El Coronel Américo Burelli, cabalga la aventura perdida | Por: Oswaldo Manrique R.

 

En la historia de La Puerta, Trujillo, en Venezuela, suenan singulares nombres y apellidos que gozan de alguna valoración historiográfica castiza y transculturizadora, de diversa índole, pero hay otros que -aun deliberadamente ocultos-, significan arrojo, patriotismo, valentía, son visionarios que han marcado páginas de gloria, particularmente del tiempo republicano dictatorial de caudillos, uno de ellos, el de Américo Burelli.

La idea de este pequeño y sencillo artículo, incluyendo algunos pocos extractos de nuestro ensayo El Coronel Burelli, cabalga la aventura perdida, es compartir algunos rasgos de este ilustre y silenciado personaje que aportó al enaltecimiento de nuestro gentilicio local, regional y nacional, que puede considerarse un auténtico y valioso personaje postergado, deliberadamente oculto por la historiografía y sin lugar a dudas, de bastante interés para los investigadores de nuestra historia patria contemporánea.

Nació en 1870, en Monte Carmelo. Desde niño, fue un ser empoderado, gozaba además de belleza física, del don del liderazgo natural, muy familiero, su trabajo y economía iba en función de esa institución parental y de su comunidad: La Puerta. Productor agrícola, hacendado, comerciante, molinero, militar de los de a verdad, con charreteras obtenidas en el campo de batalla.

Desde muy joven, se incorpora a las filas de los destacamentos y montoneras del general Juan Bautista Araujo, y luego, se sumará a las filas del Dr. Leopoldo Baptista, prestigioso caudillo trujillano, de la legendaria División Trujillo, participando bajo su jefatura en diversas campañas y batallas campales, enfrentando a la revolución libertadora, y otras, producidas por diferencias entre los mismos caudillos políticos regionales.

Después del triunfo del general Cipriano Castro, los líderes trujillanos “ponchos” y “lagartijos”, se sumaron a su gobierno, y cambian el escenario de sus luchas, y los principales se van a Caracas, a dar apoyo y colaborar en su convulsionada gestión de gobierno, entre ellos se va Américo Burelli, se muda a la capital del país, sin dejar de ser oficial de primera línea del ejército y persona de confianza del general Leopoldo Baptista, quien le da responsabilidad en varias plazas de armas. Cuando sobreviene el ascenso palaciego de Juan Vicente Gómez y este asume la Presidencia de la República, Baptista, creía que se abría la oportunidad para asumir en una jugada de mano o palaciega, el poder político. Pero no fue así, el general Gómez lo desplaza a posiciones de poca monta y se genera una ruptura entre ambos.

 

Difícil contingencia

 

Al joven coronel Burelli, se le presenta una difícil contingencia, por lo que se ve obligado a tomar una decisión que le traería fuertes y desgarradoras consecuencias; se rebela y se alza contra la dictadura, en defensa de los intereses de la Patria, en lo que se llamó la Guerra de los 15 días, batiéndose contra las fuerzas del gobierno en la denominada toma de Timotes, asiento del gobierno para aquella época. Huyó por casi dos años, capturado, y enviado a la cárcel del Castillo de San Carlos del Zulia, luego, al Castillo de Puerto Cabello, purgando 16 años de prisión.

Muerto Gómez, se reincorpora a la vida pública y a recuperar sus bienes, en poder de familiares, que le fueron burlados y sujetos a conflictos judiciales, también demanda indemnización a la república, por los daños que le causó la dictadura, al someterlo a prisión.

 

Vida ejemplar

 

La vida del coronel José Américo Burelli García, es sin duda, ejemplar, por su marcado nacionalismo democrático, por su sacrificio y querencia a la Patria, y por su alto idealismo de genuina extracción bolivariana que siempre guió sus acciones y sus luchas. El estado Trujillo y particularmente la población de La Puerta, tienen en él uno de sus más claros valores.

En el análisis de nuestro personaje, su tiempo, su desestructuración y el advenimiento de un modelo político centralista, del gendarme necesario, la dialéctica particular trujillana, su provincialismo histórico, las ideas nacionalistas de sus líderes, nos induce a promover mucho más, el estudio e investigación de este periodo tan interesante de nuestra historia. Quizás rompa con esa manera de privilegiar la historia desde el Trujillo capital, anteponiendo la certeza de que lo cierto es, que el impulso de los procesos y coyunturas se dieron en los sitios de interés económico, como el valle del Bomboy, o los predios y montañas de Boconó y en los predios de la zona baja territorial, entre otros, donde estaban avecindados los distintos y más importantes personajes históricos. Eso permitirá revisar estas premisas y formular una propuesta teórico-metodológica que rescate la presencia histórica de localidades trujillanas, dando paso al rescate de nuestra historia autóctona. Esa es nuestra propuesta en el caso de este caudillo local, referenciado a un interesante y particular lugar y tiempo histórico. El Coronel trujillano, falleció en Caracas, en 1939, culminando así de cabalgar su aventura perdida.

¿Por qué no se ha escrito de la apasionante vida del coronel Burelli? ¿Cuál fue la razón que privó para mantenerlo invisibilizado, hasta por su propia familia, si es el personaje de mayor relevancia histórica? ¿Quién se propuso sacarlo de la escena protagónica de una de las etapas más interesantes de nuestra historia local y nacional? ¿A quién interesaba mantener a este protagonista en la oscuridad o borrarlo de la historia? Son algunas de las interrogantes que aspiramos se puedan ir despejando con nuestro ensayo, en revisión.

 

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