenitsin ganó el Premio Nobel de Literatura. En su mencionada novela describe las terribles condiciones de un presidiario llamado Iván Denisovich Shukov en un campo de trabajos forzados y obviamente hay elementos autobiográficos. La novela termina así: “Shukov se durmió completamente satisfecho. El día de hoy había tenido suerte: no lo metieron en el calabozo; su brigada no fue enviada a la ‘Sozkolonie’; se zampó al mediodía una ración extra de kasha en la comida; no le descubrieron la hoja de sierra en el cacheo; ganó algo con los servicios prestados a Zésar y compró tabaco. Por último fue fuerte y venció la enfermedad. Pasó el día sin que nada lo ensombreciese, un día casi feliz”… ¡Soljenitsin describe cómo el humano se puede adaptar a las peores condiciones de vida y hasta sentir casi felicidad el día que no lo pasa muy mal!!.   NOTA: (1) Pags. 210-211 en ‘Lenin. Escritos sobre la Literatura y el Arte’. Ediciones Península, 1975. Selección y Prólogo de Jean Freville (edición original en francés: 1957) .

 ernestorodri49@gmail.com

Salir de la versión móvil