Carolina Jaimes Branger
El pasado miércoles 17 de abril, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, sorprendió a muchos con las declaraciones sobre la posibilidad de un plebiscito “para llegar a un “pacto democrático” entre el gobierno y la oposición en Venezuela”, en conjunto con el presidente Lula Da Silva, de Brasil. Sobre todo, porque añadió al final de su propuesta que “Maduro estaba al tanto”.
“Le transmití al presidente Lula una propuesta que fue transmitida al presidente (Nicolás) Maduro. Tiene que ver con una posibilidad de un plebiscito en las elecciones que se avecinan en Venezuela”, dijo.
El plebiscito se haría en simultáneo a las elecciones presidenciales del 28 de julio, en los que Maduro se presenta a un tercer mandato. Según Petro buscaría “un pacto democrático” donde “el perdedor de las elecciones tenga certeza y seguridad sobre su vida y garantías políticas”. Lula evitó comentar al respecto. Y es que tanto él como Petro han criticado la inhabilitación política de María Corina Machado y el veto a la candidatura de Corina Yoris Villasana.
Yo pienso que la Fiscalía de la CPI debería llamar como testigos a Petro y a Lula, para que declaren lo que saben y sus motivos para proponer un semejante plebiscito “para resguardar la vida del perdedor de las elecciones”. Y que hagan especial énfasis durante el interrogatorio sobre sus conocimientos y motivos para tamaña propuesta, tomando en cuenta que la Constitución venezolana ya prevé el derecho a la vida y cómo es que resulta entonces necesario un plebiscito, en este caso concreto para “especificar y singularizar detalladamente el derecho a la vida del perdedor de una contienda electoral” que también está prevista en la Constitución.
Pareciera más que una propuesta, una confesión de que saben que uno va a matar a otro. ¿Acaso conocen el nivel de fraude montado por el régimen, que las elecciones -como han sido planificadas- no serán ni libres, ni transparentes, ni competitivas? (Fíjense que hablan de un único ganador y de un único perdedor), y la posibilidad de que uno asesine al otro. ¡Esto no es un circo romano donde un gladiador gana y el otro muere!
Otro punto sería quiénes votarían en el fulano plebiscito. ¿Todos los que tienen derecho a inscribirse y no los dejan, los venezolanos en el exterior…? ¿De verdad se llevaría a cabo el mismo día de las elecciones, o se pospondrán? ¿Qué pretenden que votemos? ¿Qué sí favorecemos un homicidio o que no estamos de acuerdo con que uno mate a otro? ¿Quién determinaría el resultado del plebiscito, dado que implícitamente están deslegitimando al CNE?
Ciertamente es angustioso de que alguien cercano al poder en Venezuela hable de un “asesinato previsible y concebible”. ¿Acaso pueden detectar en otros los pasos para preparar el golpe de gracia? ¿Quién será el perdedor? ¿El que llegue de segundo, o todos los que no ganen?
Honestamente, el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones…
@cjaimesb
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