Siento que el socialismo del Siglo XXI no ha logrado destruir el espíritu de solidaridad de la mayoría de los venezolanos, que se pone en evidencia particularmente en estos días decembrinos. Por todas partes emergen iniciativas para contribuir a hacer más felices a más personas, desde niños hasta adultos mayores, en las ciudades y en los campos.
También se organizan cayapas y convites para arreglar plazas y caminos, recoger basura y arreglar en algo parte del desastre acumulado por le desidia de un Estado que prácticamente no existe, salvo para estorbar.
Juguetes, ropa y golosinas, alimentos y medicinas, bienes para el hogar y otras cosas son donados por personas y organizaciones, con el fin de compartir la alegría de la esperanza, de la buena nueva, del pronto amanecer.
Por aquí donde vivo en una zona rural cercana a Valera, sobró la gente humilde que llegó con cambures, jojotos, caraotas, pollos o gallinas para el trabajo que con tanto cariño despliega la parroquia con el padre Mario Chinchilla y sus equipos, como tantos otros curas, monjas y laicos a lo largo y ancho del país. Y también se organizaron algunas familias para compartir ropa, juguetes y confites con los niños del sector.
En Tuñame y Cabimbú, hermosos páramos trujillanos, todo el mundo se animó, encabezados por el alcalde José Leocadio Carrillo, llamado el Dioco y agricultor como todos allí, pusieron manos a las obras de arreglar sus carreteras y caminos, al igual lo hicieron en Santiago, La Quebrada Grande, Jajó y La Mesa de Esnujaque. Ya se encargarán de los acueductos, sistemas de riego y avanzan en la organización de productores. Lo mismo se está haciendo en Pueblo Llano, Santo Domingo, Mucuchíes, Bailadores, La Grita y otras zonas de las zonas altas andinas.
Iniciativas parecidas se expanden por todo el país, la mayoría por aliento de la propia gente del lugar, otras gracias al activismo de la sociedad civil organizada con apoyo institucional de entidades locales, nacionales, de algunas embajadas y de organismos multilaterales. La Asociación Civil SINIERGIA agrupa muchas de estas organizaciones sociales donde militan personas que hacen de la solidaridad su razón de vida, y despliegan con gran profesionalismo su labor social. Cáritas y las pastorales de la iglesia católica se multiplican en todos los frentes para ayudar a paliar la crisis humanitaria compleja que azota a la mayoría de los venezolanos. Labor similar realizan otras organizaciones religiosas, clubes sociales, entidades sin fines de lucro y algunas empresas.
Son bienes colaterales que está dejando este desastre de la dictadura. Darse cuenta que debemos construir entre todos el país decente que queremos, sin esperar mucho de mandones sólo inspirados por la codicia. Otro país nace desde los escombros del socialismo del siglo XXI.
El espíritu de la Navidad es el aliento que nos da la natividad del Niño Jesús, que es portador del amor entre todos los seres de la creación, en particular los seres humanos. El solsticio de invierno para los que viven en el hemisferio norte, de verano para los del hemisferio sur, es una consecuencia de los movimientos del planeta Tierra, del Sol, de la galaxia y del universo, donde todo se mueve y fluye. Dejémonos impregnar por el fluir universal, todo movido por la energía cósmica que el propio Einstein calificaba como la gran carga energética del amor, que es capaz de vencer todo lo que se oponga.
Seguramente este espíritu amoroso durará mucho más allá de los tiempos pascuales, pues ya el nuevo país no rentista, ni centralista, ni autoritario, se empieza a asomar.