Rosario (Argentina), 20 dic (EFE).- Fue uno de los niños del barrio La Bajada de Rosario que se crio junto a Leo Messi. Tienen la misma edad e iban a la misma escuela. Más de dos décadas después, en esas calles que les unieron, Walter Barrera recuerda cómo el sueño de estar en un Mundial del que hablaban cuando jugaban a las figuritas (cromos) de Estados Unidos’94, se cumplió con creces.
«Es increíble estar jugando nosotros acá a las figuritas, en el Mundial 94, me acuerdo, habremos tenido 7 u 8 años… De hablar de qué sería estar en un Mundial, a verlo y vivir una final del mundo», señala a EFE, mate en mano, este chico que, a sus 35 años, reconoce que tiene en su infancia junto a Leo y el resto de amigos «los mejores recuerdos» de su vida.
UN LUGAR CON «MAGIA»
El barrio donde el capitán de la selección argentina, campeona del mundo desde el domingo pasado, vivió junto a sus padres y hermanos desde que nació y hasta que se marchó a Barcelona en 2000, ya es historia.
Con viviendas de aspecto humilde pero muy cuidadas, La Bajada -nombre que los vecinos dan al sector del barrio oficialmente llamado General Las Heras en el que está la casa de Messi- es un particular santuario en honor al ídolo.
Y así lo define Walter: «Este barrio tiene magia, más allá de Leo, ¡tiene magia!, atrae, tiene un imán, la gente viene. Obviamente es por Leo, eh (ríe)», señala, y añade: «Nuestro grupo, grupo chico de gente que nos criamos desde chicos hasta que él partió debemos de ser cinco, no muchos».
Con aún muchos vecinos de la época en la que el astro corría en sus calles siguiendo el balón, La Bajada está repleta de pinturas y alusiones a ‘La Pulga’: «Estamos en un lugar muy emblemático para los rosarinos, los argentinos y el mundo», agrega Barrera.
El punto ‘messianico’ más señalado es la modesta casa de dos plantas donde vivieron los Messi -que pese a no estar habitada se mantiene conservada, con banderines y banderas de Argentina colgados en su exterior- y el pequeño terreno baldío ubicado a solo unos metros de la vivienda, donde, según recuerda Walter, jugaban en aquella época.
«Generalmente, acá los grandes, nuestros viejos, tenían una canchita de fútbol, y ellos venían todos los días a disputar partidos, o en la semana se jugaba.
Después devenido en basurero, con el paso de los años lo reciclamos e hicimos un club», recuerda junto a un ‘Messi niño’ pintado sobre una de las paredes, todas llenas de murales de la ya leyenda del fútbol.
Un simbólico lugar reconvertido hace pocos años en El Campito, un club donde se fomenta el deporte y las actividades culturales entre la infancia, y del que forman parte algunos de los amigos del Lionel niño: «La gente aprovechaba y tiraba sus residuos… ocurrieron varias cosas que no estaban buenas así que decidimos entre todos los vecinos meter un poco de cuidado y recuperar el espacio», indica.
«UNA BESTIA DESDE CHICO»
Con la discreción que, por lo general, caracteriza a todos aquellos que se cruzaron en la vida del para muchos mejor futbolista de la historia, al ser consultado por si ese grupo de amigos sigue juntándose con Messi cuando visita Rosario, Walter pronuncia, sin entrar en detalles, un escueto: «Obviamente».
Y comparte su momento más especial con su amigo, de quien dice que «no cambia nunca» pese a todo lo que ha conseguido en su carrera: «Me quedo con una tarde que él había vuelto de España, que estaba todavía en La Masía (academia juvenil del Barcelona) y que nos encontramos y él nos trajo algunos regalos… y hablamos, y yo le regalé una medallita de la virgen del Rosario, con eso me quedo».
«Yo lo tengo muy normalizado, lo conozco desde chico, pero entiendo la magnitud y el poder que tiene esa palabra que es el nombre de Leo. Entiendo, veo la locura. Es algo muy loco de explicarlo. Para mí es como re normal pero a la vez también es una locura, es Leo», sentencia.
El planetario futbolista ha sido, para él, «una bestia desde chico hasta ahora, todo lo que te imaginés y más», y revela lo «impresionante» que fue verlo jugar de chico, «era algo diferente».
«Pase lo que pase, nosotros lo bancamos a muerte», afirma, y confiesa que, pese a que Messi llegó a decir que este era su último Mundial, a ellos les encantaría «que siga jugando para siempre».
Rodrigo García