Caracas, 28 jun (EFE).- Con maquillaje, vestuarios luminosos, pelucas y tacones, una ‘drag queen’ en Venezuela realiza en el escenario no solo una presentación artística, sino también una protesta, según personas vinculadas con este movimiento, que insiste en seguir desarrollándose a pesar de los prejuicios arraigados en la sociedad del país caribeño.
«El hecho de existir, de salir y de (hacer) esto que estoy haciendo, ya es algo político, ya es algo disruptivo, ya es algo que le está diciendo a la norma que yo estoy en contra», dijo a EFE Aisak Ovalles, de 31 años, quien hace ‘drag’ desde 2020, cuando encontró en este arte un «espacio como creador, como artista y también como activista».
A medida que se maquilla, su rostro desaparece debajo de otro, el de The Queer Queen, su personaje ‘drag’, con el que no solo combina su pasión por el canto, la actuación y el baile, sino que también ejerce el activismo y dice, entre otros mensajes, que el maquillaje, las pelucas y los tacones no corresponden exclusivamente a un género.
La cultura ‘drag’ -señaló- «siempre ha existido» en Venezuela, donde ha sido «marginado por el sistema patriarcal y machista» y «los prejuicios», pero gracias a la lucha por su reconocimiento, principalmente por parte del colectivo LGTBI, hoy ese movimiento «está tomando un poquito más de visibilidad», lo que no significa que la batalla esté ganada.
Además, también está pendiente lograr que sea valorado desde el punto de vista económico, ya que es «mal pagado», según dijo Ovalles, quien, por eso, ve este trabajo como «un complemento» de otros ingresos.
‘Dragtivismo’
Para la ‘drag queen’ Crystal Claire, «es muy necesario» exponer la «realidad complicada» que se vive en el país, donde el año pasado hubo 461 casos de violencia hacia personas LGTBI, en «un contexto de impunidad y homofobia de Estado», de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencias LGTBIQ+.
A juicio de la artista, de 28 años, Venezuela «tiene muchos prejuicios que tiene que ir desmintiendo y derrumbando poco a poco» para superar la «mentalidad retrógrada» y poder «vivir y convivir en una sociedad donde no seas visto de manera fea solamente porque te ves distinto a los demás».
La sociedad venezolana, explicó a EFE, «es muy normada, y todavía» persiste ese pensamiento de que «el hombre hace esto, la mujer hace esto y no hay más nada, no hay más opciones», por lo que «todo lo que se empiece a salir de ese encuadre, termina siendo objeto de rechazo, (…) algo por lo cual te pueden llegar a atacar».
«Cuando tú te montas (en el escenario), tú tienes una voz, (…) tienes la posibilidad de dar un mensaje (…) puedes ser un agente de cambio en tu comunidad haciendo esto, te puedes convertir en la voz de las personas que no necesariamente tienen cómo ser escuchadas», señaló la artista, para quien el ‘drag’ hay que «entenderlo también como política».
Pero, pese a todo, no va a cambiar lo que es ni lo que hace, según dijo la propia Crystal Claire, quien, sobre el escenario, juega con la fantasía de ser una artista pop, como su mayor referente, la estadounidense Lady Gaga, quien le «cambió la vida» al mostrar, desde el punto de vista artístico, «todo un mundo de posibilidades».
Prejuicios maquillados
El productor Yorvin Mijares dijo a EFE que se ha encontrado en el camino empresas que aceptan ofrecer su apoyo pero piden no ser mencionadas, o que rechazan las propuestas al ver que se trata de un evento LGTBI.
«Nos (lo) maquillan de miles maneras, pero ya uno conoce el lenguaje del rechazo», dijo Mijares, quien no se desanima y, por el contrario, insiste en seguir la lucha y «conquistar terreno», es decir, organizar eventos ‘queer’ en locales «heteros».
Al ver que eran «muchos más los artistas que querían irse por ese movimiento o que se les veía potencial», se propuso lanzar la competencia nacional ‘Gala Drag Queen Venezuela’, cuya sexta edición se celebra este viernes, 28 de junio, a propósito del Día Internacional del Orgullo LGTBI.
El objetivo, agregó, es «visibilizar» el ‘drag’, y espera que, en el futuro, crezca el apoyo a estos eventos.
Carlos Seijas Meneses