Recientemente. el reconocido articulista Carlos Blanco en el periódico El Nacional comenta como el “recorrido de Maduro” por las instalaciones de la UCV constituye un “asalto” a la institución y censura la actitud hipócrita del régimen que ha promovido con alevosía el acentuado deterioro de la misma y hoy quiere aparecer como su máximo benefactor. Parece que asistimos al nuevo capítulo de la guerra hibrida entre las dos concepciones del mundo enfrentadas por el control del país: la UCV continua representando la pluralidad del pensamiento democrático y la búsqueda del conocimiento libre universal, mientras Maduro queda representando la cabeza visible de un modelo demeritado ideológicamente de pensamiento único dictatorial.
En la actualidad Maduro niega lo que originalmente la izquierda representó cuando éste ideario encontró en la UCV el marco idóneo de referencia de su actuación desde donde logró su mayor grado de reconocimiento en la historia contemporánea de Venezuela. Partiendo de 1928 cuando un grupo preclaro de estudiantes de la institución lanza el histórico grito de “libertad” retumbando en medio de un país adormecido y amordazado por la oprobiosa dictadura de Juan Vicente Gómez atan sus aspiraciones políticas |con los valores y principios universales representados por la UCV.
Esta saludable adecuación de propósitos después de 1936 se convierte en la principal fuerza impulsora del cambio hacia la modernización y democratización nacional. La senda virtuosa alcanza un momento de inflexión hacia la estabilización del sistema democrático con los hechos del 23 de enero de 1958, cuando el pueblo conquista su democracia expulsando al tirano y seguidamente se consigue la autonomía universitaria. Este logro de protección jurídica al libre pensamiento resulto de gran importancia para aquellos sectores de la izquierda que seducidos por el fenómeno de la Revolución cubana durante la década de 1960 incursionan en la vía de la guerrilla y después de ser derrotados militarmente encuentran nuevamente en la UCV el refugio seguro para proponer la Reforma Universitaria de 1968/70, continuando su lenta y controversial reinserción en la vida política nacional.
Esta situación se altera a partir de 1999 cuando Hugo Chávez llega al poder de manera democrática pero actúa como un caballo de Troya, de un proyecto autoritario, oculto, cuya centralidad no era Venezuela sino una difusa constelación de intereses geopolíticos orquestados desde la Cuba fidelista. Para encubrir sus intenciones el chavismo le presenta a los venezolanos un tinglado bolivariano con la excusa de refundar la república cuando la verdadera base ideología de su gestión sería la plataforma geopolítica del Alba desde donde se vaciarían los recursos nacionales con el propósito de supeditar los intereses venezolanos al odio estratégico de Cuba contra los Estados Unidos.
En este nuevo contexto de valoración de la realidad nacional se evidencia el nivel intelectual de la dirigencia del chavismo y su servilismo a los intereses antinacionales cuando son controlados por el personalismo de Chávez. El caudillo galáctico se apoya en un aparato cívico – militar para colocar la soberanía nacional al albedrio en un ejército desnacionalizado por el pretorianismo chavista creando una cuestión que choca de manera irremisible con la UCV que representa la conciencia crítica nacional, enraizada con el genuino proceso histórico nacional desde su aparición en 1791. La importancia histórica de la institución se mide como demuestra el historiador Alberto Navas por su transformación en la prístina institución garante de la meritocracia intelectual nacional desde los albores de la formación de la nacionalidad venezolana hasta el presente. Este rol presenta como un obstáculo de los despropósitos planes del chavismo, que para controlar y torcer el rumbo del país tenían que borrar la venezolanidad de la conciencia nacional. Así, el régimen chavista sin consultar o importarle el interés nacional saca al país de la órbita norteamericana y emplea sus enormes recursos nacionales para financiar un proyecto a escala sudamericana mediante el contubernio de élites políticas, comprometidas con el Socialismo del siglo XXI y como se ha demostrado, mediante procedimientos corruptos. Se construye un castillo ideológico en las primeras décadas del nuevo siglo sobre bases cuestionables de una desfasada firmeza revolucionaria de la revolución cubana un fenómeno de la guerra fría, superada por el tiempo y emplearlo para sostener en el 2008 el andamiaje de Unasur cuyo objetivo final sería eventualmente enfrentar el imperialismo norteamericano.
Este esquema artificial y extemporáneo a los verdaderos factores de poder regional desmorona a partir del 2016 cuando el Lulismo es sacado del gobierno del Brasil lo que repercute en el chavista para dejar al descubierto su tendencia dictatorial que venía ocultado el falso rostro presentándose como una “revolución bonita”. Al Venezuela caer por el tobogán ideológico creado por el chavismo se populariza el término de la guerra hibrida la cual, el general a fin al PSUV, Vladimiro Padrino López explica en su ensayo geopolítico titulado “La escalada de Tucídides”(el perro y la rana, 2020) por la confrontación dominante en el presente entre China y los EEUU, por el poder mundial convertida en una guerra tanto en lo convencional, de quinta generación de disputa comercial, económica y otros aspectos de la vida social; así como la del temido enfrentamiento militar por el control de la isla de Taiwán en el Océano Pacifico.
Según Padrino López, el enfrentamiento conduce de manera inevitable a la multipolaridad por cuanto el choque entre el capitalismo y el socialismo será superado por la solución de los grandes males de la humanidad representados por el hambre, la vivienda y la salud. La situación de los efectos de ese conflicto en Venezuela en la actualidad se ven reflejados por una parte en la gran derrota propinada, por los EE UU al régimen chavista en el plano de la guerra económica y por el otro, desarreglando el pacto político del socialismo del siglo haciendo aflorar las contradicciones nacionales en el núcleo central del proyecto entre los gobiernos de Cuba y Venezuela, en cuanto a la democracia además, de cortarle la acción expansionista regional del modelo.
En estos términos posiblemente el chavismo tan golpeado internacionalmente contempla regresar al espacio nacional que de manera irresponsable subestimaron y aquí encuentran nuevamente el faro de la UCV que ellos abandonaron y hoy les recuerda la enorme confrontación asimétrica a vencer en la guerra por la recuperación de su prestigio moral.