A propuesta muy formal de la Caricom, Celac y del premier Ralph Gonzalvez (mediador), la participación del presidente Lula como invitado, observadores ONU y Skerrit por Dominica, a objeto de impulsar un diálogo personal y directo por mantener la paz y estabilidad regionales se han reunido voluntariamente, en un lugar casi no estratégico del Caribe Oriental ( EOCS, siglas en inglés), aunque con una paradoja geopolítica porque, incluso Guyana, forma parte de la Comunidad Británica de Naciones o Commonwealth of Nations (en Kingston, capital de San Vicente y Las Granadinas), equidistante de ambas naciones en conflicto por el diferendo territorial centenario, que se origina en 10/1899, a consecuencia, como sabemos del Laudo nulo e írrito de París), por causa de un ardid arbitral comprobado fehacientemente, y ahora aviva la tirantez surgida Georgetown/Caracas, tras los “resultados” algo confusos y con enmendaduras de un referéndum consultivo, que ordenara la AN y de “carácter vinculante”, según el presidente Maduro, llevado a cabo durante el domingo 3/12, cuya organización implicó un desembolso dispendioso e ignorado, aún, en promoción y logística, que conllevó el avivamiento de un tono elevado, de la parte venezolana, por el diferendo de referencia, situación que motivó un encuentro que no constituía recurso alguno para negociaciones, acerca de lo cual, aunque no es muy fácil conocer los intríngulis políticos que pudiesen estar velados en un encuentro de esa envergadura, puesto que ambos mandatarios son de igual orientación ideológica, tampoco resulta conveniente elucubrar sobre un tema tan álgido, sino atenernos al parte oficial a cargo del organismo respectivo, el Ministerio de Comunicación; así, tenemos como resultado del encuentro: Venezuela y Guyana estarían disputas a seguir con el diálogo a objeto de dirimir la disputa y/o controversia territorial, con entendimiento y respeto, mediante el Acuerdo de Ginebra del 17/2/1966, con lo cual quedaría descartada toda acción unilateral; sobre todo, de fuerza militar, nada deseable, y cualquier otra controversia, se resolvería conforme al derecho internacional. Pero, si existiese otro acuerdo velado, tiempo y espacio lo revelarán oportunamente.
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