Berlín, 24 jul (EFE).- El Bayern se encuentra actualmente en un dilema entre la necesidad de mantener la estabilidad financiera, con una escala salarial clara, y el reto de negociar las renovaciones de jugadores importantes con Leon Goretzka o Kingsley Coman.
El caso de Goretzka, cuyo contrato vence en 2022, podría marcharse libre en el próximo verano si el club no llega a un acuerdo con él. El de Coman, sin embargo, parece más difícil pese a que tiene contrato hasta 2023 ya que tiene como agente a Pini Zahavi, cuyas relaciones con el Bayern son desastrosas.
En todo caso, los dos jugadores quieren ascender en la jerarquía salarial del Bayern que se ha visto un tanto trastocada desde la llegada de Leroy Sané. Otra renovación pendiente es la Joshua Kimmich pero esta parece menos complicada.
En la estructura salarial del Bayern la cúspide de la pirámide la forman los tres capitanes Manuel Neuer, Thomas Müller y Robert Lewandowski. Se estima que los dos primeros ganan en torno a los 20 millones de euros brutos al año. El goledor polaco está por encima de ellos.
La diferencia entre las tres figuras de identificación del club y el resto de la plantilla es explicable pero se dice que Sané entró en esa categoría al llegar al club, lo que difícilmente se justifica con el peso que tiene en la plantilla.
Goretzka está dos escalones por debajo de la cúspide, debido a que llegó libre y recibió una importante prima de fichaje, y ha circulado que el Bayern le ha ofrecido 12 millones brutos para la renovación.
La misma oferta está en la mesa para Coman que, a través de Pini Zahavi, pide 12 millones netos, lo que sería el doble. «Si un jugador pide el doble de lo que le ofreces no puedes seguir negociando y tienes que decirle que traiga ofertas», dijo en una tertulia del diario «Bild» el exjugador del Bayern Didi Hamann.
La posición de Hamann es similar a la que ha mantenido el Bayern durante mucho tiempo y que ha sido varias resumida por el expresidente Uli Hoeness, que sigue teniendo gran ascendencia sobre el club.
«Hay un momento en que se hace una última oferta y el jugador tiene que decidir si la acepta o no. Si no la acepta hay que aceptar su marcha aunque puede doler deportivamente», ha dicho varias veces Hoeness.
Ese fue el caso del austriaco David Alaba y de Toni Kroos, que terminaron en el Real Madrid, el primero con la carta de libertad.
Con Alaba en las negociaciones se llegó a un límite que ahora se ha convertido en un boomerang. El entonces presidente del consejo directivo dijo que nadie entendía que un jugador que ganaba 15 millones no se diera por satisfecho con una oferta de 19,5.
Eso se entendió como que Alaba había tenido una oferta del Bayern cercana a los 20 millones -Zahavi conoce lo que fue la oferta pues también es el representante del austríaco- lo que ha sido aprovechado por los agentes para exigir cantidades similares.
«No se puede pretender que a cada defensa y a cada centrocampista se le pague lo mismo que a un jugador que marca 40 goles al año», dijo Hamann, en clara referencia a Lewandowski.
«Eso puede llevar a perder la estabilidad financiera y a que en un par de años el Bayern no puede pagar los sueldos», agregó.
Sin embargo, también es cierto que el Bayern no puede permitir un desmantelamiento radical de la plantilla en momentos en que resulta difícil hacer grandes fichajes y que podría generar intranquilidad en jugadores como el propio Lewandowski por temor de que el equipo perdiera competitividad.
Lewandowski, que cumple en agosto 33 años, tiene contrato con el Bayern hasta junio de 2023. Su última renovación fue negociada por Zahavi -a quien Hoeness llamó públicamente «piraña codiciosa»- que ahora ha vuelto a hacer circular el nombre del polaco entre otros clubes europeos como una posible alternativa.
Hay quienes creen que lo que está haciendo Zahavi es preparar el terreno para una posibles negociaciones de renovación. En el caso de Coman algunas publicaciones han asegurado que el agente ha amenazado con esperar al final del contrato para que se vaya libre.