Don Américo Briceño Valero, un intelectual con vocación fundamental: la enseñanza

 

Su formación estuvo al servicio de la comunidad, de Valera y el estado Trujillo, como intelectual profundo, maestro insigne, geógrafo, historiador, agrimentor, novelista, periodista y sobre todo un ciudadano ejemplar, humilde, y siempre al servicio de los demás

 

Elvins Humberto González
Elvins2020@hotmail.com
HISTORIASDEVIDA

 

Américo Briceño es historia viva para las nuevas generaciones de jóvenes estudiosos del devenir de nuestros pueblos. Más de una docena de libros en torno a los más diversos temas, y que de todo supo avalan el historial de este hombre, nacido en San Lázaro el 2 de septiembre de 1877, quien desde muy joven marcó su vocación fundamental: la enseñanza.
Hoy HISTORIAS DE VIDA, recuerda a este ilustre trujillano, a otro de nuestros grandes intelectuales, al hijo de, Jesús Briceño y de Narcisana Valero que nace en una época signada por las guerras civiles que tanto nos asolaron a lo largo del siglo XIX y los primeros tres años del siglo XX.
Fue maestro en Trujillo, Valera, en el Zulia, en el Distrito Federal y en otras regiones del país por donde anduvo a la caza del conocimiento para imprimirle trascendencia social, entre la juventud.
Procedía Briceño Valero del ambiente campesino de San Lázaro, alturas pobladas de cafetos y de un paisaje de verdores por donde se desplazaban los acentos melódicos del río Jiménez que dividen el poblado en dos sectores urbanos. Era una comarca signada por el heroísmo, el combate, la vieja violencia del Cid y de Castilla: Allí nacieron el Coronel Andrés Linares, un soldado de Bolívar, fusilado por Morillo en Bogotá en 1816; también el doctor y general Rafael González Pacheco, quien tomara la torre de la Catedral de Trujillo en 1899 a plomo limpio, pues en ese bastión de la Iglesia el Presidente Carrillo Guerra tuvo el tupé de poblarla de soldados para su defensa.
Afortunadamente pudieron más los maestros para moldear la mentalidad del niño Américo que los relatos de los antepasados sobre el viejo derroche de la sangre y la arbitrariedad para vencer que no para convencer. Fueron sus maestros hombres de pensamiento humanista como Wenceslao Martínez Aldana, Abraham González, Adriano Valera, Francisco de Paula Martínez y muchos otros. Briceño estudiaba en el Colegio Nacional de Varones de Trujillo. Su apellido está ligado al de don Sancho Briceño, el primer Briceño conquistador que llega al país.
No se sabe con exactitud en qué fecha viajó el joven Américo Briceño Valero para seguir estudios en Caracas en la Escuela Politécnica Venezolana que dirigían los famosos pedagogos Luis Espelosúi, Guido Vargas Coronado, donde también se formaron figuras relevantes de Venezuela, como Rómulo Gallegos, Manuel Díaz Rodríguez, Pedro Emilio Coll.
Don Jorge Maldonado Parilli, en su obra Gente de Venezuela, tomo II, revela que Briceño Valero cursó allí literatura, filosofía, ciencias naturales, agrimensura, cuyo panel docente estaba integrado por los doctores Eloy G. González, Pablo Godoy Fonseca, Luís Ugueto, Espelosín y Vargas Coronado. El mismo Maldonado Parilli nos señala que Briceño Valero regresa a Trujillo, al Colegio Federal de Varones donde concluye su formación en ciencias políticas y leyes.
En Trujillo es nombrado director de la Escuela Cristóbal Mendoza de Varones, ubicado en la vieja casona colonial de la familia Vázquez, levantada sobre piedra de sillería, diagonal al palacio de Gobierno. Briceño Valero, caso extraño, adquiere una insólita formación en las áreas de geografía e historia en una época en que las dos universidades venezolanas existentes no se habían creado las Escuelas de Geografía e Historia, hecho que ocurre a partir de 1956.

 

La antigua iglesia de nuestra Señora del Rosario de San Lázaro, fue construida hacia el año 1775, esa fue su casa de bautismo.

 

 

En Valera de Monseñor Mejía

 

En el año 2007, Don Américo se reencontró de nuevo con los valeranos, con sus viejos amores: la meseta floreada de colinas y colores, cuando se talante bondadoso es colocado en figura de mármol en el Parque Los Ilustres.

 

El joven maestro llega a Valera a comienzos del siglo XX, cuya parroquia eclesiástica está bajo la batuta de un joven sacerdote que rebosa de energía y voluntad para transformar la ciudad: ese cura torrentoso se llamó Miguel Antonio Mejía Rumbos, quien en 1903 resuelve crear el Colegio Vargas, privado, y le asigna la Sub-dirección a Briceño Valero. Ambos crean semanarios, revistas e impulsan instituciones a fin de que en Valera crezca algún barniz de cultura, ajena al simple intercambio comercial que la hace aparecer de una espiritualidad de poca monta bajo las horcas caudinas de los burdos fines de lucro: el neoliberalismo craso y rampante. Américo dicta allí matemáticas, historia, geografía, ciencias, moral y cívica, pero mucho sabe de flora, fauna, mineralogía, etnografía, lingüística, folklore, etc. En los archivos del Colegio Salesiano, heredero del Colegio Vargas, encontramos reseñas que señalan que, muchas de sus clases son editadas para facilitar su divulgación en otras escuelas del país, como su Manual de Instrucción; Lecciones de Cronología; Nuevo y Racional Método de Enseñanza de la Geografía; el Alfabeto Castellano; Lecciones Elementales de Cosmografía, etc. Sus dos obras de garra popular son: Geografía del Estado Trujillo, de la cual se publicó en 1972 una edición actualizada por el Dr. Jesús Briceño Enríquez, hijo del autor) y la Ciudad Portátil.

 

Una proeza para la cultura

 

Fue un ciudadano ejemplar, humilde, y siempre al servicio de los demás.

Una de las proezas de este hombre, cuando entiende que la cultura es la definición más elemental del ser humano, es la creación en Valera en el curso de 1905 del Ateneo de Trujillo, cuya directiva preside. Arranca esta empresa con muy pocos recursos financieros y materiales: se monta alguna obra de teatro, un concierto con la Banda Vázquez, una conferencia; todo tenía lugar en una casa a la altura de la calle 12 con esquina avenida 13. A los dos años el ateneo capituló. La politiquería pudo más que la bella aventura por trascender una grosera circunstancia pulperil. Pero quedó el hecho para la historia.
La primera experiencia de ateneos de Venezuela alumbra en Valera. El de Caracas fue fundado en 1930 con apoyo del General Gómez.
“Américo Briceño también fue protagonista de aquella Valera porque él fue quien hizo la agrimensura de gran parte de la Zona Baja de Trujillo, (del llano de San Pedro de Valera), a lo cual se suman tanto la Universidad Valle del Momboy», sostiene Francisco Goznález Cruz, amplio conocer de la obra de Briceño Valero.
González Cruz igualmente sostiene que: Américo Briceño Valero es un ejemplo a seguir en dos sentidos: Uno de ellos es la importancia de fraguarse uno mismo una excelente formación intelectual y el otro para darle sentido a la vida que fue lo que él hizo, poner esa formación al servicio de la comunidad y no ser excluyente con nadie».

 

 

Impasse con Mario Briceño Iragorry

 

Entre abril y mayo de 1926 según relata el cronista Luis González, hubo un cruce de correspondencias entre Américo Briceño Valero y el doctor Mario Briceño Iragorry de naturaleza controversial, en la que el primero niega el papel de los jesuitas en la cultura venezolana. “Don Mario, ya con un alto nombre en el país como escritor y miembro de la Academia Nacional de la Historia, le formula a su pariente Briceño Valero varias preguntas sobre estos temas: la educación privada religiosa, el divorcio, el control de la natalidad, el socialismo. Desafortunadamente estas cartas no alcanzaron las salas de redacción de la prensa del país ni los foros de las academias y las universidades y la discusión de esos dos sabios no irradió la opinión nacional. Casi fue un coloquio en grado 33”, recuerda Don Luis.

 

Siempre al servicio de lo demás

 

Su formación estuvo al servicio de la comunidad, de Valera y el estado Trujillo, como intelectual profundo, maestro insigne, geógrafo, historiador, agrimensor, novelista, periodista y sobre todo un ciudadano ejemplar, humilde, y siempre al servicio de los demás.
La ciudad de Valera lo tuvo como un hijo adoptivo por mucho tiempo, profesor emérito del Colegio Vargas, Colegio Santo Tomás de Aquino, Colegio de Señoritas de Valera, pero además involucrado en todo lo que fuera progreso de la ciudad.
Don Américo murió el 9 de marzo de 1955, de él quedó una obra que se identifica con lo didáctico, donde la divulgación registró un amplio conocimiento.

 

 

 

 

Don Américo en tres párrafos…

1
Maestro dinámico que no sólo toma de los libros sus elementos de enseñanza, sino los más variados detalles de la transmisión oral de acontecimientos históricos. Así conforma un riquísimo acervo que su talento y su pluma de escritor elegante y compenetrado con su tierra lleva al artículo de prensa y al libro.

2
Como hombre educado y educador fue honesto, no sólo en lo económico sino en lo intelectual, supo sufrir las consecuencias de esa honestidad intelectual, diría que otro de sus valores como legado para la sociedad de hoy, fue un servidor

3
Como historiador es y fue un prócer civil, constructor de ciudadanía, formador de las nuevas generaciones, estudioso de la geografía local, regional y nacional.

 

Se compenetró mucho con la ciudad de la Valera, contribuyó en su desarrollo

 

 

 

Referencias: Archivos Diario de Los Andes, Cronista Luis González. Geógrafo, Francisco González Cruz. Historiados, Pedro Frailan. Gente de Venezuela, Jorge Maldonado Parilli. Biografías Fundación Polar.

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