La dopamina es un neurotransmisor que tenemos en el cerebro y cumple un papel muy importante porque está involucrada en todo lo concerniente al deseo y la motivación. En efecto, la dopamina ha sido denominada ‘la molécula del deseo’ (1).
El cerebro libera dopamina cuando una persona desea algo o desea a alguien, y en muchísimas situaciones se secreta dopamina. Por ejemplo, si una persona camina por un supermercado y ve algo apetitoso su cerebro liberará dopamina. Lo mismo sucede cuando una persona anticipa una deseada relación sexual o una persona adicta ve un cigarrillo o una botella de cerveza bien fría. De hecho uno de los efectos del alcohol y la nicotina es que se libera más dopamina en el cerebro.
Las personas ludópatas (adictas a los juegos de azar) liberan más dopamina siempre que juegan y tienen la esperanza de una recompensa monetaria. El gran escritor ruso Fedor Dostoievski (1821-1881) era ludópata y en su famosa novela ‘El Jugador’ (1866) describe la adicción al juego de Alexei Ivanovitch, lo cual era su propio caso porque Dostoievski perdió grandes sumas de dinero en los casinos jugando a la ruleta. En la novela Dostievski refiere la sensación que vive el jugador cuando escucha que ha ganado en la ruleta: “un hormigueo de fuego recorrió mi cuerpo. Me pagaron con billetes de banco…” (Capítulo 14).
Se han realizado investigaciones científicas sobre el cerebro humano y se ha encontrado que en los cerebros de los jugadores compulsivos que esperan obtener ganancias se activan los mismos circuitos neuronales que en los drogadictos (2).
Todo este preámbulo viene a cuento porque en nuestro país el gobierno manipula mucho la secreción de dopamina de muchos ciudadanos con los benditos ‘bonos’. En efecto, la población de nuestro país ya tenía una ‘mentalidad de juego de azar’ muy arraigada y muchos ciudadanos jugaban en muy diversos juegos de azar confiando en un golpe de suerte que les aliviara la vida. Entonces ahora ocurre algo parecido en el sentido de que muchos ciudadanos esperan que les aparezca un bono que les aliviará algo la vida (aunque en la realidad no les alivia mucho). Entonces eso está creando una tremenda manipulación del sistema neuronal de expectativas en el cual participa la dopamina.
No obstante, no hace falta decir que nuestro país jamás va a salir del atolladero en que se encuentra con dádivas y bonos. Solamente con trabajo honesto y con desarrollo de las fuerzas productivas y superando esa ‘mentalidad de juego de azar’ podremos salir adelante. NOTAS : (1) Pag. 88 en Stefan Klein ‘The Science of Happiness’ . Marlowe and Co. (2) Pag. 121 en Stefan Klein, Ibidem.