Madrid, 1 may (EFE).- En el momento menos esperado, después de apuntarse con solvencia y comodidad el primer set, el destino de Carlos Alcaraz en el Masters 1000 de Madrid dio un giro radical que le dejó fuera de la competición que ganó en los dos últimos años, superado por el ruso Andrey Rublev (4-6, 6-3 y 6-2), mucho más inspirado, estable y, sobre todo, más regular.
El moscovita de 26 años se situó por primera vez en su carrera entre los cuatro mejores del torneo que se disputa en la Caja Mágica. Los cuartos de final del 2022, superado por el griego Stefanos Tsitsipas era su tope hasta ahora en Madrid. Sin embargo, Rublev, capaz de lo mejor y de lo peor, al que la inestabilidad emocional sobre la pista a veces se sobrepone a su talento, ya había dado muestras de su destreza sobre arcilla. La conquista del Masters 1000 de Montecarlo en el pasado curso es un ejemplo.
Cinco trofeos en polvo de ladrillo, de los quince que contempla su palmarés, alumbran las virtudes del ruso que fue de menos a más en el cara a cara con Alcaraz con el que había perdido en la única ocasión en la que se habían enfrentado, en la fase de grupos de las últimas Finales ATP.
Nada apuntaba a un adiós de Alcaraz en Madrid en este tramo. Alentado por la victoria de mérito, elaborada, en tres sets, frente el alemán Jan Lennard Struff, apuntaba a una prevista estancia en semifinales. Más aún con el aspecto que adoptó el partido en el arranque cuando el murciano rompió el saque de su rival en el quinto juego y consiguió un desequilibrio que mantuvo hasta el final de la manga.
Pero el partido hizo un ‘click’ desde el principio del segundo set. Alcaraz, ataviado otra vez con un manguito blanco en el brazo derecho para proteger la lesión que le ha lastrado en las últimas semanas pero que no asomó en Madrid, decayó. Por primera vez cedió su saque. Y fue Rublev el que se hizo fuerte con el suyo que ya no perdió hasta el final.
Nadie duda del talento del ruso, capaz de lo mejor y a veces también de lo peor pero con un indudable talento en ambos casos que cuando irrumpe en el juego no es fácil de controlar. Se encontró con ello el español que cuando quiso darse cuenta de la situación del partido, reaccionar, cambiar de rumbo, no pudo. Rublev había cogido una velocidad de crucero en su tenis y nadie le podía parar.
Se hizo con el set y dio la sensación el duelo de empezar de nuevo. Pero siguió igual. Alcaraz en su dinámica. Errático en algunos tiros e incapaz de desbordar a un adversario impulsado por la inspiración que respondía a cada contratiempo con devoluciones certeras, puntos ganadores.
Lejos de contrarrestar y hacer break, en dos ocasiones perdió su saque el murciano. La distancia ya era sideral. Cedió, asumió la derrota y entregó su corona después de dos horas de puja. Madrid tendrá un nuevo rey.
Fue la de Rublev la quinta derrota de la temporada de Alcaraz que no pudo superar el registro que logró antes Nadal. Catorce partidos ganados seguidos. Los logró en su día Nadal y los acumulaba ahora Alcaraz que tampoco podrá ser el primer jugador en conquistar tres veces seguidas el Masters 1000 de Madrid.
Se inclinó el jugador de El Palmar igual que antes hizo en este 2024 ante el búlgaro Grigor Dimitrov en el Masters 1000 de Miami, con el brasileño Thiago Monteiro en Rio de janeiro, el chileno Nicolas Jarry en Buenos Aires y el alemán Alexander Zverev en el Abierto de Australia.
El moscovita, que llegó a Madrid con cuatro derrotas seguidas y un panorama confuso, acumula otras tantas victorias seguidas para erigirse en serio aspirante al éxito.
«Creo que la clave fue que estuve completamente tranquilo durante todo el partido. No dije una palabra, incluso cuando estaba perdiendo», asumió el ruso sobre la pista, tras el partido.
Rublev, que logró su primera victoria ante uno de los tres mejores jugadores del mundo desde que lo hizo en el 2022, jugará sus octavas semifinales en un Masters 1000 -terceras en tierra- contra el ganador del partido entre el estadounidense Taylor Fritz y el argentino Francisco Cerúndolo.
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