Douglas Abreu / CNP 21627
@douglasabreub
En los últimos años son diversos los temas de interés nacional que han sido tratados con total indiferencia tanto por el gobierno como actores políticos, opinan obligados – por no dejar o mejor dicho para no quedarse por fuera – mientras esta en la palestra pública luego vuelven al olvido, como es el caso sobre El Esequibo, del cual se volvió a conocer en el presente mes.
Con la excepción que existen venezolanos historiadores, periodistas, docentes, entre otros, y en la actualidad grupos de WhatsApp, como “El Esequibo es nuestro”, que han expresado su preocupación y mantenido vivo el tema a través de los medios de comunicación y redes sociales, respectivamente.
El pasado 19 de abril fue propicio para rememorar que ese día en 1810 marcó el inicio de la lucha por la independencia del dominio español en Venezuela, 213 años después ese legado de nuestros héroes se ve frustrado por un Estado indolente e incapaz de defender nuestra soberanía seriamente amenazada tal como se evidencia con el fallo en contra de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre el Esequibo y que según el Gobierno, nos favorece, mientras para especialistas en la materia se trata de la segunda derrota.
Gobierno celebró la sentencia
Mientras el Ejecutivo Nacional, a través de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, celebró la sentencia incidental de la CIJ de ese día valide los argumentos expuestos por el Estado venezolano y reconozca que puede revisarse la conducta ilícita y fraudulenta del Reino Unido en el Laudo Arbitral de París de 1899 y, además, deje claro la existencia y vigencia del Acuerdo de Ginebra de 1966.
También, el diputado a la Asamblea Nacional (AN), Hermann Escarrá, advirtió que no se puede obviar el elemento jurídico sobre la defensa del territorio de la Guayana Esequiba. Explicó «una cosa es la diplomacia de paz que propugna nuestra Constitución y, otra cosa, es que a costa de la democracia de paz, vayamos nosotros a entregar el territorio nacional».
Héctor Faúndez “segunda derrota”
En su artículo Venezuela ante la CIJ en el caso del Esequibo: ¡Segundo aviso! para el Nacional Web, el Dr. Héctor Faúndez – actualmente profesor titular de Derecho Internacional Público en la Universidad Central de Venezuela, además Individuo de número de la academia de ciencias políticas y sociales de Venezuela – opinó:
“En el caso Guyana – Venezuela, la Corte Internacional de Justicia ha rechazado, por catorce votos contra uno, la objeción preliminar planteada por Venezuela a la admisibilidad de la demanda interpuesta por Guyana, pidiendo que se confirme la validez jurídica del Laudo de París, del 3 de octubre de 1899. Ésta es una segunda derrota de Venezuela en el procedimiento ante la CIJ en la disputa por el territorio situado al oeste del río Esequibo.
Después de una sentencia que rechaza categóricamente la excepción preliminar de Venezuela, el gobierno venezolano ha emitido un comunicado en el que “celebra” esta decisión, pues -en su opinión- valida los argumentos presentados por los representantes de Venezuela ante la Corte. “Si la Corte nos da la razón, entonces no hay nada que temer”.
Esta declaración oficial, sin duda sorprendente, concluye con la afirmación, ya hecha letanía, que “el sol de Venezuela nace en el Esequibo”. Eso suena muy bien como el lema de una pancarta, o como el eslogan para arengar al pueblo a una batalla. Pero los litigios no se ganan con frases simplonas y vacías de contenido” (…)
Si pretendemos obtener una sentencia favorable en esta disputa, habrá que perfilar mejor nuestros argumentos y concentrarnos en lo que está en discusión ante la Corte. No necesitamos más tiempo para elaborar la contra memoria que debemos presentar en diciembre próximo ante la Corte.
Preocupa, sin embargo, que, en el antes referido comunicado del gobierno de Venezuela, éste diga que “Venezuela no reconoce el mecanismo judicial” como medio de solución de esta controversia, y que “evaluará” las implicaciones de esta sentencia, sugiriendo que se podría retirar de las fases siguientes del procedimiento pendiente ante la Corte. Cabe recordar que, el 7 de junio pasado, al interponer una excepción preliminar, Venezuela terminó por aceptar la competencia de la Corte, y decidió comparecer en el procedimiento ante ella.
Éste es el asunto de mayor trascendencia que ha debido enfrentar Venezuela en toda su historia republicana, y que ha marcado el alma de los venezolanos con el sentimiento que el compromiso arbitral -negociado a espaldas de Venezuela- fue un engaño (…) La estrategia seguida hasta el momento ha demostrado ser equivocada. Ya hemos perdido dos, de tres. Venezuela ya ha agotado dos de sus cartuchos, y sólo le queda uno.
Si seguimos por ese camino, la sentencia sobre el fondo será igualmente adversa, y con eso se habrá puesto punto final a la legítima reclamación venezolana. ¿Vamos a seguir por ese camino? ¿Sabe el capitán hacia dónde está conduciendo la nave del Estado? ¿O será que el capitán está borracho?
Gilmer Avendaño: tema para la reflexión
Para dar luces sobre este tema, conversamos con uno de los pocos trujillanos, quien ha sido un acucioso estudioso sobre El Esequibo, docente Gilmer Avendaño, la CIP de La Haya, órgano Supraconstitucional decidió rechazar o desestimar la petición de Venezuela, que solicito ante este organismo que se incorporara en esta controversia a Gran Bretaña, por ser este el país que tenía de tutela a la Guyana, que era una colonia.
Cuyo argumento presentado por Venezuela ha quedado totalmente desechado sin que ello implique reconocer que la materia no ha ido al fondo de la misma. Es una decisión que es medio contradictoria porque así como se excluye esta decisión jurídica también es cierto que al ir al problema de fondo del laudo arbitral – reitero – tiene que darse las tres partes que están suscribiendo el documento del Acuerdo de Ginebra de 1966.
Vamos a esperar dentro de un año, para el 2024, se vaya a la materia de fondo y se dé un dictamen que favorezca. Pero sea cual fuere la decisión se tiene que respetar, porque ratifico es una Corte que tiene la potestad Supraconstitucional conforme al artículo 23 de nuestra Constitución. Entonces uno se pregunta, como van a quedar los artículos 10 y 11 en un supuesto negado que la decisión sea contraria a los intereses del país. Es un tema para la reflexión.
¿Cómo llegamos al Acuerdo de Ginebra?
Para el 12 de noviembre de 1962, siendo canciller el ilustre trujillano Marcos Falcón Briceño, durante el gobierno de Rómulo Betancourt, hace ingentes gestiones ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a los fines que se restituya el estado de derecho que tiene Venezuela sobre el territorio del Esequibo.
Es así como este organismo decide reunir las tres partes, es decir, Gran Bretaña, Guyana – que era colonia británica – y Venezuela, y allí se logra firmar el Acuerdo de Ginebra, específicamente, el 17 de febrero de 1966, hace 57 años. Este instrumento legal por el cual se dirime la controversia territorial entre ambos países establece que se tiene que buscar una salida concertada entre las partes.
Pero en ese momento Gran Bretaña, una vez que firma este Acuerdo, tres meses más tarde (marzo, abril y mayo) decide darle la independencia a Guyana, y esto evidentemente, fue como una manera de zafarse de responsabilidad, obviar la responsabilidad de dicho Acuerdo. No obstante, a eso, volvimos a recuperar nuestro territorio con la forma que este Acuerdo permitió anular el laudo arbitral de 1899.
Normas entre Guyana y Venezuela
Ahora bien, este Acuerdo de Ginebra entre otros puntos destaca algunas normas, una de ellas, la designación del Buen Oficiante entre las partes, para lo cual Guyana y Venezuela tenían que estar de acuerdo sobre la persona a designar, efectivamente así ha sido hasta hace tres años que se dejó de buscar esa persona por consenso.
También, que se deben buscar medidas de mutuo acuerdo, que no pueden ser unilaterales, y el acuerdo,, que la explotación de las áreas en reclamación debe ser compartida, no en forma unilateral. Lamentablemente allí no ha existido una política de atención integral a esta zona y Guyana en los últimos 23 años se ha dedicado desde entonces a otorgar concesiones a las diferentes empresas transnacionales holandesas, rusas, chinas y norteamericanas. Venezuela lo único que ha hecho sobre esta materia es reclamarle a las empresas cuando se debió hacer directamente al gobierno de Guyana.
Enarbolar la Bandera de la Unidad
Por eso hoy estamos en una situación muy enrarecida que requiere enarbolar la Bandera de la Unidad de todos los sectores de la sociedad venezolana porque perder el Esequibo es perder 159 mil kilómetros cuadrados (159.000 km2), lo que representaría un gran revés para el territorio nacional y nuestra soberanía.
Por otra parte, es importante aclarar que en estos casi 24 años de gobierno ha mantenido una política de dejar hacer, dejar pasar, de no asumir con responsabilidades el compromiso de solventar definitivamente este problema de soberanía nacional. Para cada uno de nosotros los venezolanos se requiere entonces que tengamos una posición unísona alrededor de este tema que es de vital importancia para ello desarrollo geopolítico del país.
Perdidas estratégicas
Porque perdiendo este territorio también perdemos la plataforma del Atlántico y quedaríamos sin salida al Mar pero además se perderán grandes yacimientos minerales, potenciales energéticos, forestales y marinos que existen en toda esta zona. Esa es la verdadera situación y por eso se requiere el concurso de cada uno de los venezolanos. El principio de soberanía está en tres y dos, y para ello se requiere – reitero – la unidad de la población venezolana.
Concluyo con recomendar a los diestros de información en esta materia buscar el libro “La Verdad sobre nuestra Guayana” del actor Horacio Cabrera Sifuentes para que nos empapemos más y tengamos una visión más clara de este tema y no estemos sumergidos en las tinieblas de la ignorancia.