Harina y chicha tres veces al día es con lo que se alimentan los pacientes del Hospital Antituberculoso de San Cristóbal. No hay dieta especial, porque ni siquiera proteínas llegan. Papa, tomate o cebollas, son comprados por los mismos trabajadores
Por: Mariana Duque – Los Andes Semanario del Táchira
Instalaciones espaciosas que en una época recibieron a cientos de pacientes con tuberculosis, diábetes, VIH, entre otras patologías crónicas; que contaban con especialistas de áreas diversas, cantidades de enfermeros, camareros, camilleros, con insumos médicos suficientes para atender a quienes lo requerían, ahora lucen solas, y dan cuenta de la falta de atención.
El Hospital Antituberculoso de la ciudad de San Cristóbal en el estado Táchira no escapa a la crisis que enfrentan todos los centros de salud en Venezuela, y por lo tanto, es un fiel reflejo de lo que deben padecer pacientes, familiares y los mismos trabajadores, a la hora de enfrentar una enfermedad.
Paredes con pinturas corroídas por el tiempo y los años; camas vacías sin colchones; una cocina sin ollas y sin insumos; montañas de basura y áreas verdes enmontadas, y pancartas gigantes con los mensajes: «Sanatorio antituberculoso por un salario justo para el personal de: médicos, enfermeras, camareras, administrativo, mantenimiento, nutrición y dietética», «SOS salud», «Quincena de un enfermero 500.000» , «¿Quién sobrevive con esta quincena?, «Por un sueldo justo», «Mejora salarial», es lo que destaca dentro de las amplias instalaciones.
Un mes tiene la protesta que inició el sector salud a nivel nacional, y a la que este centro asistencial se sumó, exigiendo una respuesta del gobierno nacional y regional, una solución a la crisis que afecta a todos los venezolanos.
CHICHA, AREPA, ARROZ Y GALLETAS.
Chicha con arepa o galletas dulces y arroz es el alimento de los pacientes del Hospital Antituberculoso. El Semanario de Los Andes ingresó al área de cocina, donde lucen los estantes vacíos, tan sólo un molde tenía en su interior una bolsa de chicha, una bolsa de arroz, y una de harina.
Sobre la cocina a gas, a la cual no le sirve el horno, se cocinaba un sartén con arroz y un picadillo de tomate y cebolla, vegetales que son llevados por los mismos trabajadores para agregarle algo de sabor a los alimentos de los 8 pacientes que ocupan las habitaciones, la mayoría con pie diabético.
Betsy Bohorques es la encargada de la cocina del Hospital Antituberculoso, manifestó que desde hace meses no les llegan proteínas, sólo harinas, arroz y chicha. Tampoco cuentan con agua caliente para esterilizar las bandejas, aún y cuando asisten a pacientes con tuberculosis y VHI, que requieren un tratamiento especial.
«No tenemos carro termo para bajar las comidas, hervimos el agua sobre la cocina, porque a ellos hay que tenerles un buen registro. Hay personas con pie diabético que no pueden comer harina, pero se les da tres veces al día», dijo.
Fanny Torrado es representante sindical desde hace diez años. Lamenta el retroceso que han tenido, pues anteriormente en el hospital les daban a los pacientes no sólo atención de calidad, sino también todos los medicamentos que requerían, y buena alimentación que garantizara su recuperación.
«Da dolor como están los enfermos, como están los hospitalizados de tuberculosis que se les da es una chicha y una arepa. ¿Cómo un paciente se va recuperar de esa manera?, ¿cómo un paciente que duraba cinco meses para recuperarse hoy en día dura hasta 8 meses?, ¿cómo se va a recuperar si no recibe proteínas, buena comida?», se preguntó.
Precisó que las camareras no tiene jabón, cloro, ni desinfectantes para limpiar, por lo que los mismos trabajadores llevan insumos de limpieza, aún y cuando el salario mensual es de 375 mil bolívares.
«A mi me ha tocado traer cloro porque da dolor como nuestros pacientes están abandonados, le hago un llamado a la gobernadora, al Presidente de la República, al Ministro de la Salud, que por favor se ocupen, porque da tristeza como el sector salud se está cayendo y nadie toma medidas en esto. Me duele el Antituberculoso porque lo siento como mi segunda casa, aquí ni es por el sueldo, me gasto 100 mil bolívares diarios para llegar o me toca pedir cola, vivo en Llanito,vía a Cordero», relató.
Indicó que hace unos cinco años, todos los lunes los pacientes hacían cola para recibir operaciones, y se había iniciado la construcción de nuevos quirófanos que quedaron en obra negra, porque no volvieron a recibir tratamiento.
ENTRE JERINGAS Y SIN PROTECCIÓN.
La montaña de basura es semejante a un pequeño vertedero, lleno de moscas, roedores, y malos olores. Sin tratamiento están arrojados los restos humanos, material médico quirúrgico, jeringas, agujas y algodones con restos de pie diabético, en el área de mantenimiento del Antituberculoso .
Los trabajadores del área temen por sus vidas, pues no tienen botas, guantes, ni ropa especializada para laborar en la zona. Tampoco cuentan con bolsas para resguardar los desechos, por lo que todo está suelto, en el ambiente, y quien por allí pase corre el riesgo de pisa, pincharse y contaminarse.
Rafael Chacón es trabajador del área, es el único que tiene botas, pero no industriales, son plásticas, por lo que cualquier inyectadora puede hacerle daño. «Es un peligro porque aquí hay desechos, agujas, inyectadoras, vidrios, y uno puede contraer una enfermedad, bacteria o virus. Necesitamos las botas adecuadas, pantalones, camisas de seguridad, guantes largos, mascarillas, para poder recoger y acumular todo esto. No tenemos bolsas para que cuando llegue el camión de la basura se lo lleve».
Indicó que el camión recolector no se lleva lo que no esté en bolsas, por lo que tienen más de tres semanas sin hacer la recolección del material médico quirúrgico, mientras que los restos humanos tienen hacia un lado desde hace dos años. «Nosotros no nos podemos meter ahí -señalando donde están- no nos vamos a arriesgar», dijo.
Leonel García, de mantenimiento, indicó que las camareras no cuentan con lavamopas, colectos, guantes, ni desinfectantes, y que hay maquinaria que podría salvar la vida de los pacientes, pero no tienen cómo arreglarlas.
«Yo recuperé dos máquinas esterilizadoras, con las uñas prácticamente, pero hay muchas máquinas que están paradas que son la vida o la muerte de un paciente, que no se puede atender porque no hay herramientas y no hay repuestos. Hacemos un llamado a las autoridades para que suministren recursos e implementos para trabajar, y el incentivo laboral, porque se está cayendo a pedazos el antituberculoso», relató.
Las zonas verdes están totalmente enmontadas porque no tienen acceso al combustible y al aceite, necesarios para el funcionamiento de las guadañas. Se quedaron sin escaleras, sin matamaleza y los implementos necesarios para mantener estas zonas en buen estado, como aseguran, estaban hace cinco años.
La montaña de basura es semejante a un pequeño vertedero
SIN RESPUESTA.
Melquiades Delgado, dirigente del Sindicato de la Salud en el Táchira, manifestó su rechazo porque en 28 días de protesta no han obtenido respuesta del gobierno nacional, por lo que responsabilizó al presidente Nicolás Maduro de las muertes que ocurran en el área de salud.
«Es una protesta pacífica como lo establece el artículo 68 de la Constitución Bolivariana de Venezuela, y el gobierno nacional y regional no se han manifestado para llamar a una mesa de diálogo con la salud. Hacemos responsable al Presidente de la República y su gabinete de las muertes en nuestro estado, porque son los responsables de la salud», manifestó.
Afirmó que el comando intersindical gremial no va doblegar y se mantendrán en las calles diariamente protestando por insumos, medicamentos y buenos salarios.
Por su parte Lenys Vargas, enfermera, indicó que se mantendrán activos, por cuanto lo único que les han dado son bonos de parte de la Corporación de Salud del estado Táchira -Corposalud-, los cuales superan el mes de distancia. «No queremos eso, queremos un sueldo justo, queremos suministros, queremos medicamentos para poder atender a nuestros pacientes», expresó.
375 mil bolívares es el salario mensual de un trabajador del Antituberculoso, de ahí tienen que comer, vestir, trasladarse y mantener a sus familias.
Médicos y enfermeras no tiene cómo calmarle la fiebre a un paciente, lo hacen con agua y «pidiéndole a Dios alivio»
«Calmo la fiebre con agua»
José Antonio del Toro tiene antituberculosis. Desde hace un mes está hospitalizado en el Antituberculoso, sin familia, pues sus seres queridos viven en la ciudad de Caracas y no cuentan con los recursos para trasladarse a la capital tachirense para acompañarlo.
Usa tapabocas, para evitar mayor contaminación, y aunque ha recibido algunos tratamientos, hay otros que no encuentra. Le dan episodios de fiebre y los médicos y enfermeras no tienen medicinas para controlarlo, tan sólo baños de agua .
«Toca echarse un baño y pedirle a Dios… Las enfermeras son de maravilla, pero los insumos son bajos. La alimentación también es baja. Es dificil», acotó.