El camino de luces y sombras para los migrantes venezolanos en América Latina

Fotografía de archivo fechada el 26 de enero de 2021 que muestra a un grupo de migrantes venezolanos mientras caminan por una carretera, en la región de Tulcán (Ecuador). EFE

Redacción Internacional, 15 feb (EFE).- Cerca de 6 millones de venezolanos han salido de su país en los últimos años según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y un nuevo capítulo de luces y sombras se ha abierto recientemente en América Latina, en donde mientras Colombia opta por su regularización Chile los deporta evidenciando que su permanencia ilegal es un problema en plena pandemia.

Pese al cierre de fronteras por el coronavirus, entre 500 y 700 migrantes y refugiados de Venezuela siguen saliendo diariamente de su país, principalmente a través de Colombia, de acuerdo a la Acnur.

«Hay casi 6 millones de venezolanos que huyeron de su país y la gran mayoría está en la región. Ese número es casi la misma población del exilio sirio. La venezolana es una de las dos o tres situaciones de desplazamiento más grandes del mundo», expresó el alto comisionado de Acnur, Filippo Grandi, en una entrevista con Efe durante su visita a Costa Rica la semana pasada.

Refugio, asilo, residencia o permisos temporales son los mecanismos a los que acuden o que los Gobiernos han activado en medio de algunos episodios de discriminación de los que son víctimas, además de su poca clara situación frente a la vacunación contra la covid-19.

 

LA APUESTA AUDAZ DE COLOMBIA

Colombia es el principal destino de los venezolanos que optan por quedarse o migrar hacia otros países en Suramérica convirtiéndose en el mayor receptor y, ante la crisis migratoria, el país acogerá legalmente a unos 2 millones de inmigrantes regulares o irregulares con un Estatuto de Protección Temporal por 10 años.

El presidente Iván Duque señaló que medidas como la anunciada van dirigidas a aliviar la situación de los venezolanos necesitados «con fraternidad con solidaridad, con equidad y con el apoyo de la comunidad internacional», al tiempo que el país comprará 2 millones de vacunas contra la covid para inmunizar a los inmigrantes que se regularicen.

 

PERÚ, LA SEGUNDA PUERTA DE ENTRADA

En un principio, una de las puertas de entrada más importantes para los venezolanos era Ecuador, donde se calcula que residen más de 400.000 personas de esa nacionalidad, de los 1,7 millones que han pasado por su territorio desde 2017, la mayoría con dirección a Perú y Chile.

Pero debido a la crisis económica, desde 2019 ya no es un destino promisorio y la pandemia sólo ha agravado la situación, razón por la que miles han abandonado el país.

Perú es ahora el segundo país, después de Colombia, en acoger a la mayor cantidad de venezolanos que, según cifras oficiales a agosto de 2020, superan por poco el millón de personas, aunque organismos como el Banco Mundial (BM) señalan que llegan a 1,2 millones.

El arribo de venezolanos se incrementó durante el Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), que decidió otorgar un Permiso Temporal de Permanencia (PTP), pero luego el Ejecutivo de Martín Vizcarra (2018-2020) estableció, en 2019, la exigencia de la visa humanitaria.

El país ya ha comenzado a vacunar a su población contra la covid y también inoculará a los migrantes venezolanos residentes.

 

REFUGIADOS, ASILADOS O RESIDENTES

En el caso de México, con 52.948 venezolanos en total, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) de la Secretaría de Gobernación (Segob) reportó 3.439 solicitudes de asilo en 2020, una caída anual de 57,4 % frente a los 8.072 del año anterior.

Por su parte, la Unidad de Política Migratoria de la Segob registró 3.992 casos con una Tarjeta de Visitantes por Razones Humanitarias (TVRH) con ni una sola deportación.

Brasil tiene 264.000 refugiados o inmigrantes del vecino país, más del doble que hace tres años, específicamente en la ciudad de Pacaraima, en el empobrecido estado de Roraima.

Unos 10.000 venezolanos, entre refugiados y migrantes, residen en Bolivia y durante la gestión de la expresidenta interina Jeanine Áñez, el país tomó resoluciones como facilitar el ingreso de menores indocumentados y la regularización gratuita, mientras que el Gobierno de Luis Arce no se ha manifestado por ahora sobre su futuro.

Chile expulsó el miércoles pasado a 138 extranjeros, la mayoría venezolanos, ante la delicada situación entre su frontera y Bolivia. Ni la pandemia ni la crisis social que comenzó en 2019 han logrado frenar la entrada de venezolanos, que representan el 30 % de los migrantes totales y son la comunidad más numerosa y la que más ha crecido, según el Instituto Nacional de Estadística, aumentando un 58 % en 2019.

En Argentina, hasta noviembre de 2020 había radicados 217.848 venezolanos, según un informe difundido por la Representación Diplomática de la Asamblea Nacional de Venezuela con base en datos de la Dirección de Migraciones.

Uruguay registra 18.000 personas que radicaron su residencia, según la Organización Manos Veneguayas debido a que el país tiene muchas facilidades para su llegada, mientras que Paraguay cuenta con 1.419 residentes permanentes, según los datos proporcionados a Efe por la Dirección de Admisión de Extranjeros y Radicados de Migraciones.

El año pasado, Paraguay concedió la residencia temporal a 619 venezolanos, de lo cuales 519 son refugiados, mientras que 100 lo obtuvieron gracias a la ley 978/96, que busca atraer fuerza de trabajo extranjera al país.

Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en República Dominicana residen más de 90.000 venezolanos, por lo que el Gobierno decidió el pasado 22 de enero prorrogar de manera temporal la permanencia de los venezolanos que residen en el país de manera irregular

 

«NO QUEREMOS A LOS VENECOS»

Esta es una de las frases despectivas que más se escucha en algunos países de la región en donde los brotes de xenofobia han estigmatizado a la población venezolana.

En Colombia, el rechazo a la presencia de los venezolanos es cada vez más latente debido a las noticias que circulan en los medios en donde los inmigrantes se ven involucrados en robos a los ciudadanos y en el transporte público señalándolos de los altos niveles de inseguridad en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali.

Sentimiento que también está presente en Perú, en donde el alcalde de San Juan de Lurigancho, en el municipio de Lima, Álex Gonzáles Castillo, señaló que en su jurisdicción los delitos más violentos son cometidos por extranjeros.

Sin embargo, según datos compartidos por el Gobierno de Lima con la Acnur, solo el 1,8% de todas las denuncias presentadas en el país son contra venezolanos.

Argentina reaccionó con indignación a la violación de una joven venezolana presuntamente a manos de su jefe en el barrio porteño de Once, lo que generó todo tipo de manifestaciones tanto de la comunidad venezolana como del amplio espectro político y social argentino.

En el empobrecido y fronterizo estado brasileño de Roraima, en 2018 un grupo de habitantes de Pacaraima se manifestó contra la presencia de venezolanos al quemar sus objetos personales y las tiendas de campaña en las que dormían.

Por suerte ese tipo de discurso xenófobo fue cambiando: en las elecciones municipales de noviembre 3 de los 11 candidatos a la Alcaldía de Boavista, la capital estatal, tomaron como bandera política la supuesta «amenaza» de la inmigración venezolana, pero ninguno de ellos fue elegido.

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