Santos (Brasil), 27 dic (EFE).- Edinho, hijo de Pelé, tiene un diagnóstico y una solución para el fútbol brasileño: «Está enfermo» y necesita una «revolución». Hasta entonces, recomienda a los Endrick, Vitor Roque y demás jóvenes promesas que abandonen el país cuanto antes.
«Tenemos la mejor materia prima del mundo, pero no tenemos la mejor liga, ni los mejores clubes. Las instituciones están fallidas», afirma en una entrevista con EFE, en Santos, en vísperas de que se cumpla el primer año del aniversario de la muerte de su padre.
Edinho fue portero del Santos, hoy es entrenador y habla sin tapujos de la crisis de profesionalismo del fútbol brasileño, el histórico descenso del Santos, las expectativas frustradas en torno a Neymar y del italiano Carlo Ancelotti como posible seleccionador.
Este 2023 ha sido el primer año sin Pelé, fallecido el 29 de diciembre de 2022 víctima de un cáncer, y el Santos, el club donde se convirtió en una figura universal, ha colapsado.
Por primera vez en sus más de cien años de historia jugará en segunda división.
El primer hijo varón de ‘O Rei’ señala como responsables la «infeliz» gestión de la directiva y una realidad económica «muy complicada» no ajena al resto de equipos. «Las estructuras del fútbol del país necesitan cambiar, tiene que haber una revolución y esta debe empezar por la CBF (Confederación Brasileña de Fútbol)», expresa.
La CBF afronta estos días su enésima crisis institucional, con la suspensión de su último presidente por orden de la Justicia ordinaria y en medio de las amenazas de la FIFA y la Conmebol para que se garantice la autonomía de la entidad frente a terceros.
Joyas a «precio de banana»
Edinho considera que los clubes brasileños son hoy instituciones pautadas por las relaciones políticas que «inhiben» el crecimiento del buen profesional y «estrangulan toda una industria que incluso podría tener reflejo en el PIB del país».
«Es inadmisible. Tenemos petróleo y no sabemos refinar», denuncia. Se refiere así a la inagotable fábrica de talentos que atesora Brasil y que cree que se está vendiendo a «precio de banana» para Europa.
«El mercado quiere llevarse cuanto antes a los chicos para que no se contaminen con la cultura de aquí», aprecia. Por ello, «por el bien del jugador, cuando antes se vaya» de Brasil, «mejor» para él, aconseja.
Ese ha sido el caso de Vinícius, Rodrygo y más recientemente de Endrick, calificados por Edinho como tres «talentos brillantes». El Real Madrid fichó al trío antes de cumplir 18 años y cuando alcanzaron la mayoría de edad pusieron rumbo a España.
«Para Endrick ha sido la mejor cosa que le ha podido pasar», dice del todavía delantero del Palmeiras, que se unirá a la disciplina merengue a mediados de 2024.
Edinho, de 53 años, también se muestra pesimista sobre las posibilidades de que esta nueva generación gane un Mundial, pues cree que el talento no será suficiente mientras haya esa «carencia de profesionalismo y seriedad» en Brasil.
«Hoy el deporte es una industria profesional y Brasil lo trata como un juego», sentencia.
Un mensaje para Neymar
Asimismo, lamenta que Neymar, actual líder de la Canarinha, «no haya alcanzado su máximo potencial» cuando ya supera la treintena y afronta una dura recuperación tras romperse el ligamento cruzado de la rodilla.
«Espero que se recupere lo más rápido posible y pueda aún brillar», manifiesta del también exjugador santista.
Tampoco ve una luz de esperanza en la nómina de entrenadores nacionales y bendice la llegada de Ancelotti, «uno de los mayores entrenadores del mundo».
«En Brasil no tenemos una figura que despierte seguridad y unanimidad en el país», sentencia.
Desde su posición como entrenador e hijo de Pelé, Edinho también quiere aportar su granito de arena e «inspirar» esa revolución para cambiar el fútbol brasileño.
«Creo que mi legado, mi nombre y mi historia me avalan para asumir ese gran desafío», asegura.
Con experiencia apenas en clubes modestos como Mogi Mirim y Londrina, el cual abandonó este año para centrarse en los homenajes a su padre y los trámites de la herencia, confiesa que sería un «honor increíble» entrenar a Brasil, aunque prefiere el trabajo diario en un club.
«Estoy muy ansioso por volver al mercado y hacer lo que más me gusta», resalta.
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