DOSTOIEVSKI SOBRE ‘EL GRAN INQUISIDOR’ | Por: Ernesto Rodríguez

 

El 13 de abril de 2022, el Papa Francisco (nac. 1936) y Papa desde marzo de 2013, ha condenado la guerra en Ucrania, y según la noticia, ha referido un ‘libro’ de su ‘escritor favorito’ Fedor Dostoievski (1821-1881) titulado: ‘La Leyenda del Gran Inquisidor’ (Infobae, 13/04/2022). Hay que aclarar que ese título no se refiere a ningún libro, porque en realidad es un capítulo de la famosa novela: ‘Los Hermanos Karamazov’ (1879-1880) de Dostoievski. Probablemente hubo un error en la publicación de la noticia.

Entonces la ocasión es propicia para hacer referencia a dicho capítulo. Algo típico de todas las dictaduras es que tratan de manipular la mentalidad de los ciudadanos para que sean un rebaño de bobos sonrientes, ignorantes, simplones, oligofrénicos, fanáticos, sumisos y obedientes. Para ello fomentan la irracionalidad, la ignorancia, el misterio y el fanatismo ciego, y también rechazan con odio todo lo que huela a pensamiento crítico.

En tal sentido, es muy importante recordar algunas citas de dicha ‘Leyenda del Gran Inquisidor’.  En ese capítulo Iván, que tiene serias dudas religiosas, le cuenta una leyenda a su hermano Aliosha, que es creyente religioso. En esa leyenda Jesucristo regresa a la tierra en la Sevilla de España de finales del siglo XV durante los tiempos más tenebrosos de la Inquisición, cuando en la historia real las hogueras ardían diariamente con los condenados por herejía. En la leyenda Jesucristo aparece imperceptiblemente pero todos le reconocen y le siguen con fervor mientras camina irradiando luz y amor, y haciendo milagros. Pero todo eso es observado por el ‘Gran Inquisidor’, que entonces: “Extiende su índice y manda a sus guardias que lo detengan”. Es tanta la fuerza del Gran Inquisidor, hasta tal punto tiene al pueblo domado, sometido y acostumbrado a obedecerle temblando, que la muchedumbre inmediatamente abre paso a los guardias y éstos detienen a Jesucristo. En la noche el Cardenal Inquisidor visita a Jesucristo y le dice: “¿Por qué has venido a estorbarnos?. Tú has venido a estorbarnos y lo sabes. Pero ¿Sabes lo que pasará mañana? (…) mañana te condenaré y te haré quemar en la hoguera como al más vil de los herejes; el mismo pueblo que hoy te ha besado los pies mañana mismo, a una señal mía se lanzará a avivar las brasas de tu hoguera”.

Luego el Inquisidor le reprocha a Jesucristo que inculcara a los hombres la libertad para decidir. El Inquisidor insiste en que “para el hombre y la sociedad humana no existe ni ha existido nunca nada más insoportable que la libertad” y también asevera que los hombres renuncian a su libertad y se someten contentos a quien les dé pan. Prosigue el Inquisidor diciéndole a Jesucristo que la Iglesia ha logrado dominar y engañar a los hombres en nombre de Jesucristo, e insiste en que “para el hombre no hay preocupación más constante y atormentadora que la de buscar cuanto antes ante quien inclinarse” porque “la tranquilidad y hasta la muerte son más queridas por el hombre que la libre elección en el conocimiento del bien y el mal. Nada hay más seductor para el hombre que la libertad de su conciencia pero nada hay tampoco más atormentador”. El Inquisidor entonces afirma que: “Hay tres fuerzas en la tierra, únicamente tres fuerzas que pueden vencer y cautivar por los siglos de los siglos la conciencia de los hombres: El milagro, el misterio y la autoridad”. Luego, el Inquisidor le confiesa a Jesucristo que en realidad no están con él sino con el Diablo y asevera que los hombres sólo son felices cuando renuncian a su libertad y se someten ya que: “la libertad, el librepensamiento y la ciencia sólo los conducirán a un laberinto de angustias”. Pero el Inquisidor asegura que: “el rebaño volverá a someterse de una vez para siempre. Entonces les daremos una felicidad tranquila y mansa, una felicidad de seres débiles (…) Se estremecerán de horror ante nosotros y se sentirán orgullosos de nuestro poder (…) les obligaremos a trabajar, pero para las horas libres de su labor, les organizaremos la vida como un juego infantil, con canciones infantiles cantadas a coro y con inocentes danzas (…) ellos aceptarán con alegría nuestras resoluciones porque así les libraremos de la gran preocupación y de los terribles sufrimientos que sienten ahora al tener que tomar una resolución personal y libre”. Finalmente, el Inquisidor abre la puerta de la celda y le ordena a Jesucristo no volver nunca más.

En las citas de esta leyenda Dostoievski retrata genialmente la característica fundamental de todos los gobiernos que son autoritarios y fanáticos, y manipulan las conciencias de los seres humanos por medio de la irracionalidad y el misterio para dominarlos. También señala algo espeluznante: Muchos seres humanos prefieren ser manipulados y subyugados por amos aterradores y llevar una vida bobalicona antes que ser libres y autónomos. Asimismo retrata el odio visceral que tienen esos gobiernos totalitarios y dictatoriales a todo lo que huela a librepensamiento y mundivisión científica y crítica.

Hay que aclarar a la lectora o lector que Dostoievski obviamente se refiere al fraile dominico español Tomás de Torquemada (1420-1498) que existió en la realidad y fue nominado por los Reyes Católicos de España ante el Papa Sixto IV (1414-1484) como ‘Inquisidor’, y efectivamente fue nombrado ‘Gran Inquisidor General de España’ en octubre de 1482, cargo en el que duró 12 años, y se hizo famoso por su crueldad.  El sacerdote español Juan Antonio Llorente (1756-1823) que fue Secretario General de la Inquisición desde 1789 hasta 1801, se dedicó a revisar los archivos antiguos y en 1817 publicó una historia de la Inquisición en España. Según este autor, desde 1480 hasta 1488, es decir, solamente en 8 años, hubo 8.800 personas quemadas en la hoguera y 96.494 severamente castigadas con espantosas torturas (1). Nótese que estos números de víctimas no corresponden exactamente al período de Torquemada como Inquisidor desde octubre de 1482 hasta 1495, pero dan una idea de lo que fue la Inquisición en España. Otras estimaciones atribuyen a Torquemada unas 2.000 personas quemadas en la hoguera (2). Entonces, Dostoievski en ese capítulo, también retrata genialmente el contraste entre la bondad, la misericordia y la fraternidad que representó Jesucristo en su vida, con el fanatismo cruel e inhumano que representó la Inquisición.  NOTAS: (1) Pags. 213-215 en Will Durant (1957) ‘The Reformation. The Story of Civilization. Vol 6’. Simon & Schuster. New York. (2) Pag. 934 en ‘The Cambridge Biographical Encyclopedia’. (Second ed. 1998). Cambridge Univ. Press.

ernestorodri49@gmal.com

 

 

 

 

 

 

 

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