«No están dadas las condiciones: medidas de bioseguridad, salario digno, transporte y demás servicios básicos», son parte de los argumentos de padres, representantes y docentes trujillanos consultados tras la posibilidad de que en abril inicien clases presenciales en Venezuela, país donde se mantiene un importante número de contagios por la Covid-19, e incluso enfermos con la nueva cepa brasileña.
¿Regreso a las aulas?
Ningún padre o representante quiere arriesgar la vida de su hijo y la del entorno familiar. Aunque no fue fácil convertirse en maestros desde los hogares y quizá la calidad educativa no es la misma, prefieren que sus hijos no asistan a las escuelas, es la opinión compartida de Nailiana Delfín, Darbeni Álvarez, Isabel Gil, Gabriela Briceño, Isabel Hidalgo y Sandra Peña.
Yaileni Mejías, magister en educación y representante, coincide que «existe mucha debilidad en el control y cuidado de la salud, no hay sistema de transporte público seguro y eficaz y los que tienen vehículo particular no pueden surtir combustible fácil y económico». Para Betsan Parada, es una irresponsabilidad del gobierno llamar a clases presenciales, «yo prefiero que mi hijo pierda el año que la vida», asevera.
Otro testimonio lo da Luis Angulo, quien agrega que hasta las instituciones se encuentran muy deterioradas y carecen de agua para garantizar el frecuente lavado de manos, una recomendación básica para evitar el contagio y, Cristin Benavides, contextualiza esta realidad, «si antes le solicitaban al representante jabón o cloro para lavar los baños, ahora tendrán que pedir alcohol, guantes, mascarillas y demás productos de limpieza, por eso como madre no arriesgaré a mi hija por cumplir lineamientos de un ministerio».
Para los docentes, existen más argumentos para decir «no a las clases presenciales». Los encuestados como la MSc. Mariana Peña, docente de Educación Inicial, aseguran que la realidad de las escuelas, las condiciones laborales y el proceso educativo como tal, están en su peor momento, aunado a la amenaza del virus, que difícilmente podrá ser superado por docentes que no perciben más de dos dólares de sueldo mensual.
«El hecho pedagógico requiere la preservación de la vida y salud del educador y el educando, así como de toda la colectividad, por eso este regreso a las aulas requiere de la vacunación de todos los docentes en ejercicio, de los directivos, personal administrativo y obrero, mientras que el educando debe contar con un ambiente familiar y comunitario sano, panoramas que aún no están bien claros», argumenta Carlo Ruíz, docente activo.
Sin recursos
La crisis económica, política y social del país tiene sin recursos a padres y docentes. La mayoría de la población en zonas rurales y urbanas carecen de medios de transporte, también tienen dificultades para mantener una alimentación balanceada. Lo mismo ocurre en los planteles, donde escasea el gas, el agua y demás insumos de papelería e higiene. No hay líneas de telefonía fija y menos un eficiente Internet. Los pequeños ya no tienen uniformes y por la metodología digital, los padres obviaron muchos útiles escolares.
La remuneración es otro factor incidente para no asistir a las aulas y, todos consideran que hasta no sincerar y reconocer el profesionalismo de los docentes, difícilmente se podrá contar con personal capacitado. La MSc. Jakeline del Rosario, asevera que el sueldo no alcanza ni para un blíster de vitaminas, menos para pagar una guardería. Su colega MSc. Juana Hernández, respalda con la frase «vocación con hambre y necesidades no funciona». La exigencia es sueldo en dólares, suficiente para sufragar gastos para una vida de calidad.
Esta realidad ha conllevado a muchos profesionales a adquirir otros empleos o realizar oficios que compensan este sueldo ministerial. Lo preocupante es que debido a esta deficiencia, ahora captan personas inexpertas para funciones educativas a través del Plan Chamba Juvenil.
«Un docente debe ganar al menos 1500$ para sufragar gastos de salud, alimentación, vivienda, recreación y ahorro. Además debe contar con la atención total de médicos del Ipasme» recalca Diana Carrillo.
Recomendaciones
Ni el Ministerio de Educación ni los gobernantes cuentan con la máxima credibilidad y apoyo para hacer efectivo el regreso a clases presenciales. Las políticas hasta ahora implementadas en materia de prevención y motivación han sido erradas y, pese a ello, ambos sectores (padres y maestros) recomiendan:
- Evaluar cada institución en su contexto.
- Respeto de la autonomía del docente.
- No amedrentar a los docentes.
- Revisión y adaptación a dólares de salarios dignos.
- Liberación de decisiones políticas-partidistas de las instituciones.
- Dotación de insumos y recursos tecnológicos a las escuelas, liceos y universidades.
- Suministro permanente de agua, jabón, desinfectante y cloro.
- Desinfección constante de áreas comunes.
- Vacunación total de la población.
- Recuperación de infraestructuras.
- Garantía de transporte y subsidio de gasolina a docentes.
- Reactivación de créditos habitacionales, personales y de artefactos eléctricos.
- Asegurar el funcionamiento de los comedores y vigilancia.
- Incentivar la educación virtual.
- Fortalecer estrategias de enseñanzas tipo colaborativas.
- Equilibrar cargas.
Ellos alzan su voz