Hoy Gabriel García Márquez cumpliría 91 años, motivo más que suficiente para que Google haya decidido homenajear al Premio Nobel de Literatura con su doodle. Obra del ilustrador británico Matthew Cruichshank, director de arte de los doodles de Google, la ilustración es el lugar a donde nos llevó el escritor.
«Tuve que regresar al libro y leerlo de nuevo. En esta segunda vez descubrí muchas capas en la narración. Reafirmé que es un texto muy rico, colorido y profundo», ha explicado el creador del doodle.
Un doodle que evoca los paisajes oníricos de Macondo, el pueblo ficticio de ‘Cien años de soledad’, de ‘Los funerales de la Mamá Grande’, de ‘La hojarasca’ o de‘Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo’.
Se trata de la silueta de Gabo de la que fluyen detalles de Cien años de soledad y de su Macondo. «Es como si la imagen saliera directamente de su mente. Este doodle es más sobre su creación que sobre él mismo. Como creo que a Gabo le hubiera gustado».
¿Pero de dónde nace Macondo? ¿Qué le inspiró al escritor fallecido hace tres años? Dasso Saldívar, autor de Gabriel García Márquez: El viaje a la semilla, la biografía, apuntó en su momento que Macondo era el nombre de la hacienda Nuestra Señora del Espíritu Santo de Aracataca (lugar de nacimiento de García Márquez). Sin embargo, Macondo significa simple y llanamente plátano en la lengua bantú.
Macondo, el lugar de los sueños del escritor está a orillas de un río… «Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos», (‘Cien años de soledad’). Ciénagas y pantanos «de una eterna nata vegetal»; un terreno dócil, pero de selva tupida, el sueño de Gabriel, el homenaje de Google.
Allí está la casa de los Buendía, el laboratorio de alquimia, el cementerio, el cuartel… Macondo fue para Gabriel García Márquez su Aracataca, su Colombia, su Caribe. Formaba parte de él y el escritor de Macondo. «Melquíades terminó de plasmar en sus placas todo lo que era plasmable en Macondo, y abandonó el laboratorio de daguerrotipia a los delirios de José Arcadio Buendía, quien había resuelto utilizarlo para obtener la prueba científica de la existencia de Dios».
Macondo fue el centro del universo mágico del escritor colombiano, desde ‘La hojarasca’, donde nombra por primera vez a Macondo hasta el final. Hoy el escritor cumpliría 91 años y seguro que lo celebraría en su Macondo.