El Alto de La Cruz / Por Luis Huz Ojeda

Sentido de Historia

Imponente luce la pequeña capilla, luciendo a su lado la majestuosidad el campanario y la Santa Cruz, emblema identatario de la localidad

 

 

 

Síntesis histórica

 

“El Alto de la Cruz”, es un promontorio que se desprende de la formación geológica de la cordillera de los andes venezolanos, situado en el ámbito geográfico sur del punto cardinal, del municipio San Rafael de Carvajal; el ramal de este altiplano, limita a sus costados por el este con las aguas del río Jiménez hasta el sitio nombrado Loma de los Caballos, por el oeste con el río Motatán, por el norte con el poblado de San Genaro, y el sur limita con el Alto de los Barros y La Beatriz, de los municipios Urdaneta y Valera.

Así mismo, el Alto de la Cruz es un lugar que desde siempre existió como senda para la comunicación y el intercambio comercial entre nuestros padres “los Timotocuicas”, con pueblos aborígenes de la cuenca del Lago de Maracaibo (los Caribes) y otras tribus de territorios colindantes.

Originalmente, esta tierra era un lugar mágico donde de forma natural y silvestre se exhibían centenarios árboles madereros y fue poblada por indígenas integrantes de la gran nación Cuica, descendientes de algunas tribus asentadas en Santiago y San Lázaro, Jajó, Tuñame y Timotes. Fue una intersección de uso diario por nuestros primeros pobladores nativos, y luego durante la época de la colonia por gente proveniente del viejo continente europeo, quienes igual que los naturales, introducen en este territorio sus costumbres y tradiciones, así como sus creencias religiosas, para consentir la consolidación de un desarrollo poblacional; hoy en pleno proceso de avance de siglo XXI, el Alto de la Cruz todavía continúa siendo un cruce de caminos de usanza obligante.

 

Esta ruta conduce al mágico encuentro de un lugar lleno de encanto y poesía “El Alto de la Cruz”.

 

En la actualidad, parte de estos caminos fueron transformados en angostas carreteras de concreto y otros continúan en su estado natural, sirviendo de vía de comunicación para los habitantes del poblado del “Alto de la Cruz” con la ciudad y el mundo exterior.

 

La gráfica muestra el deslave producido por las lluvias como consecuencia de la inconsciencia ambiental entre algunos lugareños.

“El Alto de la Cruz” es una comunidad agrícola, con marcado fervor católico, que se manifiesta en muchas de sus conmemoraciones entre estas destacan: en Semana Santa, “el Viacrucis Viviente hacia la montaña”, escenificación mágico religiosa que comienza a primeras horas del sábado de Dolores, un día previo al Domingo de Ramos, en la iglesia de San Genaro, situado en la campestre localidad del mismo nombre donde luego de la celebración de la santa misa, se apertura el “Viacrucis hacia la montaña”, obra de teatro de calle, acto que año tras año es interpretado por los integrantes del grupo de teatro “Pbro. Miguel Ángel Monsalve” e integrantes de los diferentes grupos de apostolado que hacen vida activa en el templo, quienes juntos montan toda una analogía de la vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, donde noveles actores locales expresan su fervor, fuerza espiritual y riqueza creativa.

 

Las torrentes aguas del río Jiménez bordean uno de los costados del Alto de la Cruz.

 

La primera parte de este acto se despliega al fondo del templo, con la puesta en escena de la primera estación donde Jesús es condenado a muerte; luego, despegando desde allí la peregrinación avanza por el serpenteante camino hacia la majestuosa montaña del “Alto de la Cruz”.
Permitiendo al público presente revivir, sentir, valorar y apreciar en cada una de las 14 estaciones el terrible sufrimiento de Jesús de Nazareth antes de la crucifixión, y a su vez, disfrutar el histrionismo de los artistas populares nativos, al igual que la panorámica y matices del múltiple verdor del paisaje, sentir a flor de piel el fresco roce de la brisa que se impone desde la majestuosidad de la cima, acompasado por la sutiles caricias de la neblina, conformándose entre lo natural, lo divino y lo humano un mundo mágico fortalecedor de la espiritualidad, y donde además están presente hermosas e impresionantes vistas del Aeropuerto Antonio Nicolás Briceño, la ciudad de las Siete Colinas, el Lago de Maracaibo, los pueblos de Escuque, El Alto de Escuque, Sabana Libre, Isnotú, Betijoque, San Genaro, Carvajal, Campo Alegre. Hasta finalizar en el sector denominado “Los Pinos” plantado en la vía hacia la comunidad del “Alto de la Cruz” un espectáculo único, sin igual.

Igualmente, el 3 de mayo, entre la homilía, rezos y cantos, celebran en grande la fiesta homónima de la Cruz de Mayo.

 

Hermosa vista desde el Alto de la Cruz hacia la parroquia La Beatriz y sitios aledaños.

 

El 15 de mayo contando con la presencia de los bueyes traído del campo, vestidos con originales y llamativos atuendos, sus pobladores muestran la producción agrícola local, cumplen con la conmemoración del día de “San Isidro Labrador”, santo patrono de los agricultores.

El 21 de mayo, uno de los primeros pobladores del “Alto de la Cruz”, la familia Telles, celebra la efemérides de Santa Rita, tradición implantada desde la llegada del primer integrante de la familia a estos predios.

Desde el 15 de noviembre, las salas de las casas de la familia se visten de gala luciendo el tradicional pesebre navideño. También se cumple con las tradicionales misas de aguinaldo.

Entre sus pobladores destacan familias quienes con su intelecto laborioso modelan tiestos de barro cocidos al calor del fuego de la leña para transformarlo en arte; con entusiasmo hogareño tejen el cogollo, fabrican sombreros, tallan madera haciendo aflorar imágenes del santoral católico, actividades estas que junto a su fervor religioso y a través del tiempo, afianzan la preservación de su identidad, pertenencia y pertinencia como pueblo, honrando a sus ancestros.

 

Esta vieja edificación de bahareque y caña brava nos revela parte del pasado arquitectónico del Alto de la Cruz

Igualmente, esta hermosa y mágica cordillera hoy luce plantada de centenarios árboles madereros y plantas frutales entre estas podemos mencionar el cambur, plátanos, aguacates, y guamos que sombrean los extensos sembradíos de café que desde tiempos remotos lucen y continúan plantados por distintas generaciones de familias oriundas del Alto de la Cruz, entre estas podemos citar: Telles, Paredes, Prada, Blanco, Linares, Andara, Nava, Segovia, Araujo, Briceño, Hernández, Godoy, Rojo, Delgado, Barrios, Contreras, Silva, Lozada, Ruiz, Suárez, Quintero, Pírela, Olivar, Mendoza, Valecillos, Pérez,… también explotan el cultivo del café, cambur, plátano, aguacate, tomate, pimentón, ají dulce, apio, lechuga, cebolla larga, y cilantro…

El pueblo actual muestra a quien lo visita una pequeña iglesia, que se distingue por la presencia a su entrada de una cruz que simboliza su nombre, así como también las instalaciones de un grupo escolar donde se imparte la educación básica desde primero hasta 6to. grado, un ambulatorio rural donde se presta atención médica a los pobladores y a familias distantes unas de otras…

 

La gráfica revela parte de un área que requiere con urgencia su reforestación.
El verdor de la montaña se confunde con el silbido de la brisa al momento del visitante serpentear el camino hacia el Alto de la Cruz.

 

 

Bibliografía: Conversatorio con Yamilet Vásquez, Máximo Telles.
Libro crónicas e imágenes de Carvajal.

* Cronista oficial del municipio San Rafael de Carvajal

 

 

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