Por: Luis A. Villarreal P.
Cuando la Oposición venezolana sintió que estaba aterrizando, vista la cruda realidad que acompañó a la Asamblea Nacional del 2015, simplemente —al unísono de un ‘solos no podemos’— empezó a percatarse del inhóspito y reducido espacio que tendría que ocupar, los crueles caminos que debía recorrer, si de verdad el propósito de rescatar la democracia venezolana debía continuar en la determinación de todos para recuperar el Estado de derecho, el bienestar del conglomerado nacional, y, sobre todo, sembrar en la mente de los ‘compatriotas’ la importancia de salvar nuestra Venezuela.
Ese angosto espacio desde donde se tendría que maniobrar, con la ayuda y preponderancia internacional, ha sido el reducto de un ‘lo tomas o lo dejas’ con las dos únicas opciones a la vista: Diálogo y Elecciones Libres.
Como soñar no cuesta nada, y menos frente al desconocimiento o subestimación del adversario y de quienes lo sustentan, algunos han optado por creer en opciones utópicas —aunque ideales que han de concretarse a corto plazo— planteando lo que está más allá del puente que no hemos podido transitar perentoriamente, pero que, estando en ello, se logrará cruzar. Y eso es irreversible.
A la oposición partidista le dio por rasgarse las vestiduras, y en esas necedades tan cazurras andan algunos grupúsculos, influyentes o no, dentro de los partidos. A líderes, gremios y otras instituciones se les ha oído hablar sobre tareas constituyentes para volver a refundar la República.
Querámoslo o no, las cartas están echadas: realizar las Primarias. Aunque lamentablemente tienen desertores, jugando en posición adelantada, para complacencia del régimen. Finiquitar el Diálogo para saber si desde el mismo provendrá la forma y el alcance de las Elecciones Libres, las mismas que redimirán la democracia venezolana en serios apuros, bajo los preceptos de paz y civilidad. Si no, tocaría repetir el proceso [aunque sacrificado y riesgoso] de volver a la protesta en las calles, sin más garantía que la que dicten las circunstancias.
En medio del camino, tenemos que por fin la Plataforma Unitaria Democrática ha nombrado, por unanimidad de sus miembros, la Comisión Nacional de Primarias, integrada —según el propósito anunciado de seleccionar a las personas más adecuadas— principalmente por profesionales confiables y proporcionados, que han de responder al compromiso de su rol en función de la Unidad y la finalidad de la misma. Nos corresponde aceptarlas si eso ha sido así. Pero, hay que estar pendientes de que sus posturas y ejecutorias reivindiquen el proceso encaminado.
La Comisión Nacional de Primarias, según se ha informado, procederá según aprobación de cuatro de sus miembros titulares; y está integrada por cinco principales [en negrillas] con sus respectivos suplentes:
María Carolina Uzcátegui, Mildred Camero; Jesús María Casal, Rafael Arraiz Lucca; Corina Yoris, Guillermo Tell Aveledo; Carmen Martínez de Grijalva, Víctor Márquez; e Ismael Pérez Vigil, Roberto Abdul.
En relación al Diálogo, el oficialismo no está dispuesto a proseguir las negociaciones en México. Siempre ha puesto condiciones que no se deben satisfacer [ni con Biden ¿?]. En mayo, expresó su negativa a que Noruega continuara facilitando el proceso. A partir de allí, ambos bandos negociadores han sido llamados a unos ‘retiros’ —que no espirituales— denominados foros de paz:
La cancillería noruega, haciendo caso omiso del rechazo del gobierno venezolano, informó que estarían —como en efecto— en el foro los días 21 y 22 de junio en Oslo. La semana pasada: Jorge Rodríguez, Gerardo Blyde, Michèle Ramis [Directora de las Américas y el Caribe de la diplomacia francesa] y Eleonore Caroit [diputada por la 2ª circunscripción de franceses residentes fuera de Francia], junto al embajador de Francia en Venezuela, Romain Nadal, realizaron un segundo intento por un compromiso de paz.
El objetivo de la reunión ampliada, según el Elíseo, de la canciller de Noruega Anniken Huitfeldt, Alberto Fernández, Gustavo Petro y Emmanuel Macron [mandatarios de Argentina, Colombia y Francia], Gerardo Blyde y Jorge Rodríguez, fue el de ‘apoyar el diálogo para intentar desbloquear el actual callejón sin salida y lograr la celebración de elecciones justas y transparentes en Venezuela’. También asistieron los cancilleres respectivos de Argentina, Francia y Noruega: Santiago Cafiero, Catherine Colonna y Anniken Huitfeldt.
El Diálogo roto a mediados de octubre 2021, discurre tras celosías en un forcejeo inevitable: querer retomar el diálogo por parte de la oposición, a cambio del alivio de sanciones —según esté de acuerdo EEUU—, y de querer quitarse las sanciones sin comprometer la permanencia en el poder por parte del régimen, sin conceder gran cosa.
En intento de mediación andan los presidentes suramericanos mencionados y Andrés López Obrador de México; todos concertados tratando, a juicio de muchos, de salvar de las circunstancias de ‘responsabilidad’ al oficialismo venezolano:
López Obrador, cual Pilatos, parcamente a favor del diálogo ‘entre venezolanos’. Fernández, ‘desea’ que no se repita el caso de Cuba, pero con el supuesto bloqueo de sanciones a Miraflores. Petro, en un malabarismo sin límites, por el que creen que se ha ganado el recelo del régimen venezolano y la admiración de quienes lo adversan con fundamento, ha propuesto, además, el retorno del desafecto al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, pero cincelado con la adopción de una ‘amnistía general’, lo que luce incongruente.
.