Bogotá, 13 ago (EFE).- El Congreso de Colombia despidió este miércoles con todos los honores al asesinado senador y precandidato presidencial opositor Miguel Uribe Turbay con un acto en el que se pidió que haya justicia y el fin de los discursos de odio en la política, antes de su traslado a la Catedral Primada para sus exequias.
El presidente del Senado, Lidio García Turbay, del Partido Liberal, dijo que Uribe Turbay, de 39 años, «fue una luz en días oscuros» y por eso «duele en el alma que en Colombia esas luces como Miguel se apaguen en plena primavera».
Por eso, agregó, que la justicia en este caso es «una decisión inaplazable del Estado» y «un deber de todos» esclarecer el asesinato del político del partido opositor de derecha Centro Democrático, que había conseguido su primer mandato como senador en las elecciones de 2022.
«Sus ideas trazaban las rutas de una Colombia sin odios ni mezquindades, una patria reconciliada con instituciones firmes, con derechos esenciales garantizados y con oportunidades para todos. No hablaba solo de un sueño personal, encarnaba un sueño colectivo, el anhelo profundo de un país que quiere sanar», agregó.
García pidió moderar el lenguaje político, caracterizado por una polarización exacerbada al aproximarse el año electoral de 2026, y reclamó el fin de la violencia, «no más divisiones en los corazones».
«Tenemos que actuar, tenemos que bajar el tono de las palabras incendiarias, desterrar la agresión del debate, cerrar las grietas que nos dividen», expresó.

Retos para el país
Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, Julián López Tenorio, del Partido de la U, recordó que «Colombia ha convivido demasiado tiempo con la violencia, una herida que lejos de cerrarse se reabre con cada acto de barbarie, dejando tras de sí familias destrozadas, comunidades atemorizadas».
Según López, el país está ante un «triple reto» de «defender la democracia de toda amenaza violenta, venga de donde venga, sin selectividad ni cálculos políticos» así como de «recuperar la confianza en las instituciones con transparencia y eficiencia» e «impulsar un crecimiento con justicia social, que reconozca que la libertad económica no es contraria a la equidad».
«Si algo nos deja claro este momento es que la política sin garantías es un campo minado y un país que pierde a sus líderes por la violencia pierde poco a poco la esperanza en sí mismo», afirmó.
El presidente de la Cámara dedicó unas palabras a Alejandro, el hijo de solo 5 años de Uribe Turbay, a quien, en nombre de todas las madres y padres de este país, le dijo: «Te hablo con el corazón en la mano, te pedimos perdón porque nuestra sociedad una vez más no pudo proteger la vida de tu familia».
«Hoy nuestro compromiso debe ser construir un país donde ningún hijo crezca con miedo, donde ninguna familia tema perder a su ser querido por causa de la violencia», agregó.
El acto en el Salón Elíptico del Capitolio, donde el féretro de Uribe Turbay estuvo en cámara ardiente desde el lunes, día de su fallecimiento, comenzó con un minuto de silencio y una marcha fúnebre.
El político opositor falleció el 11 de agosto en Bogotá, 64 días después de ser gravemente herido en un atentado con dos disparos en la cabeza y uno más en la pierna izquierda.
A la despedida en el Capitolio asistieron hoy representantes de la clase política y empresarial del país pero ningún miembro del Gobierno del presidente Gustavo Petro, de quien Uribe Turbay fue un férreo opositor.
También acudieron el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, y el embajador de ese país en Colombia, John T. McNamara.
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