Caracas, 27 ene (EFE).- La producción petrolera de Venezuela, que creció un 17,6 % el año pasado, corre, según el experto Luis Oliveros, el riesgo de retroceder si el nuevo Gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, endurece el esquema de sanciones contra Caracas, con la suspensión de licencias a empresas extranjeras, una amenaza que se cierne sobre el país caribeño tras recientes declaraciones desde Washington.
Para el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, se deben revisar «estas licencias por las que compañías como Chevron están proveyendo miles de millones de dólares al régimen» de Nicolás Maduro, quien juró para un tercer mandato tras su cuestionada reelección que aún no ha sido probada y que rechaza EE.UU., que reconoce al opositor Edmundo González Urrutia como el ganador.
Por su parte, Trump, artífice de las sanciones económicas contra el mayor poseedor de crudo en el planeta, aseguró el mismo día de su regreso a la Casa Blanca que su país no necesita petróleo venezolano y advirtió que «probablemente» lo van a «dejar de comprar».
De suspenderse las licencias otorgadas por la anterior Administración estadounidense a empresas como Chevron y la española Repsol, la producción venezolana, que alcanzó una media de 921.000 barriles por día (bpd) el año pasado, frente a los 783.000 de 2023, caerá entre un 25 % y un 30 %, es decir, hasta unos 644.700 bpd, indicó a EFE el economista Oliveros.
Es decir, la producción llegaría al nivel más bajo en 29 meses, desde agosto de 2022, cuando aún continuaba el férreo esquema de sanciones legado por Trump a Joe Biden, que en noviembre de ese año autorizó a Chevron a retomar operaciones limitadas en Venezuela, permiso con el que empezó a flexibilizarse la controvertida política de presión para sacar a Maduro del poder, sin éxito.
Otras consecuencias
En el primer año de actividades retomadas de Chevron, el bombeo de crudo venezolano pasó de 693.000 bpd a 801.000, un alza del 15,5 %, según cifras oficiales recogidas en informes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Casi un año después del permiso a la estadounidense, Washington, en octubre de 2023, levantó varias sanciones por seis meses, lo que permitió a Venezuela ampliar su cooperación internacional en el ámbito energético, con la firma de acuerdos con empresas como Repsol y la francesa Maurel & Prom, que recibieron licencias de EE.UU. luego de que el país norteamericano reanudara las medidas.
El pasado diciembre, Venezuela casi llegó al anhelado millón de barriles diarios, al llegar a 998.000 bpd, lo que supone una destacada mejora para un país que, si bien sigue lejos de los 2,89 millones de bpd de crudo que bombeaba a comienzos de siglo, se ha levantado del piso de 392.000 bpd que produjo en julio de 2020.
Un eventual cese de operaciones de las empresas extranjeras, según el economista Oliveros, se traduciría también en «menos ingresos en divisas» para el país, lo que conlleva una mayor «volatilidad cambiaria» y, por tanto, una aceleración de la inflación, advirtió el experto, que también destacó los puestos de trabajo que generan estas compañías.
Según analistas, buena parte de las divisas obtenidas a través del petróleo son inyectadas en el mercado nacional para mantener la oferta por encima de la demanda y controlar el precio del dólar, usado ampliamente en el país suramericano para cotizar bienes y algunos servicios.
Amenazas desestimadas
Trump también expresó que podría aplicar otro embargo como lo hizo en su primer mandato porque, insistió, Estados Unidos tiene más que suficiente petróleo.
«Eso cambiaría Venezuela bastante», concluyó el mandatario, cuyo equipo, según dijeron recientemente fuentes de su Gobierno, está dando forma a un plan para forzar el fin a más de dos décadas de chavismo, comenzando con el posible término de la licencia a Chevron.
Sin embargo, Maduro, quien se mofa de las medidas personales al llamarlas condecoraciones, aseguró el pasado 19 de enero que Venezuela tiene mejores condiciones en la actualidad para enfrentar «sanciones y agresiones», y estima que el país llegue a producir 1.500.000 barriles de petróleo diarios con «esfuerzo propio».
Carlos Seijas Meneses
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