Quito, 24 may (EFE).- Los ecuatorianos acogieron este lunes entre la expectativa y la incertidumbre a Guillermo Lasso, el primer conservador en asumir la Presidencia en veinte años, y que tendrá por delante la tarea de unir a una sociedad en la que persiste un fuerte enconamiento ideológico entre izquierda y derecha.
Cientos de personas se concentraron desde horas de la mañana en los alrededores de la Asamblea Nacional de Quito para respaldar al flamante mandatario en su investidura, y siguieron su discurso inaugural a través de celulares y de una gran pantalla colocada por su grupo legislativo, a pocos metros de la sede de la Contraloría, incendiada en el calor de la protesta social de octubre de 2019.
«En este Gobierno que hoy nace, del nuevo siglo de republicanismo (en Ecuador), termina la era de los caudillos», proclamó el nuevo presidente, quien aseguró que «gobernará para todos», para restaurar los valores de la lucha de los patriotas ecuatorianos hace 200 años.
La jornada de la toma de posesión, instaurada por la Carta constitucional, coincide con la efemérides de la Batalla de Pichincha, que dio la independencia a Ecuador y de la que el año que viene se celebrará su bicentenario.
Las calles de la capital estaban hoy relativamente vacías debido a la jornada festiva, y solo los alrededores de la Asamblea y el Palacio de Carondelet, sede de la Presidencia, mostraban el ajetreo típico de la jornada de investidura.
APOYO VARIOPINTO
Varios de los seguidores del presidente del conservador CREO, defensor de un liberalismo en lo político y económico entendido como garante de libertades y derechos humanos, portaban banderas tricolores y blancas del movimiento político liderado por Lasso.
También se dieron cita ciudadanos llegados de diferentes puntos del país como Josefina Tigasi, una campesina de la provincia de Cotopaxi, que portaba una gran pancarta de un grupo ambientalista.
«Nosotros, como indígenas, estamos apoyando a Guillermo Lasso. Tiene que dar a la gente pobre y del campo, le dimos el voto», expresó a Efe esta ecuatoriana tocada con un sombrero verde con una pluma, característico de su nacionalidad andina.
El nuevo presidente manifestó en su alocución ante el Parlamento, tras recibir la banda presidencial, su intención de «no dejar a nadie atrás» y que encabezará un gobierno que recoja la diversidad social y las diferentes orientaciones de pensamiento.
Ariel Bailón, presidente nacional de la Red de Organizaciones Sociales del Ecuador, dijo a Efe que se trataba «de un día histórico» para el país, y que desde la sociedad civil apoyarán las consultas que formule el nuevo mandatario, «esperemos que haya luces para nuestro país, para todos los ecuatorianos», apostilló.
ZONA DE BATALLA
El Parque del Arbolito y el aledaño de El Ejido, que fueron escenario de intensos enfrentamientos durante la protesta social contra medidas de ajuste adoptadas por el Gobierno de Lenín Moreno en 2019, concentraron hoy a los simpatizantes de Lasso, aunque también algunos detractores.
Así, portando pancartas que rezaban «Sale un payaso y entra otro», o «Justicia, cárcel para Moreno», media docena de personas expresaban su rechazo al curso de la política en el país andino.
«Es imposible que Quito, que dio su voto a un banquero, no se dé cuenta de que es una persona fascista, vendida a los poderes mayoritarios de la derecha», afirmó Lorena Pinto, una quiteña de 47 años que participó en la diminuta protesta.
Junto a ella, otra pequeña manifestación, en este caso de colectivos colombianos, aprovechó la ocasión para condenar la crisis política en el vecino país y acusar de la situación a su presidente, Iván Duque, que finalmente no llegó a la investidura.
DESAFÍO DE LA POLARIZACIÓN
Las esperanzas de muchos ecuatorianos que ven con la llegada de Lasso el fin del correísmo, que gobernó el país durante una década, al que siguió el Ejecutivo de Moreno, que se desmarcó de la línea ideológica de su antecesor, chocan con la oposición que representarán los herederos políticos de Rafael Correa, y el movimiento plurinacional Pachakutik, segunda fuerza política.
El analista político Santiago Basabe, profesor de Política Comparada en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, recordaba que con doce diputados, «el partido de Gobierno estará en franca minoría», por lo que «la posibilidad de aprobar proyectos de ley se dará solamente si priman los acuerdos, la negociación y la concesión de espacios».
La presidenta de la Cámara legislativa, Guadalupe Llori, indicó en su discurso previo a la colocación de la banda presidencial, que «la palabra izquierda no es mala, ni la palabra derecha, ni la palabra ideología, el peligro está en las palabras nefastas y actitudes perversas, en la corrupción, en la impunidad, en el autoritarismo, la explotación, la discriminación y la xenofobia».