El cobro de vacuna tiene víctimas mortales

Bandas organizadas, como las de «El Cagón» y «Los Cáscaras», están detrás del asesinato de Juan Carlos Andrade Valera (48) y su hijo de 14 años. Crimen ocurrido el pasado 4 de abril en el municipio Sucre. Como ellos, son incontables las personas que han muerto a raíz de la extorsión en estas localidades agrícolas y ganaderas de Trujillo

 

El cobro de vacuna no es un delito exento de sangre. Foto: Archivo

La extorsión, a modo de enriquecimiento ilícito, es cada vez más común en las localidades de la Zona Baja del estado Trujillo. Esto al punto de ser visto como una práctica normal. En consecuencia, sus víctimas terminan por aceptarla con resignación e indignación. Los afectados piensan que denunciar este flagelo es pérdida de tiempo y, sin querer, fortalecen a las bandas de delincuentes, que utilizan el dinero obtenido para proveerse de armas. Artefactos usados posteriormente por los irregulares para cometer otros delitos: robo, sicariato, tráfico de drogas y violaciones.

En los úlitmos meses, el número de crímenes vinculados al cobro de vacuna ha venido en crecimiento. Comerciantes, agricultores, ganaderos o simples trabajadores, han perecido por la acción de estos grupos hamponiles. Entre estos casos podemos mencionar el de Juan Carlos Andrade Valera (48) y su hijo de 14 años ocurrido el pasado 4 de abril. Ellos -de acuerdo a la información extraoficial- fueron asesinados porque el padre se negó a pagar la extorsión mensual. Además, días antes le habían robado su vehículo y, pese a haber pagado un rescate, el bien nunca apareció. Quizás estaba cansado de la acción criminal de estos bandoleros y la poca ayuda recibida por los cuerpos de seguridad. Por otro lado, las autoridades investigan si estas muertes ocurridas en el Kilómetro 23, de Sucre, están vinculadas al homicidio de Nelson Enrique Bermúdez Maldonado, de 46 años, quien era comerciante, policía jubilado y presuntamente pariente de Andrade.

No obstante, son más las personas que guardan silencio y se someten a los designios de estos hampones. Temen por sus vidas, las de sus familiares y la prosperidad de sus negocios. Por eso deciden no denunciar y esperar la acción espontánea de los cuerpos policiales, en cuyos hombros reposa la responsabilidad de hacer justicia y evitar otras muertes. Pocos son los que se atreven a levantar la voz para decir que, poco a poco, se han convertido en habitantes de una tierra sin ley.

 

Los malos identificados

De acuerdo a las pesquisas del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) los grupos que ejecutan extorsiones y robos de vehículos son los fieles a «El Cagón» y «Los Cáscaras». Ambas bandas están conformadas por más de 20 hombres, entre 16 y 30 años de edad, quienes operan en los municipios Andrés Bello, Bolívar, La Ceiba, Miranda y Sucre; incluso han incursionado en el municipio Baralt del estado Zulia. Se caracterizan por la crueldad en sus acciones: disparos múltiples, decapitaciones, entre otros tratos crueles. En entregas anteriores del Diario de Los Andes, se dio a conocer la identidad del líder de una de estas bandas. Se trata de Darwin Antonio Rivas Garcías (22), alias «El Cagón», quien tiene siete solicitudes judiciales por robo de vehículo, homicidio y secuestro. Órdenes emitidas por tribunales de Trujillo y el Zulia. Sin duda, uno de los más búscados por las autoridades.

 


Denuncia y justicia

Por otro lado, las autoridades hacen un llamado a las víctimas a romper el silencio. En el combate de este tipo de delitos, prima la corresponsabilidad. Si permanecen callados, los cuerpos de seguridad poco pueden hacer. Existen organismos avocados en la lucha contra a estas bandas. Uno de ellos es la Guardia Nacional Bolivariana, con su equipo del Conas.

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