Dominicus

“Una luz en mi camino” (Salmo 119, 105)

 

3º domingo de Adviento 16 de diciembre de 2018

Ciclo C Color: Morado

 

LECTURA (Sof 3, 14-18a)

Lectura de la profecía de Sofonías.

¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal. Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos! ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! Él exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, como en los días de fiesta.

Palabra de Dios.

  1. Te alabamos, Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL ( Is 12, 2-6)

  1. ¡Aclamemos al Señor con alegría!

Éste es el Dios de mi salvación: yo tengo confianza y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi protección;

él fue mi salvación. R.

Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación. Den gracias al Señor, invoquen su nombre, anuncien entre los pueblos sus proezas, proclamen qué sublime es su nombre. R.

Canten al Señor, porque ha hecho algo grandioso: ¡Que sea conocido en toda la tierra! ¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel! R.

 

LECTURA (Flp 4, 4-7)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.

Hermanos: Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

  1. Te alabamos, Señor

 

EVANGELIO (Lc 3, 2b-3. 10-18)

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Dios dirigió su palabra a Juan Bautista, el hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Éste comenzó a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. La gente le preguntaba: “¿Qué debemos hacer entonces?”. Él les respondía: “El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto”. Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: “Maestro, ¿qué debemos hacer?”. Él les respondió: “No exijan más de lo estipulado”. A su vez, unos soldados le preguntaron: “Y nosotros, ¿qué debemos hacer?”. Juan les respondió: “No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo”. Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo a todos: “Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible”. Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la buena noticia.

Palabra del Señor.

  1. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Pbro. Tomás Fernando Espinosa 

Estimados hermanos y hermanas, en el evangelio de este domingo notamos algunas preguntas que Jesús hace a la gente acerca de Juan. En el tercer domingo de adviento, al que llamamos “Gaudete”, domingo de la alegría, en preparación a la Navidad, podemos formularnos las mismas preguntas pero pensando, no tanto a Juan el bautista, sino al mismo Jesús ¿Qué vamos a ver en el pesebre? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios, ¿A quién vamos a ver, pues? Démonos la oportunidad esta semana a prepararnos interiormente, para acercarnos con gozo al Belén, y contemplar llenos de alegría a Dios, que siendo Dios, viene a nuestro encuentro en un portal de Belén. Toda experiencia autentica de verdad y belleza busca por si misma su expansión, se comunica, se comparte… Alégrate María, le dice el ángel en la anunciación, alegrémonos todos en el Señor en este domingo, utilizando las palabras del apóstol Pablo “Estén siempre alegres en el Señor”, estemos alegres porque el Señor esta cerca. Es esta la causa de tanta alegría Jesucristo Nuestro salvador, cerca de nosotros, en medio de nuestros hogares, en el Belén de nuestro corazón. Esta es la alegría que entre luces y cantos celebramos. Dios está cerca, está con cada uno de nosotros, viene a poner su tienda entre nosotros, a permanecer junto a nosotros en la alegría, y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, en todo momento permanece con cada uno como el mejor amigo. Es esta la alegría de tantos santos y tantos cristianos, esta es la alegría de quien encuentra a Jesús. No permitamos que nada ni nadie, nos robe esta alegría. Alégrate y espera, no triste sino con gozo. Quien encuentra a Cristo, nada pierde todo gana, quien encuentra a Jesús en su vida experimenta una gran alegría, que ningún contra tiempo nos puede quitar. Cada día estamos más cerca, experimentamos que si estamos alegres es porque ya, a la tercera semana, que iniciamos este camino espiritual del adviento, estamos más cerca de Jesús. Estamos alegres, porque estar con Dios, estar con Cristo, es estar alegres “Causa de nuestra alegría”. En este domingo de la alegría, en medio quizás de situaciones difíciles, obsequiemos a todo el que nos encontremos la sonrisa de Dios, los grandes santos supieron que esta es la vida, y lo que hace vivir. Dirijamos nuestra oración a María Santísima, para que ruegue por nosotros. Amén. Aleluya ¡Feliz domingo para todos!    

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