Djokovic suma su 90 triunfo en París y espera a Alcaraz o Tsitsipas en semifinales

Novak Djokovic. EFE/EPA/MOHAMMED BADRA

 

París, 6 jun (EFE).- El serbio Novak Djokovic remontó al ruso Karen Khachanov en su victoria número 90 en Roland Garros, 4-6, 7-6(0), 6-2 y 6-4, que le clasificó para su duodécima semifinal, en la que se medirá al ganador del duelo entre el español Carlos Alcaraz y el griego Stefanos Tsitsipas.

En un partido que superó las 3 horas y media, el número 3 del mundo se vio superado durante set y medio por el juego agresivo y acertado del ruso, undécimo favorito, que arrebató al serbio el primer set en lo que va de torneo y rompió una racha de 29 consecutivos ganados en Grand Slam.

En los nueve duelos anteriores contra el serbio, Khachanov solo había ganado tres sets, dos de ellos en la final del Masters 1.000 de París de 2018, la única vez que le derrotó.

Pero camino de su tercera corona en París, para sumar 23 Grand Slam y romper el empate en la cumbre que desde el pasado Abierto de Australia tiene con el español Rafael Nadal, Djokovic supo cambiar el rumbo a un duelo que le dio la espalda. Y afianzó su condición de tenista más prolífico en la capital francesa por detrás del mallorquín, ausente por lesión por primera vez desde 2005 en la tierra batida francesa, del que ahora solo le separan 22 victorias.

Novak Djokovic. EFE/EPA/MOHAMMED BADRA

Ni una bola de rotura se procuro el serbio en las dos primeras mangas, en las que estuvo a merced del ruso, que buscaba su tercera semifinal consecutiva en un Grand Slam.

Así sometió al serbio en el primer parcial y lo mantuvo a raya en el segundo, abocado a un juego de desempate al que se aferró Djokovic para poner el partido de su lado.

Como tantas veces a lo largo de su carrera, en el momentos clave su nivel de tenis subió muchos enteros y se anotó todos los puntos de ese lance, un golpe psicológico a la línea de flotación del ruso, que lo sintió de forma profunda.

El sentido del partido viró. Djokovic volvió a ser Djokovic, a medida que el ruso iba perdiendo la muñeca que le había hecho dominar y se desdibujaba a costa del serbio.

Tras dos horas y cuarto de juego, llegó la primera bola de rotura del serbio, que fiel a su instinto asesino empezó a golpear con dureza, que solo cometió un error no forzado en esa manga, por 21 en las dos anteriores, y golpeó con 19 ganadores la defensa precaria de Khachanov.

Pese a que el ruso trató de reengancharse al duelo, su tren había partido. Djokovic ya no relajó la presión, siguió desplegando un juego excelso que apenas daba oxígeno al rival, que cedió su servicio en el tercer juego. El serbio tuvo dos bolas para colocarse 5-2 y servir para ganar, pero ahí se le encogió el brazo y Khachanov aguantó el tipo y empató a 4.

Fue un espejismo, porque el serbio se apuntó los dos juegos siguientes camino de la victoria.

 

 

 

 

 

 

 

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