Dominicus | La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sea con todos ustedes.

Domingo, 4 de junio de 2023 / 9º del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (11,18.26-28):

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Meteos estas palabras mías en el corazón y en el alma, atadlas a la muñeca como un signo, ponedlas de señal en vuestra frente. Mirad: Hoy os pongo delante bendición y maldición; la bendición, si escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy; la maldición, si no escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, y os desviáis del camino que hoy os marco, yendo detrás de dioses extranjeros, que no habíais conocido. Pondréis por obra todos los mandatos y decretos que yo os promulgo hoy.»

Palabra de Dios

Te alabamos Señor

Salmo (Sal 30)

R/. Sé la roca de mi refugio, Señor

A ti, Señor, me acojo:

no quede yo nunca defraudado;

tú que eres justo, ponme a salvo

inclina tu oído hacia mi,

ven aprisa a librarme. R/.

Sé la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

tú que eres mi roca y mi baluarte

por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo

sálvame por tu misericordia.

Sed fuertes y valientes de corazón,

los que esperáis en el Señor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Romanos (3,21-25.28):

Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.

Palabra de Dios

Te alabamos Señor

Evangelio según San Mateo (7,21-27),

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día, muchos dirán: «Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?» Yo entonces les declararé: «Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»

Palabra del Señor

Gloria a ti Señor Jesús


Reflexión

Pbro. Tomas Fernando Espinosa Aguilar

La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sea con todos ustedes.

El camino de la fe, el camino de la oración nos lleva a contemplar el misterio que este domingo celebramos, el misterio de la Santísima Trinidad, tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, igual en las personas, un solo Dios. Cristo nos propone  a todos la trinidad como modelo de profunda comunión “Como tú Padre estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”. En estos días oscurecidos por la división y el odio en nuestro país, la solemnidad de la Santísima Trinidad es, para el pueblo de Dios, un llamado a favor de la unidad. Frente a lo que vivimos y con dolor experimentamos, ante las palabras de Nuestro Señor, nos urge el compromiso de esforzarnos a no perdernos y avanzar por el camino difícil, pero lleno de alegría, el camino de la plena comunión, que todos seamos uno, hijos de un mismo Dios, hermanos bajo un mismo techo, un vasto y hermoso cielo azul, y una misma tierra Venezuela, donde la iglesia es casa y escuela de comunión.  La invitación en este domingo día del Señor, es dirigir la mirada del corazón, como decía san Juan Pablo II, hacia el misterio de la Trinidad que habita en cada uno de nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos. Así pues, desde la unidad trinitaria en Dios, estamos llamados como iglesia, a una espiritualidad de comunión, muy lejos del egoísmo, la envidia, la desconfianza, el afán de poder, el no pensar en el bien de los demás y en los enfrentamientos perjudiciales, que atentan contra la unidad en nuestras comunidades y en el corazón de nuestra gente. Sigamos en constante oración, con fe y sin desfallecer pidiendo al Espíritu Santo “…el Espíritu de verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena” Nuestro Señor Jesucristo, único camino, verdad y vida. Contemplemos con gozo, a Dios en las tres divinas Personas, un solo Dios, el Padre que nos creó, el Hijo que nos salvó y el Espíritu Santo que nos anima a seguir con fe. Beata sea la santa e indivisible Trinidad, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, amén. ¡Feliz domingo para todos!

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