Dominicus | Lecturas del domingo de Pascua

Domingo, 12 de abril de 2020 Pascua de la Resurrección del Señor

 

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».

Palabra de Dios

  1. Te alabamos Señor

Salmo (Sal 117,1-2.16ab-17.22-23)

R/. Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.

«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

  

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4):

HERMANOS:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.

Palabra de Dios

  1. Te alabamos Señor

    Secuencia
    Hoy es obligatorio decir la Secuencia. Los días dentro de la Octava es potestativo.

    Ofrezcan los cristianos
    ofrendas de alabanza
    a gloria de la Víctima
    propicia de la Pascua.

    Cordero sin pecado
    que a las ovejas salva,
    a Dios y a los culpables
    unió con nueva alianza.

    Lucharon vida y muerte
    en singular batalla,
    y, muerto el que es la Vida,
    triunfante se levanta.

    «¿Qué has visto de camino,
    María, en la mañana?»
    «A mi Señor glorioso,
    la tumba abandonada,

    los ángeles testigos,
    sudarios y mortaja.
    ¡Resucitó de veras
    mi amor y mi esperanza!

    Venid a Galilea,
    allí el Señor aguarda;
    allí veréis los suyos
    la gloria de la Pascua.»

    Primicia de los muertos,
    sabemos por tu gracia
    que estás resucitado;
    la muerte en ti no manda.

    Rey vencedor, apiádate
    de la miseria humana
    y da a tus fieles parte
    en tu victoria santa.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1-9):

EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor

  1. Gloria a ti Señor Jesús

 


 Reflexión

Pbro. Tomas Fernando Espinosa Aguilar

En el evangelio de este domingo de Pascua, Jesús resucitado aparece con certeza a través del encuentro y testimonio de sus primeros discípulos, y así  será a lo largo del camino de la Iglesia, a través del testimonio de Pedro, de Juan, y de cada uno de los primeros testigos de la Iglesia. Testimonio no como información que se deforma en el tiempo, sino como una llama de fuego, que pasando de unos a otros, siempre se mantiene y permanece como fuego ardiente, desde que por primera vez se encendió. El evangelio de hoy nos habla de este primer momento, en el que esa llama se enciende “El testimonio de la resurrección”. El mismo fuego que nos llega hasta hoy, del testimonio de Pedro y Juan aquella mañana dos mil años atrás. Entrando en el evangelio notamos como Juan llega al sepulcro, ve los signos de la resurrección “Las vendas en el suelo” pero no entra. Después llega Pedro, quien entra, es el primero en constatar, para anunciar la resurrección. Pedro entra toca la realidad del sepulcro vacío, luego entra Juan, que viene a dar testimonio de lo que ha visto Pedro, ve y cree. Entrando no solamente encuentra las señales de la ausencia de Jesús, sino que también encuentra a Pedro que creía en Jesús que había resucitado. Experiencia de fe, que en comunión fraterna, será el testimonio vivo de la resurrección de Cristo. “Todavía no habían comprendido que según la escritura, el debía resucitar de entre los muertos” estas palabras conclusivas del evangelio, escritas en plural, nos hacen entender que juntos no habían comprendido, juntos ahora creen y juntos dan testimonio del resucitado. Hermanos solo en comunión con nuestros hermanos, podemos vivir la experiencia en la fe que nos hace verdaderos testimonios de Jesús resucitado, hoy en medio de esta gran prueba por la que el mundo entero estamos viviendo, solo juntos lograremos vencer la epidemía, solo juntos dando lo que tenemos y los que somos, gestos de humanidad, gestos de amor, gestos de solidaridad, solo juntos… como la gran familia humana. En la diversidad de carismas, de ministerios, de temperamentos, todos estamos llamados a ser los unos a los otros hermanos en la experiencia de la Resurrección de Cristo. Unidos en el don de la misma fe, y la alegría del resucitado que supera todo limite. La resurrección de Cristo nos sorprende, y puede unir mas allá de la división y diferencias que puedan existir. Lo que recibimos Jesús nos pide que lo compartamos. El testimonio de la resurrección también nos enseña no solo a una comunión, sino a una convivencia social, a la convivencia civil y humana que el mundo entero en estos momentos anhela. El testimonio de la resurrección nos ayuda a construir una comunidad humana bajo la guía de la justicia, del respeto de los derechos y de la libertad, de la solidaridad. Hoy en esta mañana de Pascua, todos pedimos para nuestros pueblos, una sociedad más justa, con gobernantes investidos de legitima autoridad, que defiendan las instituciones, al pueblo, y consagren su actividad y su obrar al provecho, mantenimiento, y reconstrucción de la casa común, nuestra tierra, nuestro mundo, la casa de todos. ¡Felices Pascuas!

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