Dominicus | Por: Pbro. Tomas Espinosa

Domingo, 29 de noviembre de 2020 / 1º de Adviento - Ciclo B

Lectura del libro de Isaías (63,16b-17.19b;64,2b-7):

Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es «Nuestro redentor». Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste y los montes se derritieron con tu presencia, jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos; aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano.

Palabra de Dios

A. Te alabamos Señor

Salmo (Sal 79,2ac.3b.15-16.18-19)

R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve

Pastor de Israel, escucha,

tú que te sientas sobre querubines, resplandece.

Despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

Dios de los ejércitos, vuélvete:

mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña,

la cepa que tu diestra plantó,

y que tú hiciste vigorosa. R/.

Que tu mano proteja a tu escogido,

al hombre que tú fortaleciste.

No nos alejaremos de ti;

danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,3-9):

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

Palabra de Dios

A. Te alabamos Señor

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,33-37):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»

Palabra del Señor

A. Gloria a ti Señor Jesús


Reflexión

Pbro. Tomas Espinosa

Muy estimados hermanas y hermanos, hoy junto con toda la iglesia iniciamos el tiempo de adviento, cuatro semanas que nos preparan a la navidad, a este gran misterio, Dios con nosotros, Dios que se hace así de pequeño un niño para amarnos. Adviento significa llegada, la venida de Dios que quiere hacerse presente en nuestras familias, en nuestros hogares, en nuestro corazón. Así pues, hoy en este primer domingo de adviento iniciamos un camino de fe, en busca de la estrella como los reyes magos, un camino espiritual para disponernos interiormente a la llegada de nuestro salvador, Jesús. Que lastima que entre tanta superficialidad y falsas luces, muchos se saltan el adviento, que  es fundamental, pues bien es cierto que sin esta preparación se corre el riesgo de caer siempre en  lo mismo, en hacer de la navidad una fiesta ruidosa, como lo ha dicho el Papa Francisco, una fiesta más, donde pasada la algarabía muchos regresan a sí mismos por el camino de la tristeza, donde lo único que le quedó de las fiestas fueron deudas y borracheras, aunque con lo de la pandemia no será fácil. Este es un tiempo propicio para despertar nuestro corazón, para cambiar, llenarnos de esperanza y acoger el misterio de nuestra redención. En este itinerario espiritual propongámonos a mejorar como personas, como ciudadanos, como cristianos, nuestra iglesia lo necesita, nuestro país lo necesita, en este momento tan incierto y de crisis que se está viviendo en Venezuela, se puede aprovechechar este tiempo para purificarnos y fortalecer nuestra fe. Esforcémonos por vivir estos días antes de navidad, con un verdadero sentido cristiano y a través del camino del adviento irnos despojándonos de nosotros mismos, vaciándonos de nosotros mismos, para que llegada la Nochebuena, nos llenemos de Dios, de su luz, de su gracia. En el adviento podemos decidir entre las variopintas propuestas de este mundo, podemos elegir la propuesta, de elegir a Dios y decir como san Pablo “Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí”.  El evangelio nos invita a tener un  espíritu de vigilia ¡Velad! Esta es la llamada de Jesús, en este primer domingo de adviento “Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento”  Estos días son una oportunidad de oro para que en silencio, sobriedad y oración, orientemos nuestra vida hacia Dios, para encontrarle en la Nochebuena sobre el pesebre de Belén.  Con estos sentimientos, iniciemos pues  el adviento y dispongámonos a celebrar con gozo la venida de nuestro salvador Jesucristo. Pidamos a la santísima Virgen María, nos guíe y bendiga, y no permita jamás que nos separemos de su hijo Jesús ¡Buen Camino!

Tomas Fernando Espinosa Aguilar

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