Los valeranos manifiestan que la historia del Bolívar fuerte vuelve a repetirse con los llamados soberanos. El aumento de los productos y servicios, entre ellos alimentos y transporte, han obligado a los trujillanos a trasladarse más de dos veces por semana a los bancos para obtener efectivo.
Las colas en los cajeros automáticos y en las taquillas internas vuelven a ser largas. La mayoría usa el efectivo para pagar pasajes, viajar o para comprar en el mercado popular, donde las frutas y verduras están más baratas, que en los supermercados.
La cantidad de papel moneda no ha faltado en las distintas entidades, pero “no rinde lo suficiente” y los racionamientos por cada banco, varían conforme a las remesas.
Algunos tropiezos
Los inconvenientes se han presentado con los billetes de dos y cinco bolívares, que tienden a ser rechazados por los comerciantes informales, pese a no haber sido sacados de circulación y ser perfectamente válidos para realizar transacciones. MGD.