En el año 1994 compré en Caracas la autobiografía (1) del prodigioso erudito ruso-estadounidense Isaac Asimov (1920-1992) y la lectura me causó un tremendo impacto. Yo ya había leído casi todas sus obras importantes y no encuentro palabras para expresar la admiración intelectual que siempre tuve por este autor. Pero después de leer su autobiografía mi admiración aumentó mucho más.
Asimov fue un autor extraordinariamente prolífico y de una increíble erudición en un amplísimo abanico de temas. En su autobiografía da una cifra de 451 libros publicados (Pag. 206). Al final de su autobiografía hay un listado de las principales 440 obras que publicó, clasificadas según el área del saber, y es realmente impresionante. Veamos los números. Novelas de ciencia ficción: 38 libros. Novelas de misterio: 2 libros. Narraciones breves de ciencia ficción y colecciones de narraciones breves: 3 libros. Colecciones de narraciones fantásticas breves: 1 libro. Colecciones de narraciones breves de misterio: 9 libros. Antologías de obras de ficción editadas por Asimov con extensas introducciones y comentarios sobre cada obra y cada autor de la antología: 118 libros. Sobre ciencia en general: 24 libros. Sobre temas de matemáticas: 7 libros. Sobre temas de astronomía: 68 libros. Sobre temas de ciencias de la Tierra: 11 libros. Sobre temas de química y bioquímica: 16 libros. Sobre temas de física: 22 libros. Sobre temas de biología: 17 libros. Colecciones de ensayos sobre ciencia: 40 libros. Colecciones de ensayos sobre ciencia ficción: 2 libros. Sobre temas de historia universal: 19 libros. Sobre la Biblia: 7 libros. Sobre grandes obras de literatura: 10 libros. Sobre humor y sátira: 9 libros. Autobiografías: 3 libros. Sobre temas misceláneos: 14 libros.
Además publicó varios artículos sobre bioquímica en revistas científicas especializadas cuando era Profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, pero en su autobiografía no se da el número preciso.
Cuando Asimov estaba próximo a fallecer, escribió con satisfacción: “Durante 40 años publiqué un promedio de 1.000 palabras por día. Durante los últimos 20 años publiqué un promedio de 1.700 palabras por día (Pag. 562).
Por otra parte, todos los autores están de acuerdo en que Asimov escribía con un increíble dominio y conocimiento en todos los temas que abordaba. En efecto, en sus obras escribía con la misma facilidad y erudición sobre el hiperespacio, las galaxias, los agujeros negros del universo, diversos temas de matemáticas, el cerebro humano, la fotosíntesis, la historia de Grecia, Roma, Francia, etc., etc.
Además muchos de sus libros son muy voluminosos. Por ejemplo, su conocida obra: ‘La Guía de Asimov para Shakespeare’ consta de 843 páginas, y su ‘Guía de Asimov para la Biblia’ es un detallado estudio histórico de 1.277 páginas.
Todas las obras de Asimov tienen un mismo común denominador: Una abrumadora abundancia de detalles (a veces demasiados), combinada con un extraordinario didactismo, y un estilo ágil y ameno que hace muy fácil y deleitosa la lectura. El eminente astrofísico estadounidense Carl Sagan (1934-1996) en varias ocasiones reconoció la calidad científica de las obras de Asimov sobre el universo, y en una de sus obras expresó: “Isaac Asimov escribió con dominio sobre todo” (2). Lo más impresionante es que esa fabulosa erudición de Asimov en temas tan especializados y difíciles era el resultado de sus estudios autodidácticos.
Lo que más llama la atención cuando leemos su autobiografía, es su impresionante sinceridad, honestidad, autenticidad existencial como ser humano, sentido de la equidad y justicia social, y valentía para expresar sus puntos de vista, aunque le puedan perjudicar y caer mal a muchos lectores. Isaac Asimov en su autobiografía ‘desnuda su psique’ ante el lector y expresa sin tapujos su ‘yo’, su conciencia de que siempre fue un superdotado en el aspecto intelectual desde que era niño, y su permanente anhelo de que se lo reconocieran. Pero también reconoce sin ambages sus limitaciones e imperfecciones.
La mayoría de las personas tienen un deseo de reconocimiento de sus buenas cualidades, pero no se atreven a decirlo para no dar una impresión de ser ‘engreídas’. Pero Asimov no tenía reparos. Citemos sus propias palabras: “No hay manera de ocultar el hecho de que soy excepcional, al considerar el enorme número de libros que he escrito y publicado, y el enorme número de temas que he abarcado en esos libros” (Pag. 4)…Y más adelante dice: “Nadie en la historia ha escrito más libros sobre temas más diversos que yo” (Pag. 201).
Asimov refiere que durante toda su vida fue acusado de ser ‘engreído’: “Yo siempre he dicho cosas por las cuales algunas personas me han tildado de ser ‘egotista’, o ‘vanidoso’, o ‘engreído’. O si son más dramáticas me han dicho que tengo un ‘ego del tamaño del edificio Empire State’. ¿Pero qué puedo hacer?. Las aseveraciones que yo hago dejan muy en claro que yo pienso que soy muy grande, pero solamente por cualidades que, en mi opinión, merecen admiración. Yo también tengo muchos defectos e imperfecciones y lo reconozco con toda libertad, pero parece que nadie se da cuenta de esto. De todas maneras, cuando yo digo algo que suena ‘vanidoso’ yo le aseguro a usted que es ‘verdad’ y yo rechazo la acusación de vanidad hasta que alguien me demuestre que algo que yo diga que suena vanidoso ‘no’ es verdad (…) Cuando me han preguntado si yo fui un niño prodigio (y me lo han preguntado con una frecuencia desconcertante) yo he respondido ‘Sí’, en realidad lo fui, y todavía lo soy” (Pags. 1-2).
Asimov nació el 2 de enero de 1920 en Petrovichi (Rusia) en el seno de una familia judía. Sus padres emigraron a los Estados Unidos cuando él tenía 3 años y montaron un modesto negocio de dulcerías en Nueva York.
Desde niño fue muy raro porque mientras los demás niños jugaban y corrían, Asimov nunca lo hacía y prefería estar continuamente leyendo libros que sacaba prestados de la Biblioteca Pública de Nueva York. En tal sentido, Asimov refiere que si no hubiera tenido acceso a esa extraordinaria biblioteca, nunca hubiera podido aficionarse a la lectura, ni hubiera podido adquirir su prodigiosa erudición. Cuenta que compadecía a los otros niños que se perdían el deleite de leer mitología griega, la Ilíada, las obras de Shakespeare, etc.
Sobre la lectura de un libro dice algo muy bello digno de citar: “La vida es gloriosa cuando es feliz, los días transcurren sin preocupación cuando son felices, la interacción entre pensamiento e imaginación es muy superior a la interacción de músculo y tendón. Permítame decirle a usted, si no lo sabe por su propia experiencia, que leer un buen libro, perderse en el interés de las palabras y el pensamiento, es para algunas personas (yo por ejemplo) una increíble intensidad de felicidad” (Pag. 32).
Asimov nunca hizo ejercicio físico, y eso, unido a sus malos hábitos alimentarios, le ocasionó problemas cardiovasculares en su vida adulta. Pasó la mayor parte del tiempo durante su infancia y adolescencia, encerrado en el negocio de dulcerías de sus padres, atendiéndolo y leyendo. En su autobiografía refiere que quizás eso influyó en la marcada ‘claustrofilia’ (tendencia al encerramiento) que tuvo posteriormente. Gran parte de su vida adulta transcurrió completamente encerrado en su apartamento en Nueva York, con las ventanas cerradas y con luz artificial aunque fuera de día, y trabajando seguido en su máquina de escribir o su procesador de palabras, frente a una pared blanca, desde las 5 de la madrugada hasta muy tarde en la noche. Cuenta que su mayor placer consistía en estar encerrado todo el tiempo escribiendo y escribiendo.
Además sufrió severamente de ‘acrofobia’ (horror a las alturas). Por eso, aunque nunca sufrió de ‘agorafobia’ (horror a los lugares abiertos), siempre fue muy reacio a viajar. Cuando se hizo muy famoso, le invitaban desde todas partes del mundo, pero casi todas las invitaciones las rechazaba y de ninguna manera quería viajar en avión por su acrofobia. Sólo se montó en avión dos veces en su vida y eso fue durante su servicio militar y porque era inevitable…¡Resulta sorprendente que un autor que escribió tantas obras de ciencia ficción sobre viajes intergalácticos en el universo y con tanta erudición sobre las tecnologías de vuelos en el futuro, tuviera esa fobia a montarse en un avión!…Solamente en poquísimas ocasiones accedió a viajar por barco y eso debido a la insistencia de su segunda esposa Janet y la insistencia de muchas instituciones culturales del mundo.
Asimov desde niño fue muy seguro de sí mismo. A su madre le sugirieron que le cambiaran el nombre (Isaac) por un nombre más común en los Estados Unidos, con el fin de ocultar su origen judío y evitar el antisemitismo. Pero Asimov siendo niño se opuso rotundamente y se quedó con su nombre. Sobre la cuestión del antisemitismo Asimov fue sumamente honesto. En su autobiografía refiere que tuvo fuertes roces con la comunidad judía porque conoció judíos que condenaban el antisemitismo, pero no expresaban ninguna solidaridad con los afroamericanos que sufrían discriminación (Pag. 21). Asimov, por supuesto condenaba el antisemitismo, pero se solidarizaba con los negros estadounidenses: “Por dos siglos fueron realmente esclavizados. Cuando la esclavitud llegó a su final desde un punto de vista formal, los afroamericanos continuaron en una condición de casi esclavitud en muchas áreas de la sociedad norteamericana” (Pag. 21). Asimov también rechazaba la política de los israelitas con los palestinos (Pag. 23) y reprochaba que los judíos rusos que emigraban a Israel huyendo de la persecución religiosa, luego en Israel eran implacables contra los palestinos (Pag. 23)…Asimov insiste en su autobiografía en que la humanidad es una sola y hay que acabar con las fronteras de todos los países de todo el planeta y buscar soluciones comunes para toda la humanidad.
Sobre religión dice en su autobiografía: “Nunca en toda mi vida, ni siquiera por un instante, me he visto tentado hacia alguna religión de algún tipo. El hecho es que no siento ningún vacío espiritual. Yo tengo mi filosofía de la vida, que no incluye ningún aspecto de lo sobrenatural y que encuentro totalmente satisfactoria. En resumen, yo soy un racionalista y creo solamente lo que la razón me dice lo que es” (Pag. 13).
Ciertamente, Asimov fue un gran humanista toda su vida y su monumental producción intelectual, tan didáctica, amena y accesible para todo tipo de público, representa una manera de llevar a todos los pueblos del mundo la luz de la razón, la ciencia y en general el conocimiento…Una de sus obras que más me ha gustado es ‘Historias de lo Oculto’ (1989) en la cual proporciona una explicación científica de muchas experiencias supuestamente ‘sobrenaturales’ como telepatía, astrología, ‘clarividencia’, el culto al diablo, ‘mal de ojo’, sesiones de espiritismo, reencarnación, etc., etc. (3).
Por otro lado, uno de los aspectos más impactante de su autobiografía es la concerniente a su manera de escribir. Asimov dice que en todos los momentos del día, aunque no estuviera escribiendo, y hasta en la noche, cuando estaba meditando en su cama, continuamente estaba elaborando mentalmente los párrafos de sus obras. Luego se sentaba a escribir y solamente tenía que enmendar un 5 % de lo que había escrito (Pag. 204). Si usted amiga lectora o lector, ha leído las obras de Asimov, se habrá percatado de la abrumadora cantidad de información muy bien expuesta y ordenada. La única explicación posible es que Asimov tenía una increíble capacidad para redactar mentalmente muchos párrafos y luego plasmarlos en el papel.
Asimov refiere que muchos escritores en los Estados Unidos sufrían de soledad e inseguridad, y recurrían a las bebidas alcohólicas para estimularse y escribir, o incluso recurrían a drogas y hasta a LSD, pero él nunca consumió bebidas alcohólicas ni drogas de ningún tipo (Pags. 85 y 210).
Otro de los aspectos más interesantes de la vida de Asimov es que siempre fue un inadaptado al sistema académico establecido y siempre fue muy rebelde ante las jerarquías establecidas. En su autobiografía reconoce que desde niño fue muy pedante y caía mal a los maestros porque con frecuencia les contradecía y hasta les llevaba libros para demostrarles su error. En la escuela básica Asimov brillaba fácilmente como el mejor de la clase, aunque era el más joven de edad. Pero luego en el bachillerato y la universidad, fue un alumno poco descollante. En un buen grado eso se explica porque Asimov tenía que atender el negocio de dulcería de sus padres y además quería aprender sobre todo sin limitarse solamente a las asignaturas formales. Se consideraba a sí mismo un ‘generalista’ y despreciaba la ‘especialización’ que imponía el sistema académico.
Luego le costó ingresar a la Universidad de Columbia porque la ‘cuota de judíos’ ya se había llenado, pero finalmente logró ingresar. No obstante, durante sus estudios de química y luego como profesional universitario investigador, tuvo varios fracasos, pero eso le importaba muy poco, porque siempre tuvo una gran seguridad en sí mismo y estaba muy consciente de sus extraordinarias dotes intelectuales. Desde los 18 años comenzó a escribir relatos de ciencia ficción y sólo le apasionaba escribir y escribir.
Sus críticas al sistema universitario norteamericano son sumamente interesantes. Después de culminar un doctorado (Ph.D) en bioquímica en la Universidad de Columbia en 1948, ingresó como profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston. Pero se sentía inadaptado porque rechazaba el sistema de sueldos por subvenciones (’grants’) para realizar trabajos de investigación que había que renovar cada año y creaba tanta angustia a los profesores universitarios. Rechazaba que a los profesores se les valorara solamente su número de publicaciones en investigación y el número de ‘grants’ que habían conseguido, mientras se subestimaba su labor en la docencia. Asimov señala que los profesores en su afán para conseguir subvenciones caían en la tentación de hacer fraude en sus trabajos (Pag. 138).
En efecto, solamente se valoraba el número de publicaciones en investigación, aunque tales publicaciones fueran de mala calidad o hechas de manera poco honesta. La razón es que el número de publicaciones era lo único que se tomaba en cuenta para que el profesor obtuviera ‘grants’ (subvenciones) mientras la docencia no proporcionaba ningún beneficio financiero. Citemos sus propias palabras: “La docencia solamente beneficia a los estudiantes. Pero la investigación significa subvenciones percibidas del gobierno (…) Lo que eso significa es que las universidades escogen siempre la investigación por encima de la docencia – dinero por encima de la educación para sus estudiantes (…) Una función importante de un investigador, la más importante, es publicar trabajos que esté haciendo en revistas adecuadas. Cada uno de esos trabajos es una ‘publicación’ y la esperanza de un investigador para alcanzar la promoción y el prestigio se basa en la calidad y número de sus publicaciones. Desafortunadamente, la calidad de una publicación es algo muy difícil de calcular, mientras que el número de publicaciones es muy fácil de determinar. Entonces surgió la tendencia de juzgar solamente el número de publicaciones y esto causó que los científicos publiquen un gran número de trabajos sin considerar la calidad de lo publicado. Aparecieron publicaciones que solamente añadían unos pocos datos para aparecer como una nueva publicación. Algunas publicaciones eran divididas en fragmentos y se publicaba cada fragmento por separado. Algunas publicaciones eran firmadas por varios autores aunque algunos de ellos solamente hubieran participado tangencialmente, porque así cada uno aparecía en la publicación. Algunos científicos renombrados insistían en poner sus nombres en cada publicación producida en su departamento, aunque no hubieran hecho nada absolutamente en ese trabajo (…) Yo no ‘quería’ hacer investigación” (Pags. 164-171).
Asimov refiere que llegó a ser el profesor peor pagado: “Era el menor sueldo como profesor en la Escuela Médica, y quizás en toda la universidad. Esto que yo consideraba en mi inocencia, comportamiento ético de mi parte, era visto como algo en contra de mí. Percibir un salario tan bajo se interpretaba como que eso era todo lo que yo merecía” (Pag. 196).
Asimov en su autobiografía deja muy claro varias veces que nunca en su vida se preocupó mucho por ganar dinero y despreciaba a las personas inescrupulosas y tramposas que buscaban hacer fortuna de cualquier manera.
Asimov sólo quería dedicarse a dar clases y escribir libros sobre ciencia sin hacer investigación de laboratorio. Aunque publicó textos científicos muy buenos, fue presionado por sus enemigos para que hiciera investigación con subvenciones y como él se negó rotundamente, le suspendieron el sueldo el 30 de junio de 1958 (Pag. 198). Después de una querella legal de 2 años, Asimov logró conservar su título como profesor, pero nunca más ejerció la docencia universitaria como profesor formal pagado por la universidad. Es decir, en la práctica fue expulsado de la universidad…¡Increíble pero cierto!.
Por supuesto, años después cuando se hizo muy famoso en todo el mundo, Asimov recibió varios Doctorados Honoris Causa de prestigiosas universidades, y la Universidad de Boston le pedía que diera las clases inaugurales de los cursos.
Asimismo, Asimov fue invitado para presidir la ‘Sociedad Humanista Norteamericana’, entre cuyos miembros estaba Carl Sagan y otros eminentes autores.
Desde el punto de vista social y político Isaac Asimov siempre fue liberal progresista y rechazaba horrorizado que se disminuyera el financiamiento de las bibliotecas y dice: “Yo cuando leo continuamente sobre la manera en que los presupuestos de las bibliotecas son recortados y recortados, pienso solamente que la puerta se está cerrando, y que la sociedad estadounidense ha encontrado una manera de autodestruirse” (Pag. 29)…Asimov siempre consideró a Ronald Reagan (1911-2004), que fue Presidente de los Estados Unidos desde 1981 hasta 1989, como: “un descerebrado que repetía cualquier opinión de alguien que estuviera cerca” (Pag. 77).
Asimov era de un origen social muy humilde y siempre desconfió de las personas de la ‘alta sociedad’ carentes de cultura y formación intelectual.
Por otro lado es interesante referir la experiencia de Asimov con la asociación internacional ‘MENSA’. El nombre ‘mensa’ significa en latín ‘mesa’ porque sus integrantes se sientan alrededor de una mesa en común. Esta ‘Asociación Internacional de Superdotados’ fue fundada en Inglaterra el 1 de octubre de 1946 y solamente admite entre sus miembros a esas personas que alcanzan una elevadísima puntuación en pruebas de inteligencia (I.Q.). Solamente aceptan al 2 % superior de la población mundial. Propusieron a Asimov que se integrara y por supuesto Asimov clasificó con una impresionante facilidad. Pero Asimov se desencantó y refiere: “Muchos de los que pertenecían a MENSA se creían de un grupo ‘superior’ que debía gobernar el mundo y despreciaban a los que no eran de MENSA como ‘inferiores” (Pag. 385). Por eso Asimov se retiró de MENSA.
El final de Asimov fue muy triste. Tuvo su primer infarto a los 57 años y en el año 1983 fue sometido a una operación cardíaca para un triple bypass. Muchos años después de su fallecimiento, se ha publicado que en esa operación le inocularon el virus VIH que le produjo SIDA y una serie de problemas de salud hasta que falleció a los 72 años (4). En los años 1980 había un fuerte prejuicio social contra las personas que tuvieran SIDA y la familia no divulgó tan terrible experiencia.
Asimov tuvo dos matrimonios y sólo dos hijos del primer matrimonio: Un varón llamado David y una hija bellísima llamada Robyn.
Para concluir…¡Isaac Asimov pasó a la historia como el más grande erudito y divulgador de conocimientos de todos los tiempos!!!.
NOTAS: (1) Isaac Asimov (1994) ‘A Memoir’. Bantam Books. Todas las citas de páginas son de esta obra, salvo que se indique otra cosa (2) Pag. 336 en Carl Sagan (1995) ‘The Demon Haunted World. Science as a Candle in the Dark’. Random House. (3) Isaac Asimov, en colaboración con Martin H. Greenberg y Charles G. Waugh (1989) ‘Tales of the Occult’. Prometheus Books. (4) ‘Isaac Asimov’. Wikipedia. The Free Encyclopedia.