El escritor Ingo Müller, escribió un extraordinario libro: “Los Jurista del Horror”, describe lo que pasa con la justicia cuando deja de ser independiente, y se hace política, esto ocurrió de manera espantosa en los días de Hitler en el poder, es una obra que personifica la maldad y la locura. Por la dependencia de los jueces del líder, estos mal llamados magistrados llegaron afirmar, que los discursos del Führer eran fuente de derecho, lo que los llevó a permitir que fueran primero los hechos que el derecho, esa es la explicación de aquella orgía de terror.
Esto no ha dejado de suceder en nuestros días a menor escala. Recientemente el Fiscal General, reafirma el camino al destino fatal de una justicia politizada, decidió abrir una investigación y cita al Diputado y Presidente Interino Juan Guaidó, la causa, porque un militar impresentable dijo: “Guaidó lo había autorizado a una compra de armas para un supuesto golpe de estado” por ser una información pública y comunicacional había que investigar. Partiendo de que pudiera ser un hecho válido, el Fiscal General está ignorando por político un procedimiento que establece en el artículo 200 de la Constitución Nacional, “De los presuntos delitos que cometan los integrantes de la Asamblea Nacional, conocerá de manera privativa el TSJ, única autoridad que puede ordenar, previa autorización de la Asamblea Nacional, su detención y continuar su enjuiciamiento”.
En el fondo no se busca hacer Justicia sino exhibir a Guaidó, y rebajarlo en su jerarquía. Lo que llama la atención del Fiscal General, es la ceguera de su acción impúdica, es que, en esos mismos días, la Fiscalía General Norteamericana, había imputado por corrupción y narcotráfico al Presidente de la Republica y parte de su Gabinete, al comprobar esos delitos después de una investigación de más de cuatro años, delitos atroces contra la sociedad venezolana, noticia que fue titular de todos los periódicos y medios del globo terrestre, él no se enteró, silencio sepulcral.
Para la fiscalía las violaciones de los derechos de los parlamentarios han sido práctica común y su silencio es ensordecedor. Teniendo los Diputados inmunidad, que es un fuero de protección a su gestión y por eso existe un procedimiento especial cuando delinquen. Muchos Diputados están presos y en el exilio, mientras el Fiscal General, escribe poesías y loas a la revolución, esperando las instrucciones a quien castigar. En una oportunidad, en defensa de mis derechos visité el despacho del Fiscal General y me llamó la atención que, entre los efectos de decoración de la oficina, esta una estatuilla de la Diosa Themis, es la dama de justicia, tiene una venda en los ojos, que significa la imparcialidad de la ley. En la mano izquierda una espada, que es la fuerza de la decisión. En la mano derecha una balanza que significa el equilibrio de la justicia. Desde los griegos ha sido emblema de la justicia. Pero como dije, para el Fiscal es una decoración y no un símbolo a respetar. Francisco de Quevedo dijo: “Donde hay poca justicia es peligroso tener razón”
*Abogado.