Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
Los grandes estudiosos de la psicología aseveran que no hay ninguna ‘fórmula mágica’ para sobrellevar desdichas, pero sí hay algunas actitudes mentales que pueden ayudar a soportarlas.
Por ejemplo la llamada ‘Terapia Racional Emocional de la Conducta’ desarrollada en 1955 por el psicólogo clínico estadounidense Albert Ellis (1913-2007) y la llamada ‘Logoterapia’ desarrollada por el neurólogo y psiquiatra austríaco Viktor Frankl (1905-1997) que fue profesor en la Escuela Médica de la Universidad de Viena. Ambas terapias se basan en planteamientos del filósofo frigio estoico Epicteto (aprox. 55-135) en su obra ‘Enquiridión’, por ejemplo: “Lo que perturba a los hombres no son los sucesos, sino las opiniones que tengan sobre esos sucesos” (Cap. V). En el caso de la Terapia Racional Emocional eso fue el fundamento del modelo ‘ABC de las emociones’, cuyas etapas son: A) Nosotros vivimos un suceso. B) Interpretamos ese suceso, y C) Sentimos una respuesta emocional según haya sido esa interpretación que hemos hecho. Entonces Albert Ellis, siguiendo a Epicteto, sugirió que podemos cambiar nuestras emociones si cambiamos nuestros pensamientos, creencias u opiniones sobre los sucesos. En efecto, hay evidencias neurocientíficas de que cuando cambiamos nuestra apreciación sobre un suceso entonces cambiamos nuestra emoción.
Por otra parte, durante la Segunda Guerra Mundial, Viktor Frankl pasó 3 años en campos de concentración Nazis, inclusive el de Auschwitz. Toda su familia fue exterminada por los Nazis y esas experiencias tan terribles le sirvieron para reflexionar sobre la importancia de una vida con significado para el humano. El término griego ‘Logos’ tiene varios significados, entre ellos: ‘razón’, ‘idea’, ‘discurso’, y también ‘significado’. Entonces, según Frankl, la Logoterapia se basa en la idea de que los humanos necesitan un ‘significado’ o ‘sentido’ en sus vidas para poder funcionar. En el año 1946 publicó su conocida obra: ‘La Búsqueda Humana del Significado’ (‘The Human Search for Meaning’). En esta obra Frankl refiere que la mayoría de los presos en los campos de concentración se desplomaban psicológicamente en algún momento debido a las espantosas condiciones de vida. Cuando eso ocurría, el prisionero no se levantaba de la cama, se defecaba encima, y no se movía aunque lo azotaran duramente. Ese desmoronamiento era el preámbulo de la muerte. Pero algunos pocos presos se dedicaban con gran energía a consolar a los demás y a compartir el poco pan que tenían. Esos eran los que sobrevivían en los campos de concentración. Sobre tales personas Frankl dice en su obra: “Pueden haber sido pocos prisioneros pero ellos ofrecían una demostración suficiente de que a una persona le pueden quitar todo excepto una cosa: la última de las libertades humanas – escoger la actitud propia ante unas determinadas circunstancias” (1).
Más adelante en su obra Frankl también analiza la importancia de mantener una esperanza respecto a la vida futura y dice: “Es una peculiaridad del ser humano que solamente puede vivir mirando hacia el futuro (…) y esta es su salvación en los momentos más difíciles de su existencia (…) El prisionero que había perdido su fe en el futuro – su futuro – estaba perdido” (2).
Frankl insiste en su obra en que lo más importante para una persona es encontrar un significado en su vida, aunque ese significado estribe en soportar exitosamente las peores condiciones de vida.
En fin, terapias como la de A. Ellis y V. Frankl quizás ayudan a sobrellevar desgracias.
NOTAS: (1) Cita de la obra: ‘The Human Search for Meaning’ en pag. 603 en ‘The Moral Life’. Edited by Louis Pojman. Oxford University Press (2000). New York. (2) Ibid. pag. 605.