El caimán de La Ciénega / Por Jesús Matheus Linares

Sentido de Historia

 

 

Entre los años 1925 y 1930, durante el gobierno del general Juan Vicente Gómez, a quien apodaban “el bagre” –los opositores- y otros “el benemérito” –los adulantes-, los valeranos venían al mundo mediante “comadronas o parteras”, y las más famosas en la ciudad, que cortaron el cordón umbilical fueron doña Asunción Arandia y María Rosario Abreu, que vivían en las avenidas 12 y 13 de la ciudad.

Pero lo más insólito fue lo que ocurrió en los años 1941-1942, durante la época que gobernaba el país, otro general, Isaías Medina Angarita, cuando en Las Delicias, de aquella apacible ciudad de Valera, fue invadida por las popularmente “babillas”, el caimán de anteojos, cachirre, babilla, blanco o baba (Caiman crocodilus) que se alimentan de diferentes especies de animales.

A finales de la década de los años 30, en el sector Las Delicias, cerca de “La Ciénega”, existía una laguna natural, y en 1942 los habitantes del lugar se quejaron porque los caimanes se comían las gallinas y los puercos. Así como lo leen, el reporte lo trae el periódico “Crisol”, que dirigía el periodista y profesor universitario Manuel Isidro Molina, quien editaba en la imprenta que tenía junto a Miguel Ángel Rosales.

Resulta que desde El Jagüito, en la zona baja cerca del río Motatán, Víctor Parilli se había traído tres babillas y las colocó en la referida laguna, los “Caiman crocodilus” crecieron y ante la falta de comida se “almorzaban” las aves domésticas y los pequeños cerdos que se acercaban a la laguna.

Aparte de la imprenta de Manuel Isidro Molina y Rosales, también dejaron profunda huella en el fomento editorial de la ciudad, las imprentas de don Pedro Malavé Coll, destacado periodista, venido del oriente del país, quien junto con su señora esposa, doña Albertina Quevedo, natural de Chejendé, también dejaron una profunda huella en el desarrollo de Valera.

También estaban la imprenta de Amado Guerrero Matheus, quien editaba «El Correo del Interior» y que dejó para la inmortalidad el 25 de junio de 1932, la siguiente frase: “Un pueblo sin periódico es un pueblo callado».

Luego Luis Montilla montó la Tipografía Montilla. Personajes que contribuyeron al desarrollo intelectual, a través de la laboriosidad cotidiana por mantener a la urbe, al ritmo que iban marcando el desarrollo mundial.

En 1943, en los terrenos que eran propiedad de don “Chico” Abreu, papá de la recordada “Negra Pancha”, la prestamista itinerante de Valera, se comenzó un desarrollo habitacional promovido por el gobierno de Medina Angarita, a través del Banco Obrero, se comenzó la construcción de las “100 Casas”, hoy urbanización Bella Vista. Comenzaba el crecimiento de la moderna Valera.

Con la caída del gobierno medinista, el jueves 18 de octubre de 1945, llegó una migración interna procedente de las altas montañas del municipio Urdaneta, Jajó, Tuñame, La Quebrada, entre otros, y comenzó “Barrio Ajuro”, la nueva junta revolucionaria de gobierno de los Estados Unidos de Venezuela presidiría los destinos de la nación en los próximos tres años. El jolgorio era total, la proliferación de viviendas de bahareque, caña brava y zinc comenzaban nuevamente otro urbanismo “popular”.

jmateusli@gmail.com

 

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