Economía de Venezuela en vilo

Analistas sacan a relucir algunos signos de recuperación económica en el país, pero advierten que si no se aplican las medidas adecuadas pudiera volver la recesión, e incluso, el economista Elis Blanco habla del posible regreso de la inflación como un problema que anula cualquier avance.  

Elis Blanco, economista y consultor empresarial

 

Empieza un nuevo año y con él crecen las expectativas sobre el provenir de 2023, ¿será igual, mejor o peor que el año pasado?, una pregunta que muchos se hacen y que en gran medida depende de las políticas públicas y su impacto socioeconómico.

Por ejemplo, el año pasado se logró una mejora en Venezuela en medio de un escenario no del todo positivo en materia de economía, pues de acuerdo al Banco Central de Venezuela (BCV) el país registró un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) por el orden del 18%, lo que supone el mayor de Latinoamérica por cuatro semestres consecutivos, aunque diversos economistas y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) estiman que ese crecimiento realmente estuvo alrededor del 10%, una marcada diferencia entre las fuentes antes mencionadas, pero en ambos casos se evidencia un alza significativa en comparación a los años anteriores.

 

Inflación y Devaluación

En cuanto a la inflación, la CEPAL a través de un informe preliminar considera que los precios al consumidor en los doce meses de 2022 variaron 146%, mientras el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) lo calcula en 305%, tasa que si se compara con la de 2017, 2018, 2019 y 2020 es significativamente baja, pues esos años registraron la inflación más alta del planeta, producto de una hiperinflación, ahora bien, todavía este indicador continuó siendo elevado el año pasado, de hecho, se mostró a la par de naciones en guerra y la más alta del continente, al punto de poseer tres dígitos, la que más se acercó a ella en Latinoamérica fue la de Argentina que cerró en 92,4%.

Entre tanto, la moneda nacional también experimentó una devaluación del 73% a lo largo del año tal y como lo informó el BCV, mientras que el tipo de cambio pasó de 4,58 Bolívares por dólar en el primer día hábil de 2022 a 17,55 al 02 de enero de 2023, es decir, un aumento del 283%, una tasa inferior a la de años anteriores, pero todavía alta, lo que termina por impactar de manera negativa el poder adquisitivo del consumidor.

 

Las preguntas de muchos venezolanos

Con un repunte en la inflación y devaluación a finales de año, los venezolanos ahora se preguntan ¿qué depara el año 2023?, ¿cuál será la inflación de Venezuela?, ¿continuará Venezuela en crisis? a estas interrogantes, algunos analistas les tienen las respuestas.

Venezuela seguirá creciendo económicamente, pero a un ritmo menor al de 2022, es el criterio del economista y consultor empresarial de la firma Eureka Consultores, Elis Blanco, quien advierte que, si no se toman los correctivos necesarios, el país pudiera volver a caer en un estado de hiperinflación, entendiéndose como aquella situación, donde el Índice de Precio al Consumidor experimenta una variación de dos dígitos mensuales y de tres dígitos anuales.

Una problemática que, a juicio del economista, se debe a un notorio déficit fiscal que se financia con dinero inorgánico y a un tipo de cambio sobrevaluado que ha prevalecido por años en el país y que conlleva a una mayor demanda de dólares, así como a la importación de bienes, en lugar de producirlos en el país.

 Con una producción nacional baja que apenas cubre parte de la demanda local, es difícil que se registren exportaciones, salvo algunas excepciones y, por supuesto, el petróleo que fue la principal actividad económica venezolana y que por años generó más del 90% de las divisas que ingresaban a la nación.

 

Sobre la actividad petrolera de Venezuela

La producción petrolera de Venezuela sufre una aparatosa caída en los últimos años, que según Blanco inició en 2002, cuando el entonces presidente Hugo Chávez destituyó a más de 20.000 trabajadores de los 40.000 que constituían la industria de manera directa, esa medida también repercutió en las empresas contratistas, algunas de ellas cesaron operaciones en el país y otras fueron expropiadas, desencadenando reclamos ante tribunales internacionales que le han costado al Estado.

La producción petrolera para ese entonces era de 3.250.000 barriles diarios, mientras el recién culminado año cerró por debajo de los 700 mil barriles diarios, bastante lejos de la meta fijada por el gobierno, quien se planteaba un millón de barriles en 2022, pero de acuerdo a Blanco, la corrupción, falta de personal calificado y la baja inversión impidieron este objetivo.

Dado que el pasado mes de noviembre el gobierno estadounidense, como parte de su flexibilización a las sanciones impuestas a Venezuela, autorizó el incremento de las operaciones de CHEVRON en el país caribeño y el 30 de diciembre la empresa envió dos buques para fletar crudo al norte, Blanco se muestra optimista y considera posible que la producción diaria de petróleo aumente unos 200 mil barriles por día, esto siempre y cuando CHEVRON logre expandir sus operaciones a cabalidad que, por razones técnicas, sería para el segundo semestre de 2023.

De ser así, el economista sostiene que la producción petrolera venezolana podría estar cerca del millón de barriles diarios, a tal efecto, explica, el país obtendría más divisas que, si sabiamente se administran, puede traducirse en mejoras colectivas y en un aumento de las Reservas Internacionales, pues en los últimos años el déficit fiscal ha conllevado a un desplome de dichas reservas, lo cual ha propiciado un entorno de inestabilidad financiera frente a mercados internacionales, lo cual se debe contrarrestar para volver a recuperar la firmeza tanto en la moneda nacional, como en las negociaciones en el extranjero, una situación que de acuerdo a Blanco es difícil de lograr, debido al modelo político vigente en el país.

Cifras publicadas por el Observatorio Venezolano de Finanzas

 

Desigualdad en el crecimiento económico nacional

Al igual que en 2022, este año las mejoras pudieran verse reflejadas principalmente en la capital venezolana y en parte de la región centro occidental, mientras otros estados apenas pudieran percibirse, según el economista consultado, quien específica que en el caso del estado Trujillo la agricultura continuará siendo una de las actividades con mayor aporte.

Sin embargo, advierte que los productores no la tendrán fácil, pues deberán sortear varios obstáculos, motivado a ciertos factores internos y externos, al respecto el entrevistado detalla que debido a la guerra entre Rusia y Ucrania se presenta una escasez mundial en algunos insumos agrícolas, entre ellos, los fertilizantes, lo cual repercutirá en Venezuela y por ende en territorio trujillano, donde además ya se debe lidiar con otros problemas tales como, la escasez de combustible, vialidades deterioradas y algunas alcabalas que aplican cobros indebidos.

Todos estos factores pueden provocar que algunos trabajadores del campo desistan de la agricultura, mientras que los que persistan tendrán que hacer ajustes operativos, lo cual se verá reflejado en el alza de los alimentos.

 

Necesario incentivar la producción

Blanco deja claro que otras actividades como el sector de servicios, salud, tecnología, pudieran tener avances, pero para ello, recalca que es necesario contar con incentivos, en ese sentido, ve prioritario el restablecimiento de los créditos bancarios para propiciar la inversión, también sugiere la necesidad de nuevas políticas públicas que apunten a fortalecer la seguridad jurídica.

Bajo ese enfoque, está convencido que es posible aumentar la productividad y aprovechar el parque industrial nacional que, puntualiza, en este momento está operativo en un 38%, mucho más de lo que fue en 2018 cuando registró su operatividad más baja, tan solo 18%, dos años después llegó a 22%, pero hoy por hoy, aún ocioso en su gran mayoría, luego que el país sufriera una profunda crisis económica.

“El parque industrial de Brasil está operativo en un 81%, el de Colombia 82% y Argentina 69%, nosotros todavía tenemos mucha capacidad ociosa”, comparó Blanco.

Con la activación de la infraestructura industrial, el economista considera que crecería la oferta de bienes y/o servicios, aumentaría la competitividad, entonces el consumidor dispondría de distintas opciones para elegir la de su conveniencia, a la par, el sector productivo demandaría más puestos de empleo y tendría la capacidad para pagar sueldos en dólares o su equivalente, lo que ayudaría a recuperar el poder de compra de la clase trabajadora.

 

Riesgo de hiperinflación

El economista y consultor empresarial, Elis Blanco, considera Venezuela crecerá económicamente este año, pero a un ritmo menor en comparación al de 2022, una tendencia que no solo ocurrirá en territorio venezolano, sino a nivel global, aunque advierte que en el país si no se toman los correctivos necesarios pudiera volver a caer en hiperinflación.  

 


Hebert Carrizo

 

 

 

 

 

 

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