“El dulce de lechosa, el cabello de ángel o el rico arroz con leche, dejarán de ser los protagonistas en la mesa de la Semana Mayor. Para cumplir con dicha tradición se debe contar casi con un millón de bolívares para preparar al menos uno
María Fernanda Cabrera/ECS
Ese olor a panela y canela en la cocina de las abuelas, que va desde la entrada a lo más hondo de una cacerola. El más rico aroma desvanecido entre los labios al sentir sabor, sin haber probado un bocado. Un dulcito de lechosa, uno de piña con coco; esa tradición que caracteriza a la Semana Santa, sirviendo la mesa con postres de todo calibre. Aunque para algunas familias, la costumbre se reduce a un solo platillo; por los altos costos para este año, que en su gran parte estarán hechos con los llamados “sustitutos”.
La tradición
Trujillo, el pintoresco escondido entre las montañas de los Andes, representado por la Virgen de la Paz, consagrado en la cultura y tradición de su gente. Tierra santa y devota entre sus puebleríos que se arraiga a la fe en tiempos de Pascua, enalteciendo en el sabor de una buena conserva enseñada por los abuelos en días de augurio por nuestro Señor.
Los hogares trujillanos caracterizados por la diversidad y variedad de distintos dulces en Semana Santa, como símbolo de la unión entre sus gentilicios. Con la preparación del dulce de lechosa con las manos de las abuelas y de la ayuda de los niños, el sabroso arroz con leche, las delicadas de piña, el cabello de ángel, el popular majarete, los buñuelos de yuca, los dulces de higo y durazno; por nombrar algunos.
Tradición que para este año se hace difícil de cumplir. Aunque la fe siga intacta en cada rincón del estado andino, los altos costos de los ingredientes para las conservas hacen que la costumbre aprendida desde pequeño, no se pueda aplicar. Esto al tener que pagar casi un millón de bolívares para al menos hacer un “dulcito”.
Altos costos
En un recorrido realizado por el Diario de Los Andes en el mercado municipal de Trujillo y por el de las ciudad de Siete Colinas, se percató el alto precio que se debe pagar por los frutos e ingredientes necesarios para realizar los populares dulces que acompañan la mesa en los Días Santos.
El kilo de lechosa oscila entre los 35mil a 50mil bolívares, el de zapayo se encuentra entre los 20 mil bolívares, la piña por su parte está en 50mil bolívares, mientras que el durazno se encuentra en 100mil bolívares. En cuanto a los endulzantes y condimentos encontramos que la panela pequeña se ubica entre los 60mil y 70 mil bolívares por unidad; mientras que la de un kilogramo marca los 150mil bolívares, el azúcar se encuentra entre los 180mil a 200 mil bolívares. Sin embargo, la panela en algunos espacios cercanos a los mercados se vende entre 35mil, 45mil y 55mill, pero con efectivo.
Los condimentos utilizados para dar sabor y textura a las conservas como el clavo de olor, se encuentran en 20mil bolívares, la bolsita de cinco clavitos pequeños, la canela también en pequeñas cantidades oscila en los 20mil bolívares; mientras que el bicarbonato de sodio se establece en los 50mil bolívares la bolsita de 2 cucharadas.
Para Orlando Rodríguez, vendedor del mercado municipal de Trujillo, este es el peor año en ventas, ya que las personas no compran como antes, debido a que su sueldo no les alcanza. Además asegura que otro de los problemas es la falta de efectivo para hacer sus compras. En años anteriores vendían hasta en un 40% en la temporada, actualmente sólo en un 5%.
Rodríguez, también afirma que hay mucha escasez de frutos por la baja producción, por lo que muchas personas optarán por no hacer dulces o buscar sustitutos.
Otros vendedores, esperan que en los próximos días llegue mercancía para ofrecer a la clientela, debido a que actualmente hay muchos faltantes en los mercados. Asimismo se presume que de llegar, los precios sigan aumentando al acercarse a un más los días centrales de asueto.
El postre con el “sustituto”
Dicen que los cambios son para bien. Sin embargo, para un buen postre agregar un sustituto a la mezcla podría cambiar el sabor del mismo totalmente. Aunque las recetas se hayan seguido al pie de la letra por años para preparar un dulce, actualmente se tiene que optar en convertir la original con ingredientes sustitutos debido a la escasez en el mercado y a los altos precios entre frutos y condimentos.
Para preparar el tradicional dulce de lechosa principal en las mesas de los hogares trujillanos, las amas de casa y amantes de la gastronomía en tiempo de asueto, optan por sustituir algunos ingredientes como la panela y el azúcar con estevia y miel de abeja, al estar estos a precios por las nubes, los cuales muchos no pueden costear.
Asimismo, lo hacen para el cabello de ángel, para el de durazno y el de higo. En cuanto a los condimentos utilizados para dar sabor, sustituyen el clavo de olor y la canela con conchas o ralladuras de limón y naranja. Muchas otras personas, también tienen sus secretos de cocina, al preparar el anhelado arroz con leche o el arroz con coco con un poco de maizena en vez de leche en polvo o por la “leche de la caja Clap” que según algunos no da el sabor esperado.
En las culturas del trujillano siempre existe la solución a los problemas y para los dulces no hacen la diferencia, buscando la manera de contrarrestar los altos precios y la escasez de productos en Semana Santa. Aunque los sabores no sean los mismos, los sustitutos han dado paso a nuevas recetas con el fin de seguir la tradición.
El dulce de las abuelas
Una de las características del buen dulce trujillano, es que ha sido preparado con el amor y las manos de una abuelita de impetuoso religioso y tradición entre sus venas. Así manteniendo su devoción por Jesucristo en la semana en honor a su resurrección.
Virginia Godoy, es ya una abuelita de cuatro nietos, una mujer de lucha y sobre todo de tradición. Desde muy joven aprendió a consagrar su fe en las manos de Dios, además de cosechar costumbres que entre años ha venido enseñando; como esa de preparar unos cuantos dulces en casa para unir la familia y compartir con los vecinos y algunos amigos, en honor a la semana que recuerda la misericordia de Jesucristo.
“En Semana Santa acostumbraba a hacer grandes cantidades de dulces de todo tipo, para la familia y algunos veces para el que llegaba de visita. Desde el cabello de ángel, la conservas de piña y coco, lechosa con piña, zanahoria con piña, higo, durazno, toronja, natilla, gelatina, buñuelos de yuca, delicado de piña, torta de guanábana y torta la tradicional torta de plátano, sin embargo, en la actualidad es difícil hacer esas cantidades ya que no se encuentran todos los ingredientes y todo está muy caro” acotó Godoy.
Por generación
Esta tradición ha pasado de generación en generación manteniéndose entre los años con el invento de nuevas recetas, creando dulces sabrosos y continuando con las costumbres. Educando a los niños a mantener la fe en días santos preparando sus buenas conservas, como lo han enseñado los abuelitos a raspar la olla para hacer un “dulcito”.
¿Sabías cómo nace la tradición de dulces en la Semana Mayor?
La gastronomía juega un papel importante en los hogares durante la víspera de Pascua, gracias a los antiguos acontecimientos donde las personas realizaban arduo trabajo en el campo en ayuno y abstinencia durante una jornada de 12 horas, causando el desvanecimiento entre los trabajadores. A raíz de allí, descubrieron que con el consumo de azúcar y calorías obtenían fuerzas para realizar sus tareas. De esa forma, nace la idea de crear dulces para la Semana Santa al mantener el ayuno, con el consumo de proteínas en el huevo, leches que sustituyen las de la carne. Por ello la mayoría de dulces que se consumen en la Semana Mayor tienen leche, azúcar y huevo como principales ingredientes.
Los sustitutos en la cocina:
Azúcar = Panela, miel, estevia, caña
Leche: Maicena , leche del Clap, leche líquida
Huevos: Yogur, puré de plátano, linaza molida
Canela: ralladura de limón o naranja
Levadura: bicarbonato de sodio
Las voces de las amas de casa: