El Ateneo de Valera: a sus 72 años camino al centenario / Por Pedro Frailán

Sentido de Historia

 

 

A Marlene Briceño, dama antañona de la cultura…

 

El día jueves 9 de noviembre de 2022 en la Cámara Municipal de Valera, se celebró oficialmente este aniversario no como “Sesión Solemne”, como estaba aprobada por los concejales hacía días. No se hizo, debido a dolencia de salud del Sr. Presidente y a última hora la Sra. Presidenta de esta ilustre cámara, pidiéndole siempre a Dios por el restablecimiento de la salud y no vayan a ser males de causa mayor.

Frente a estos imprevistos, se tomó la decisión de cumplir con la agenda establecida, estaban presentes la mayoría de los concejales, los actores invitados al acto, los más importantes de esta convocatoria. La ciudadanía de Valera, que siempre está atenta para cumplir con la programación cultural que constantemente le estamos ofreciendo en el Ateneo, a su gente, a su ciudad, en esta etapa histórica itinerante de la cual se está cumpliendo.
El orador de orden fue el Dr. Raúl Díaz Castañeda, un hombre que justamente es un símbolo de cultura. En su discurso nos paseó por los orígenes de la ciudad a partir de 1820, justamente en la fecha del acuerdo de su fundación. Nos dice acerca de esta ciudad, que es joven, y no es heredera de ningún héroe militar independentista; sino que la villa es la construcción progresiva y gradual de sus ciudadanos y el tiempo.

Nos recordó las distintas etapas del Ateneo. Nos dice que este tiempo de los 72 años del ateneo que se inicia el año de 1950, es la segunda, porque ya a principios del siglo XX, un grupo de hombres y mujeres preocupados por las expresiones culturales fundaron una casa de la cultura llamado “ateneo”.

Incluso, don Mario Briceño Iragorry cuando vino a estudiar a Valera, también a principios de siglo comenta a viva voz, que para ese tiempo la ciudad estaba dejando de ser una aldea, sus casas se estaban desprendiendo de sus techos de palma, para irse transformando en una ciudad bien estructurada en su arquitectura. Pero que a ese tiempo, culturalmente estaba bien conformada por su nivel. Aquí en Valera, a la edad de niño, escribió para un periódico que publicaba el Colegio Santo Tomás.

También nos relató su llegada a la ciudad justamente en 1958, cuando a nivel de salud el centro de mayor atención era el hospitalito, u Hospital Nuestra Señora de la Paz. Aunque estaba recién inaugurado el gran hospital de Valera hoy “Hospital Universitario Pedro Emilio Carrillo”. En ese lugar llegaba a trabajar como médico, estamos hablando de 64 años. Para ese tiempo ya el Ateneo cumplía con su agenda. Venía evolucionando al ritmo de la ciudad.

Este ha sido un encuentro de la ciudadanía que solamente lo que ha necesitado es mostrar sus expresiones, sean sociales, económicas, políticas, hoy de salud, de educación, deportivas o ambiental, porque total, todo se convierte en cultura, es la herencia del hombre a su pueblo. Lo deja plasmado en su memoria y en muchas ocasiones viaja en el tiempo, un camino al infinito. “Aura Salas Pisani”, es un buen ejemplo, porque también hay malos ejemplos que se recuerdan con repugnancia.

Es por ello que el Ateneo es casa de todos, que muchas generaciones lo recuerdan con sentido de pertenencia, con querencia, con intimidad, donde quedó sembrada la imagen de la niñez, de la juventud, del día de mi grado, de mi exposición, del gran evento, de alguna experiencia, de cualquier manifestación artística inolvidable, única, que no se puede repetir a cada momento. Es por ello, que yo me siento Ateneo, ahí están sembradas fibras de nuestras almas que se quedaron en esos recintos.

Con mucho sacrificio se construyó este complejo cultural, que llevó tiempo y por supuesto, dinero. Los habitantes valeranos y trujillanos lo vieron. Primero fue el edificio del auditorio, luego el edificio anexo de tres niveles en donde existen una serie de aulas. Justamente aquí han nacido varias universidades que se han establecido en Trujillo, como: la Universidad Politécnica Libertador (Upel), el Instituto Universitario de Tecnología del estado Trujillo (Iutet), la Universidad “Rafael Urdaneta” Extensión Valera, la Universidad Valle del Momboy.
Luego el edificio de lo que hoy es “el Albergue Turístico”, una referencia de servicio hotelero para la ciudad y finalmente, la construcción del edificio en donde se tiene previsto construir la gran biblioteca para la ciudad. Un lugar para la luz, para las ideas, nada malo, la obra es muy sencilla, sólo es pensar y generar nuevas ideas para el bien común.

Este “ágora trujillano”, ha tenido grandes tiempos de esplendor, de brillo, de luz, de gloria, momentos majestuosos. Pero como todas las grandes instituciones que han nacido para construir la gran historia, también entra en las tinieblas, en la oscuridad. Las causas son diversas, los conflictos internos son algunos. Que se han superado. Otros como el que se está viviendo, es uno de los más “críticos”. Aquí recuerdo a Andrés Eloy Blanco y a su poema “El Limonero del Señor”. “En la esquina de Miracielos agoniza la tradición que mano avara cortaría el limonero del Señor”.

Finalizando la primera década de este siglo e iniciando la otra para la cultura trujillana, esa mano avara que cortara el limonero del Señor y motilara la del limonero., en Trujillo ha sido completamente genocida en este tiempo. ¿Yo me pregunto dónde estará la biblioteca del Dr. Mario Briceño Iragorry?, ¿La del Centro de Historia, que formó y construyó el Dr. Mario Briceño Perozo?. ¿Dónde quedó la gran política ateneísta de este estado que fue una referencia?. ¿Dónde están esas manos destructoras?. ¿Dónde están los hombres de esas ideas?
Sin duda que estamos viviendo una agonía ateneísta porque después de recorrer más de medio siglo, unas ideas avaras nos dejaron sin sede. Actuaron contra el Ateneo con venganza, con odio, como si lo que ha hecho por Valera, es proveerle el mal y es todo lo contrario.

Decía antes que este es el tiempo más Crítico del Ateneo. No hay duda, más de una década recorriendo este empedrado camino, itinerante. Como los primeros cristianos vagando y en las catacumbas, que les dieron fuerte, le ejecutaron su mesías, en uno de los más grandes actos de injusticia. Pero siguieron adelante frente al gran imperio que era su gran adversario y gracias a todas estas acciones en donde le faltaban muchas comodidades, menos fe, les llegó el día en que se impusieron y construyeron la gran historia. Seguro estoy que el Ateneo de Valera está construyendo la gran historia actual para la gran ciudad. “Dios le concede la victoria a la constancia”. Dijo Bolívar en el Manifiesto de Carúpano, un momento amargo para la patria.

Seguimos el recorrido del camino, cumpliendo con la agenda aniversario, el bautizo del libro “Se llamaba Adriano y le decían el nene», conversatorio entorno al pensamiento de Mario Briceño Iragorry en la Universidad Simón Rodríguez. El bautizo de la revista Cosmos, número 5.

Sabemos que el camino es largo, y el tiempo también. Sabemos que cuando hablamos de la historia de la ciudad y no mencionamos al Ateneo, esa historia es inconclusa. Seguimos cumpliendo agendas con presidentes o sin vicepresidentas. Eso no importa. Dios está con nosotros.

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