Todo país que dolariza erradica el manejo irresponsable de la oferta monetaria que propaga la hiperinflación. Si oficialmente Venezuela se dolariza, el gobierno de turno no podrá financiar su déficit con emisiones de dinero inflacionario o con devaluaciones fiscalistas para obtener más bolívares por cada petrodólar.
¿Por qué, entonces, los críticos a la dolarización le atribuyen tanta importancia a preservar la soberanía monetaria si justo en la emisión de dinero está el principal factor propagador de la hiperinflación? ¿Qué implicaciones tiene la renuncia a la soberanía monetaria para la gestión del presupuesto público, para la actividad empresarial o para el bienestar de los hogares? ¿Por qué tanta resistencia?
Otra de las críticas a la dolarización se refiere a la pérdida del uso de tasas de cambio subvaluadas para apoyar la competitividad de las exportaciones no petroleras. Ciertamente, cuando el gobierno devalúa, los exportadores obtienen más bolívares por cada dólar exportado y así ganan un mayor margen de maniobra para cubrir los gastos locales de salarios, alquileres, electricidad, agua, gas, teléfono y otros costos que son pagados en bolívares. Al dolarizar, el gobierno no podría manipular el tipo de cambio con el fin de respaldar la competitividad cambiaria de las exportaciones no petroleras.
Este argumento puede ser válido para economías que se sustentan en un vasto sector exportador agrícola, industrial o de servicios. Pero en una economía rentista e importadora que no tiene una oferta exportable diversificada, la tasa de cambio tradicionalmente se ha fijado con base en la productividad de la industria petrolera, más no de la productividad promedio del aparato productivo. La crónica tendencia a apreciar/sobrevaluar la tasa de cambio ha estimulado toda clase de importaciones que inhiben la producción nacional y prolongan el sesgo anti-exportador.
No hay ningún antecedente en el país que demuestre un manejo inteligente de la política cambiaria para estimular la transformación de la economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo exportador. Todo lo contrario. Debido al mal uso de la política cambiaria, se ha frenado el crecimiento y diversificación del aparato productivo interno, se ha castigado la competitividad internacional del sector no petrolero, y se han represado presiones inflacionarias que estallan con toda su fuerza cada vez que se ajusta el tipo de cambio.
Por lo tanto, es una falacia argumental afirmar que con la dolarización el gobierno renunciaría al uso de la política cambiaria para apoyar el desarrollo del sector industrial y respaldar la competitividad internacional de las exportaciones no petroleras. Más bien, con la dolarización se erradicaría la tendencia a la sobrevaluación que sufre una economía rentista y se propiciarían mejores condiciones para el desarrollo de un sector industrial exportador basado en ventajas competitivas auténticas.
Estas interrogantes son respondidas por Francisco Rodríguez en este nuevo capítulo de la serie “Diez conversaciones estelares con diez de los mejores economistas de Venezuela”. Ver video YouTube https://youtu.be/iaXTdRxayhU
@victoralvarezr