DOS INSATISFACCIONES: 1) NO LOGRAR LO QUE QUEREMOS Y 2) LOGRAR LO QUE QUEREMOS | Por. Ernesto Rodríguez 

 

Ernesto Rodríguez  (ernestorodri49@gmail.com)

El escritor y dramaturgo irlandés George Bernard Shaw (1856-1950), Premio Nóbel de Literatura en 1925, en su obra de teatro: ‘Hombre y Superhombre’ (1903), presenta al personaje ‘Mendoza’ diciendo: “Hay dos tragedias en la vida. Una es no lograr el deseo de tu corazón. La otra es lograrlo” (Acto IV). Se piensa que G. Bernard Shaw se basó en la obra de teatro: ‘El Abanico de Lady Windermere’ (1893) del escritor irlandés Oscar Wilde (1854-1900), en la cual el personaje ‘Dumby’ dice: “No hay más que dos tragedias en este mundo: Una no conseguir lo que se desea; otra conseguirlo. La peor de las dos, la verdadera tragedia es la segunda” (Acto III). Oscar Wilde se caracterizó por su ingenio verbal, su agudo humorismo y su inclinación por plantear paradojas chocantes. Quizás por eso exagera y no hay que tomar al pie de la letra lo que decía.

No obstante, el notable filósofo británico Julian Baggini (nac. 1968) interpreta lo que dice G. Bernard Shaw de la siguiente manera. Muchas veces las personas se plantean metas sin evaluar bien todas las implicaciones posteriores. Por ejemplo, es frecuente que una persona aspire a vivir en un lugar alejado con un bello paisaje. Pero luego descubren inconvenientes como lejanía del lugar de trabajo, carencia de servicios, inseguridad personal, etc. Entonces la moraleja es que ‘Hay que ser cuidadosos con lo que deseamos’ (1).

Por otro lado, hay otra argumentación de índole evolutiva darwiniana, adicional a la de Baggini. En el caso del humano hay algo muy bien conocido: Cuando una persona alcanza una meta, al cabo de un tiempo ya no se siente satisfecha con esa meta alcanzada y se propone alcanzar nuevas metas. Esa perenne insatisfacción con lo alcanzado y ese anhelo constante de alcanzar nuevas metas quizás tenga una explicación evolutiva por Selección Natural darwiniana. En efecto, los humanos, al igual que todos los seres vivos, somos el resultado de un proceso evolutivo por dicha Selección.

Entonces consideremos nuestros ancestros. Algunos se sentían satisfechos con lo alcanzado, aunque fuera poco, y no se esforzaban por mejorar sus condiciones de vida ni luchar contra las adversidades. Mientras tanto, otros continuamente se esforzaban por mejorar sus condiciones de vida y alcanzar nuevas metas. ¿Quiénes tenían más probabilidad se ser seleccionados favorablemente por Selección Natural darwiniana?. Los ancestros que continuamente se esforzaban por lograr nuevas metas eran seleccionados favorablemente y tenían más probabilidad de sobrevivir y reproducirse (transmitir sus genes) que los que se sentían satisfechos con lo poco alcanzado. Por supuesto, esa perenne insatisfacción con lo alcanzado ocasiona ansiedad, estrés y desdicha. Pero hablando metafóricamente, a la evolución le importaba un comino si los ancestros de los actuales humanos eran dichosos o desdichados. Lo único que importaba es que tuvieran suficiente energía para esforzarse y luchar en su vida para sobrevivir y reproducirse, con el fin de que transmitieran más sus genes. Entonces somos descendientes de esos ancestros, y quizás por eso, de nuevo hablando metafóricamente, estamos ‘condenados’ a estar siempre insatisfechos, porque después de alcanzar una meta ya estamos deseando lograr otras metas.

Esta argumentación evolutiva es muy convincente y la propone el filósofo estadounidense William B. Irvine (nac. 1952) en su obra: ‘Sobre el Deseo’ (2). Este autor  es seguidor de la filosofía estoica y recomienda restringir al máximo los deseos y vivir con austeridad…¡Lo cual no es nada fácil!!!…Quizás debemos proponernos metas muy realistas y muy bien premeditadas, y con la conciencia de que la gran satisfacción inicial al alcanzarlas no durará mucho. NOTAS: (1) Pag. 186 en Julian Baggini (2010) ‘Should you judge this book by its cover?’. Granta Books. (2) Pags. 175-176 en William B. Irvine (2006) ‘On Desire’. Oxford Univ. Press.

 

 

 

 

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