El CNE una vez más en entredicho, y es conminado a dura prueba el 9 de enero en Barinas | Por: Luis A. Villarreal P.

 

Distanciándonos ya del 21N, con mucho interés esperamos el  desenlace que se producirá en la repetición de elecciones para el cargo de gobernador(a) el próximo 9 de enero en el estado Barinas —tierra llanera, caminos de palma y sol—, cuyos arreboles le han oscurecido a través de un proyecto contraproducente, que terminó descarrilando el potencial productivo de su gentilicio, que además ha tenido que soportar la persistente desidia de sus gobernantes ‘revolucionarios’.

Aunque las modificaciones se podrán realizar del 18 al 30/12,  sobran postulados.  El pugilato será entre PSUV y la  MUD —Jorge Arreaza vs. Sergio Garrido— los demás se presentarán para incidir por uno u otro bando;  sin importar omisiones y parcialidad del CNE o el filtro del TSJ.

Los rectores electorales con identidad oficialista serán «garantes» de un ‘mejor’ resultado en este segundo intento de votaciones que no debió ‘ordenarse’ repetir, porque hay un ganador reconocido hasta por el perdedor que declinó de sus aspiraciones; antes que nada su misión sería evitar la profanación de ‘La Meca’ del  movimiento gobernante y que la misma caiga en otras manos.

La repetición eleccionaria en el citado estado llanero, más que deslinde electoral es un desafío a duelo para intentar castigar la afrenta de la Oposición que tuvo la ‘osadía’ de haber ganado en un territorio que le es ‘prohibido’

Pero, volviendo al 21N, hay que comentar expresiones de algunos que acudieron a la cita —no por engaño, sino bajo muy lamentables condiciones y antecedentes—  y ahora con ojo afuera invocan a Santa Lucía o arguyen esto y lo otro;  también opiniones de quienes aun perdiendo de todas maneras creen haber ganado:

Henri Falcón recurre ante el TSJ para impugnar las elecciones en Lara. El excandidato a gobernador de dicha entidad señala que es necesario ‘repetir’ las votaciones excluyendo la candidatura de Luis Florido por estar también inhabilitado.  Considerando lo ocurrido en Barinas, dijo: «En cualquiera de los supuestos, y partiendo del principio de confianza legítima o expectativa plausible, son esos mismos vicios los que hoy se alegan en el caso de la elección del gobernador de la entidad larense, para que la misma sea declarada nula y se proceda a realizar una nueva elección».

Es risible observar cómo algunos, nacionales y extranjeros pro régimen, todavía dicen que en asuntos electorales «en Venezuela se ha mejorado mucho»; y se preocupan cuando leen la crítica que con razón se debe hacer al organismo comicial —por seguir siendo inseguro y parcializado aunque con el mayor disimulo rectoral—, expresando puerilmente:  «no hay que promover la abstención atacando al CNE».  ¿?

El Centro Carter en su informe sobre la Venezuela del 21N, en síntesis expresó: “No se cumplieron los estándares básicos para elecciones democráticas”.

La misión de la UE, aunque despotricada por la vocería oficialista, y sin unirse al conformismo de Borrell, honrará su compromiso como observadora del 21N presentando su informe que ha de reivindicar la verdad sobre el CNE y las circunstancias acaecidas en dicho proceso electoral.

Julio Borges pedirá a la Asamblea Nacional (2015) la desintegración del gobierno interino venezolano, y expresó: “Necesitamos una nueva estructura”. Además de que renunció a su investidura de ‘canciller’ interino.  Tal determinación  creo que contribuye al propósito de encontrar el camino hacia Venezuela hace tiempo evadido por el G4 y más allá.  En este intento —para algunos inoportuno por el deslinde pendiente en Barinas, y porque podría fracturar sin remedio la Unidad requerida—, por legitimar el liderazgo opositor, se aproximan cruciales decisiones, lo que implica ir a una elección para conformar esa «nueva estructura» opositora, en la que tendrían que participar todos los partidos.

John Bolton, ex asesor de Seguridad Nacional de UEA, supuso que la situación de la fuerza opositora venezolana, agrupada detrás del gobierno interino, podría estar viviendo el comienzo de su ruptura. Lo que podría ser consecuencia de la política exterior de la Casa Blanca que, según se ve, no ha tenido una posición más definida.

Sus declaraciones, devienen de entrevista que ofreciera a la Voz de América, precisamente al tiempo que se supo de la renuncia de Borges, canciller de Juan Guaidó, y porque Biden considera a éste Presidente Encargado de Venezuela.

Sobre el diálogo que quedó en suspenso, sólo se han observado añoranzas —como las de Rodríguez Zapatero— de quienes aún creen que podría contener una ‘sorpresa’ que no sea de la caja de Pandora; y los rezongos de Gerardo Blyde cuando Jorge  su contendor oficialista osa sugerirle qué hacer en la bancada opositora negociante.

La ruta de la oposición partidista es accidentada, con huecos y ‘tentadores atajos’ como el revocatorio sin fundamento legal ni asidero político opositor.  Pero los abruptos y ásperos caminos apuntan hacia la  reestructuración opositora a través de su propia legitimación, para poder hablar de transición y elecciones presidenciales libres y seguras.

 

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