El Censo, histórico lugar de La Puerta/ Por Oswaldo Manrique

Sentido de historia

 

 

 

La historia de cada uno de los caseríos que conforman la trujillana  parroquia La Puerta, constituye una especie de mundo particular, encantado y reservado, pero a la vez, le da cuerpo de comunidad,  identidad, pertenencia, y le da esa característica, en su totalidad, de pueblo con una historia estremecedora y con visos de enigmática.

El caserío “El Censo”, está ubicado en una hermosa posesión de tierras de fresca montaña denominada antiguamente “El Mirador”, que desde tiempos ancestrales sus primeros pobladores fueron indígenas Mukutís, de la gran nación Timotes.  Con el devenir del tiempo, dicha posesión perteneció a Don Roque García, rico hacendado de Mendoza del Bomboy, que las continuó cultivando de extensos y productivos trigales como lo refirió el investigador alemán Humboldt en 1800; a su fallecimiento, le quedó esa heredad a su hija Petra Cantalicia García; y al morir esta, la heredaron sus cinco hijos, Cristino el Molinero, Umberto, la maestra Agripina, Pedro Mario el comerciante y el coronel Américo Burelli García.

Cristino Burelli García, <<heredó las tierras desde El Censo hacia arriba pasando por «San Rafael» hasta la Cima. Don Cristino vivía donde llamaban la Casa de Teja, cerca de ahí vivió el señor Ezequiel Salazar y su familia>> (Notas historiográficas de Antonio Lino Rivero sobre El Censo y Quebrada Seca. Maracaibo. 2012);  hombre de buen humor, como hijo del “Jurungo” Burelli, acostumbraba a expresarse en italiano; <<Al tiempo vivieron en ese sector la familia Salazar, Elvira Rivero y familia, Mario Paredes y familia, Catalina Rivero vivió en El Censo con su familia. Cuando se mudó para Quebrada Seca su hijo Martín que ya se había casado, siguió viviendo allí con su familia>> (Ídem). Cristino, nació en 1871, y murió en 1936.

Umberto, su hermano, tenía la posesión desde “Los Árboles” hasta la quebrada que une “El Censo” con la “Media Loma”.  La posesión denominada “San Martin y Loma del Senso” en jurisdicción de este Municipio, cuyo copropietario era Umberto Burelli,  <<linda por el pie con Ciriaco Carrasquero, sucesión de Antonio Sierra y Rafael Abreu; por un costado posesión de Carmen González y Juan Domingo Araujo; por otro costado con Rafael Abreu y por cabecera con derrames para Montecarmelo y por el este el filo de la montaña>>. (Encontrado en: Libro Documentos Varios1900-1916. Registro de Poderes Juzgado Municipio La Puerta, julio 28 de 1900); Umberto, se la ofreció en venta a Martin Rivero, pero no tenía el dinero y se la vendió a Ezequiel Salazar. Sin embargo, amigo del maestro Martin, lo autorizó y ayudó a construir una casa más amplia, que la que tenía. Posteriormente, este Ezequiel le vendió la mitad de esa posesión a Leonardo Rivero, quien al parecer era hijo de Gorgonia Rivero y Cristino Burelli, hermano de Don Umberto. Leonardo nació en 1906.  Las primeras casas de este sector, fueron 3 de los Rivero, Umberto Burelli García tenía la suya en Los Árboles, donde vivía con una señora, de quien dicen le dio lepra, al morir ella, quemaron la casa. El Coronel Américo, sembraba “El Portachuelo” y “San Martin”.  La versión de Antonio Lino Rivero, es la siguiente: <<Don Humberto heredó las tierras desde «Los Arboles» pasando por «Los Camamones», Los Porfiados» y “El Censo”  hasta llegar a la quebradita del Censo, vía la Medía Loma, «Los Manzanos».  En el sector «Los Arboles» vivió Don Humberto Burelli, me cuenta mi papá que habían dos casas muy bonitas, desde ahí se observaba el valle de Quebrada Seca, el Filo de la Serranía y el pueblo de La Puerta>> (Notas historiográficas de Antonio Lino Rivero sobre El Censo y Quebrada Seca. Maracaibo. 2012). Umberto Burelli, nació en el año 1874 y murió en 1922.

 

Y se alzaron contra el cruel general Gómez

 

Quizás el resto de los venezolanos piense que la vida en estos pueblos rurales y andinos es aburrida y bucólica, como la llaman y al contrario, es de una cotidianidad intensa y vertiginosa, donde la preocupación de uno es la preocupación de todos en torno al hecho social, político o religioso, y por supuesto, a los grandes problemas.

Así, va sucediendo la vida en nuestras comunidades, pareciera que los sucesos históricos nuestros fueran realmente nuestros y únicos porque se ha escrito muy poco, por no decir nada de ellos. La historiografía ha obviado esos hechos, igual los que tienen que ver con “El Censo” y sus alrededores, incluyendo lo que es “El Portachuelo”, “San Martín”, los “Llanos de San Pedro” y por supuesto La Puerta, actuando como todo un pueblo en colectivo. Uno de ellos, fue el levantamiento de nuestras montoneras puertenses contra Juan Vicente Gómez, que se ha llamado o se le recuerda como «la guerra de los 15 días», cuando éste, comenzó la rebatiña de las concesiones de asfalto, petróleo y minería, fue el alzamiento campesino guerrillero contra el dictador, que liderizaron los Varones de la Sierra de La Culata, comenzando por el coronel Américo Burelli García, el legendario y justiciero Coronel Sandalio Ruz, habitante y señor de “Los Aposentos”, Cesáreo Parra, el de la feroz cabalgata, Umberto Burelli García, el joven José Pabón “El Mártir”, y Mitrídates Volcanes el recordado último montonero y lugarteniente del coronel Américo. Al considerar realmente nuestra historia y por supuesto este tipo de cruzada rebelde ante el problema nacional, desde una localidad serrana,  donde se incorpora todo este pequeño y gigante pueblo, demuestra tanta intensidad, que realmente no se borran de la memoria colectiva de nuestra gente.

Encontrarán en nuestras montañas, en nuestros paramos, de rancho en rancho, de casa en casa, quien comente la historia por lo menos de algún familiar o tatarabuelo, relacionado con el levantamiento de La Culata, o “la guerra de los 15 días”, o “la toma y sitio de Timotes”, la cacería y persecución al coronel Américo, hechos estos de una de las grandes jornadas históricas nacionalistas contra la dictadura del general Gómez, que mucha gente no lo conoce, pero para lo interno de todos los caseríos de nuestra Parroquia, es un tema que forma parte de nuestra cultura y de nuestra idiosincrasia que todos comentan, casi como parte de nuestras intimidades.

 

Espacio geográfico

 

El caserío El Censo, está localizado en el sur-oeste de la Parroquia La Puerta, jurisdicción de la Parroquia La Puerta, Municipio Valera, perteneciente al estado Trujillo, Venezuela, se encuentra a una altura de más de 2.450 msnm,  localizado entre sectores igualmente interesantes como La Lagunita del Portachuelo, a un poco más de 1 km., Media Loma, Quebrada Seca, San Pedro, y a unos 5 km aproximadamente del área urbana de La Puerta. Anteriormente, se le llamó El Mirador, porque desde allí se logra observar diáfanamente la población de La Puerta y otros lugares.

 

El particular y simpático topónimo

 

En tiempos, que gobernaba el general Antonio Guzmán Blanco, se ordenó realizar el primer censo del país. Nos explicó Antonio Lino Rivero, hijo del maestro Martín Rivero, ambos nativos de este sector, que para ciertos sectores de La Puerta encomendaron dicha actividad a las “hermanitas”, que eran personas religiosas. A “El Mirador”, en donde habían pocas casas, llegó un grupo de estás monjas, a la vivienda familiar de Catalina Rivero, madre de Martín Rivero y le informaron lo del Censo. Como las familias estaban muy distantes, en “Los Repechos”, “Media Loma”, “Charcal”, “Hato Viejo”, “Pozo Redondo”, comprendieron la importancia, y se comprometieron a convocarlas para que asistieran a su casa y las pudieran matricular a todas. Las empadronadoras aceptaron y se alojaron en casa de los Rivero por 4 días, la gente acudió allí y realizaron su labor.

Este empadronamiento, ordenado por el Presidente Guzmán Blanco, se realizó entre el 7 y 9 de noviembre del año 1873 y se publicó el 27 de abril de 1874 (tomado de Datos del Instituto Nacional de Estadísticas).

Antonio Lino Rivero, rememoró el acontecimiento que le contó su padre, de la siguiente forma: <<el Censo, cuándo esas tierras eran de Don Roque García, supuestamente ese lugar se llamaba “El Mirador” por su vista panorámica hacia el pueblo de La Puerta y otras comunidades. Cuándo Don Humberto Burelli heredó las tierras antes mencionadas ya Catalina Rivero y sus hijos vivían en ese lugar, unas monjitas llegaron ahí con la misión de censar a la comunidad, estás se quedaron dónde Catalina, hasta donde acudían los campesinos a censarse, de ahí el nombre del censo>> (Notas sobre los orígenes de los nombres del Censo y Quebrada Seca, según Antonio lindo Rivero, del 24-6-2007). Catalina, madre del maestro Martin y abuela de Antonio Lino Rivero, nació en 1850 y murió en 1956, con 106 años, en El Censo. Posteriormente, el sitio donde se realizó el empadronamiento, se fue convirtiendo en epicentro de la comunidad y lo comenzaron a llamar como lugar del Censo o donde se realizó el Censo, y quedó usándose esa palabra, como topónimo del lugar.

 

La primera Escuela de El Censo

 

Cuando Martín Rivero, terminó sus estudios de primeras letras en la selectiva escuela de don Lucio Viloria, en La Puerta, se le metió en la cabeza hacer una escuela en su pequeño y alejado terruño, y en su misma vivienda, en “El Censo”. Se iba a pie con su hermano mayor Rafael, a Valera, iban con su mula cargada de mercancía y aprovechaba  ver en los negocios, los precios de los libros y de las libretas, él como tenía un torito lo cargaba de paja, con una o dos arrobas de paja por las que obtenía 2 bolívares y también lo bajaban a Valera, cuando regresaban después de la venta, traían el maíz para la casa y los libritos,  así fue comprando material para su proyecto de escuela; cuando tuvo varios libros, se puso a buscar la matrícula, es decir, el grupo de alumnos que iban a recibir clases en su escuela, así consiguió a 9 hembras y 9 varones de acuerdo a lo que contaba Ricardo Parra que fue su alumno. Dentro de su modalidad escolar, en el recreo o receso de clase el joven maestro, los llamaba a ayudarlo en agricultura, en la siembra de papa, bien a cosechar o desyerbar, limpiarla, los aprovechaba en ese sentido, así todos iban aprendiendo y la idea era que todos aprendieran bien, como primeros alumnos y a su vez, enseñaran a los otros a los de las siguientes generaciones. Esta escuela se fundó entre 1918-1920, según Antonio Lino Rivero, hijo del maestro Martín.

En esta misma escuela y como parte del conocimiento que se impartía, acostumbraban a celebrar las fiestas patrias, montando actos culturales, declamaban, cantaban, bailaban, se hablaba del 19 de abril, 5 de julio, de Carabobo, de los próceres de la patria, recuerdan que el maestro Martín, después que hacía una gran disertación sobre Simón Bolívar terminaba diciendo con alta y modulada voz <<y ese era Simón Bolívar>>. En “El Censo” vivió el maestro Martín hasta el año 1940, cuando se mudó a la población de La Puerta, como le gustaba la poesía, el canto, la música, en esa escuela inicial tenía también una vitrola que servía para animar las reuniones y hacer las fiestas tradicionales del caserío que ahí se realizaban.

La lista de los primeros 18 estudiantes de la Escuela de El Censo, es la siguiente, varones: Félix Rivero, Emilio Toro, Olegario Salazar, Alfonso Salazar, Froilán Villarreal, Alfonso Ocanto, Ricardo Parra, Celestino Villarreal, Diego Villegas, Hipólito Villarreal, Edilio Villarreal, de las hembras, en esta primera matricula, estudiaron Amelia Paredes, Romualda Paredes, Ninfa Salazar, es hija de Ezequiel Salazar, Virginia y Vicente Rivero, Antonia Rivero y Elvira Rivero, esa era la la nómina de alumnos que tenía el maestro José Martín Rivero,  padre de Antonio Lino Rivero, que me la suministró.

Notas de etnología. Valores, tradiciones, costumbres, religiosidad, identidad, pertenencia, idiosincrasia que caracterizan a los pobladores de El Censo.

En cuanto a las viejas costumbres de los censenses, Antonio Lino, refiere que en la vida espiritual,  <<La mayoría profesaba la religión católica y cada tercer domingo de cada mes bajaban al pueblo a cumplir con sus compromisos religiosos también asistían a las fiestas de la Virgen de la Paz y San Isidro. Uno de los primeros sacerdotes que recuerda mi papá el prebistero Eloy González Moreno, este vivía en Carmania y subía los terceros domingos a decir la Santa Misa>> (Notas sobre los orígenes de los nombres del Censo y Quebrada Seca, según Antonio Lino Rivero, del 24-6-2007); después conoció a otros sacerdotes como el padre Verde y el padre Trejo.

 

Festividades y actividades socioculturales

 

Dentro de las principales festividades que se realizaban durante el pasado siglo XX, la de San Roque, quizás en homenaje al primer propietario don Roque García; la fiesta de la Virgen del Rosario. Una devoción muy antigua se mantiene en la actualidad, la de San Benito, en cuya organización de vasallos estuvo al frente como capitán, el señor Ricardo Parra, hijo del legendario Cesáreo Parra, igualmente, estuvo Santos Paredes. De esta devoción, se difunde y nace la Cofradía en el área urbana, en el sector “Pueblo Nuevo”, con el señor Dolores, casado con Matilde Paredes, hija de Santos, destacados promotores de esta devoción parroquial.

 

Otros datos etnológicos

 

Cuando no existía electricidad ni telefonía, la gente se comunicaba por medio de un cacho de vaca o toro; si había la necesidad de avisar alguna contingencia o noticia, con el cacho gritaban «¡fulano! El compadre está enfermo, venga a verlo antes de que se muera». A veces, era para formar la fiesta.

Como parte de su trato social,  en una oportunidad, los hijos decidieron celebrar en La Puerta, el cumpleaños 108 al maestro Martín Rivero, y lo trasladaron, vivía en Maracaibo. Invitaron a sus familiares y amigos. Ese día se presentó a la celebración el señor Ricardo Parra, ahijado y ex alumno, quien tenía 100 años de edad, y cuando entró, como si fuera a pagar promesa, hincado en la puerta del zaguán le pidió la bendición, en la forma antigua y religiosa. Así era la costumbre.

 

Economía. Costumbres ancestrales en la agricultura

 

“El Censo”, como zona agrícola, en viejos tiempos, sus partes llanas eran sementeras de maíz y trigo, y en las faldas, sembraban caraota y arvejas, posteriormente se dedican al cultivo de hortalizas. Se mantenía las antiguas y colectivas prácticas agrícolas, como el “convite”, la “vuelta e’ mano”, la «mañanita», y la «tardecita».

En cuanto el trabajo en el campo <<no había horario de trabajo, no sé cobraba semanal. Se acostumbraba a Las Mañanitas, Las Tardecitas,  la Vuelta e’ Mano o los famosos «Combites», los que sé negaban para estar les pagaban un real o un bolívar por todo el día, de acuerdo a su rendimiento, eso sí les daban las tres comidas Las “mañanitas” y “tardecitas” era un trabajo de corta duración, por lo que se buscaban a los vecinos más cercanos, la “vuelta e mano” la realizaban en uno o dos días, sin cobrar nada en efectivo, solo la comida; de la misma manera, cuando se trataba  del ayudante, a la recíproca tampoco le cobraba nada>> (Ídem); convenios colectivistas ancestrales de trabajo en la agricultura.

El convite era <<la reunión de un grupo de campesinos cada quien con su yunta de bueyes bien equipada para ayudar a otro campesino en las labores del campo, para ararle una gran extensión de terreno durante todo el día al beneficiado, a los campesinos le daban las tres comidas. El almuerzo era especial, y se buscaba un señor que era el encargado de darle cada cierto tiempo su palo de aguardiente o Miche, estos gañanes no cobraban nada en efectivo, solamente la comida. por supuesto el señor que reparte el aguardiente era muy respetado por la comunidad, pero también se echaba sus palitos, era muy respetado y cuando se despedían los gañanes le decían «siempre hemos bebido»>> (Ídem); el buen trato y atención del campesino era primordial en este tipo de actividad colectiva.

 

Celebraciones y festejos religiosos y populares

 

El amigo Antonio Lino Rivero, recuerda que en “El Censo” se celebraban muchas fiestas en honor a San Benito, la Virgen del Rosario, se celebran fiestas de bautizos y matrimonios en los cuales acudía gente de La Puerta y de las más conocida,  <<En cuanto a la celebración del festejo de la Fiesta del Niño Jesús, en cualquier lugar por más humilde que fuera, se celebraba la Paradura del Niño, en casa de Catalina Rivero, se celebraba el día 14 de enero de cada año, por lo general al  Niño se lo robaban de una comunidad vecina, un día se celebraba la fiesta al saber dónde se encontraba el niño robado, la señal era un volador, después a intervalos le seguían dos o más, para indicar el lugar exacto donde debían buscarlo.  Se organiza un grupo de pastores con sus respectivos cantantes y salían a buscarlo, luego al rescatarlo, regresaban a la casa para celebrar la paradura. El señor que se lo había robado era un invitado especial>> (Ídem). De estas tradiciones queda muy poco.

La celebración de Semana Santa en los campos era la de más tradición y <<la familia desde el más pequeño hasta el más viejo, se reunían a celebrar lo que era una Semana Santa,  jóvenes de 10 años en adelante, estaban en la obligación de ayunar; igual que las personas de mayor edad asistían juntas a los actos religiosos que celebraban en el pueblo. Jueves y Viernes Santo eran días de respeto, el Sábado Santo era la Quema de Judas. La comida era así en la mañana era la «parva», es decir, pan y café. Al mediodía, la familia completa se reunía alrededor de la mesa para consumir la variedad de comidas y dulces varios que eran preparados para esta ocasión, antes se rezaba una breve oración para darle gracias a Dios por darle la oportunidad la familia de estar todos reunidos. La «colación» era de 5 a 6 de la tarde y se consumía lo mismo que al mediodía>> (Ídem). De estas tradiciones queda muy poco.

Debo expresar mi agradecimiento al amigo Antonio Lino Rivero, por su gentileza en colaborar para la elaboración de este artículo.

Salir de la versión móvil