E.L. James: «Las feministas también pueden tener fantasías»

Imagen de archivo del estreno de la película "Las cincuenta sombras de Grey" el 12 de febrero de 2015, en Londres, donde salen la directora Sam Taylor-Johnson, los actores Jamie Dorman y Dakota Johnson y la escritora E.L. James. EFE/Andy Rain

Londres, 7 jul (EFE).- La autora británica del fenómeno editorial «Cincuenta sombras», E.L. James, defiende sus tramas repletas de sexo y relaciones de poder, afirmando a EFE que «las feministas también pueden tener fantasías» con motivo de su última novela, «La Condesa».

Erika Leonard Mitchell (su nombre verdadero) confesaba hace unos años que había proyectado sus propias fantasías de mujer madura en la exitosa trilogía erótica iniciada en 2011 que arrasó en las listas de libros más leídos.

Entonces el desmedido interés que suscitó la relación atípica entre una inexperta universitaria y un multimillonario atormentado obsesionado con el sadomasoquismo generó un torbellino editorial -más tarde llevado al cine- que la pilló desprevenida.

La autora londinense aún no ha digerido del todo ese éxito abrumador pero es consciente de que le cambió la vida: «Ahora tengo tres casas, y no las tenía antes de «Cincuenta sombras», dice en una entrevista con EFE en Londres.

Posteriormente publicó «Mister» (2019) y el pasado 27 de junio estrenaba en España -vía Penguin Random House- su segunda parte, «La Condesa», editada también en catalán por Rosa dels Vents, parte de la misma editorial.

«Tenía la historia en mi cabeza desde 2009 y estos personajes no me dejaban en paz, así que los quise sacar y lo hice con «Mister» en 2019, pero después la gente no dejaba de preguntarme qué iba a pasar (…) Creo que es la historia más romántica que he escrito hasta ahora», afirma.

James prosigue ahí el romance entre el personaje de la alta sociedad británica Maxim Trevelyan, conde de Trevethick, y su exasistenta, la albanesa Alessia Demachi, una joven que tras zafarse de las bandas de trata, termina en Londres convertida en condesa.

La autora regresa además a lo que ya es un elemento constante en su literatura, la relación amorosa-sexual entre un varón adinerado e influyente y una mujer joven vulnerable. Personajes atractivos -«porque a todos nos gusta la gente guapa», según observa- y tramas aderezadas con mucho sexo.

La escritora admite abiertamente que le «gusta explorar la dinámica de alguien que es excepcionalmente poderoso con alguien que no lo es».

«Lo encuentro fascinante y es algo que me atrae. Lograr que estas dos personas se encuentren me parece interesante», explica.

De hecho, su último libro, «La Condesa», surgió «de la simple idea de qué pasaría si un hombre se enamorara de su limpiadora (…). De ahí -cuenta- empecé a soñar y luego todo fue encajando».

 

SU MAYOR MIEDO, DEFRAUDAR A SUS LECTORES

Esa tendencia a situar a la protagonista femenina en posición de inferioridad o vulnerabilidad frente al hombre le ha costado críticas feroces que le acusan de degradar a la mujer.

«Creo que cualquiera que diga que no soy feminista, realmente no me conoce muy bien. Si tienes una mujer joven que seduce a un hombre muy rico y exitoso, esto, creo, es un mensaje muy feminista. Y además, las feministas también tienen fantasías», se justifica.

Para James, sus libros «añaden un elemento de fantasía y son un escape para que las personas puedan sumergirse en otro mundo».

La escritora confiesa además que «decepcionar a la audiencia» es su «mayor temor» y ese miedo a defraudar al lector se agudiza «especialmente después del éxito fenomenal de ‘Cincuenta Sombras de Grey'», señala.

Preguntada si planea extender esa trilogía, James responde que no tiene intención, en principio, de alargar la historia: «Creo que los dejé en un buen lugar (a sus protagonistas Anastasia Steele y Christian Grey) y si lo fuera a extender, tendría que hacerles algo bastante horrible y me gustan los finales felices. Soy una romántica de corazón».

No obstante, pese a ese argumento, minutos después agrega, en tono misterioso, un «nunca digas nunca» que, tal vez, dé algo de esperanza a sus incondicionales.

Casada con el guionista norirlandés Niall Leonard y madre de dos hijos, James confiesa que «odia» la fama y la atención pero logra pasar desapercibida gracias a su pseudónimo y a «ser una mujer de mediana edad con sobrepeso y, por lo tanto, invisible (para la sociedad)».

Tampoco es capaz, según admite, de descifrar la clave por la cual consigue que sus historias conecten con audiencias de todo el mundo. «Realmente no sé cuál es el secreto. Aún sigo pasmada por el éxito de ‘Cincuenta sombras’ y, en realidad, yo escribo para mí misma y me fascina que a otras mujeres les guste lo que escribo», concluye.

Patricia Rodríguez

 

 

 

 

 

 

 

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