Cada una de las actividades, jornadas o movimientos que como seres humanos realizamos a diario van conducidas bajo un parámetro conducido, de profundo componente, que se llama: entusiasmo. Donde no solo se mide por el incentivo que se puedan recibir por alguna labor o reconocimiento por alguna actividad, va más allá, el entusiasmo termina convirtiéndose en la clave para dejar de anteponer la palabra No, el Ito, el Diminutivo, para no decaer, para no sentirse desfallecer ante las adversidades. Es el entusiasmo un valor que motoriza y hace que todo lo veas a gusto para encarar o efectuar una tarea determinada, hacer el día a día mucho más agradable y próspero.
Ese valor que llamamos entusiasmo es una condición que no se construye, no se fabrica, es un elemento de los humanos que florece desde el alma, desde el corazón, desde lo más profundo de cada ser, que sin darnos cuenta se convierte en una asociación o fusión de todo aquello que con satisfacción hacemos y nos llena la vida, de alegría.
Para la psicología, una persona entusiasta presenta significativas muestras de motivación y optimismo. Describe el entusiasmo como el motor del comportamiento humano, pues manifiesta exaltación o ánimo que se produce por algo que gusta o es admirado: “Viendo el entusiasmo como herramienta social, sería como la manera en la que las personas de alguna u otra forma se esfuerzan por lograr una interacción o las metas propuestas”.
El elemento intrínseco del entusiasmo actúa como alimento de acción individual en la persona, es decir, que es apéndice fundamental de las acciones individuales del hombre, es por eso que el entusiasmo es capaz de brindar los más altos niveles para mover personas entusiastas en favor siempre de aportar para otros, y que a través de acciones que van dirigidas al impulso de cambios en positivo para una sociedad o comunidad.
Su acción transformadora
El desempeño y disposición en el bien de una labor social-comunitaria como la que llevan adelante muy calladamente varias organizaciones civiles y voluntarias en la ciudad con actividades benéficas, son parte de esa buena vibra energética que transmite una persona entusiasta para desarrollar acciones para sus semejantes.
Como ejemplo de lo dicho, podemos mencionar lo que por años viene desarrollando la Asociación de Damas de María Auxiliadora en Valera, un grupo de mujeres que para ellas y sus familias no existe la posición cómoda de mirar hacia otro lado e ignorar la dolencia ajena. Participando libremente, visitando geriátricos, hospitales. También hacen de mano amiga para recolecta de enseres, ropa y comida para las familias más necesitadas de la urbe.
Igualmente, podemos enunciar las generosidades que mediante una labor ejemplar también efectúan las Damas Voluntarias del Hospital Pedro Emilio Carrillo, los Padrinos de Calle o las Parroquias Eclesiásticas que hacen vida activa en Valera y todo el estado Trujillo, las cuales se esmeran en atender a muchas personas entre ellos: adultos, ancianos y niños en situación de calle, quienes reciben alimentación, vestimenta y atención médica, iniciativas como estas son ejemplos innegables de un poderoso ambiente entusiasta en favor de nuestros semejantes.
La mística por trabajo bajo la tutela del entusiasmo lo podemos orientar en diferentes manifestaciones a través de su rendimiento y las respuestas que podamos dar sea cual sea la ocupación.
En este aparte, Roberth Ramírez, integrante de la Escuela de Valores y Liderazgo de la UVM, siempre ha tenido una visión muy clara sobre el tema, es una persona que toda su vida ha generado y transmitido mediante sus acciones de servicio para la comunidad, como orientador de alternativas viables y efectivas para un mejor vivir.
“El entusiasmo lo vivimos cada vez que logramos alcanzar algo en la vida. Cuando haces lo imposible por tener lo que nos proponemos, realizamos distintas acciones hasta lograrlo. El entusiasmo se vierte cuando nos trazamos metas en favor de ayudar a nuestros hermanos, en servir de manera óptima a tu sector, a tu barrio, a la comunidad y la ciudad. Hay una premisa que no falla, cuando hacemos las cosas con entusiasmo es sumamente difícil que algo te pueda salir mal, uno como ser humano le inyecta esa energía positiva que a su vez se le transmite a las personas que tienes a tu lado.”
EN LA
COTIDIANIDAD
DE NUESTROS DÍAS
Trasladando el entusiasmo a la cotidianidad del país o en nuestro caso Valera, hay que decir que si aquí lográramos hacer las cosas con entusiasmo profundo, seguramente el día a día fuera otro, sería óptimo, el entusiasmo es el elemento clave para hacer las cosas bien hechas, sintiéndote bien con lo que haces, realizas y te gusta.
En la medida que cada uno de los integrantes de una sociedad se enfrente a la vida enfundados en entusiasmo, repercutirá de forma positiva en el colectivo. Seamos entusiastas, descubramos qué es aquello que nos hace feliz. Una vez seamos conscientes de ello, podremos desarrollarnos en una sociedad más armoniosa y vivir una vida más satisfactoria.
FRASE
“EL ENTUSIASMO… EL PODER DE TODAS LAS GRANDES ACCIONES”
SAMUEL ESMILES
El entusiasmo
genuino de
MANDELA
Nelson Mandela fue un líder nato, genuino, un hombre que logró hacer del entusiasmo filosofía de vida. Destiló entusiasmo real, crudo. No importa la causa, la gente estaba infestada por su mensaje. Fue cautivador, inspirador y motivador.