Una amena tertulia se desarrolló este martes 29 de octubre en el IUTEMBI-Valera, en el marco del aniversario 160 del natalicio del Beato trujillono Dr. José Gregorio Hernández, quien además el pasado 26 de octubre fue honrado con su tercera fiesta litúrgica.
El evento fue organizado por el IUTEMBI en colaboración con el Ateneo de Valera y su Cátedra Libre Mario Briceño Iragorry, Diario de Los Andes, Occidente Digital y la Cátedra Libre Dr. José Gregorio Hernández de la UVM, tuvo como invitados especiales al Geógrafo Francisco González, Dra. Libertad León, Abg. Pedro Frailán y el Abg. Hélder Durán.
En la disertación participaron estudiantes de esta casa de estudios y sociedad civil. En la conversación, González Cruz indicó que todas las teorías sobre la personalidad coinciden en la importancia de los primeros años en el desarrollo integral de un ser humano: de la calidad de la gestación, los primeros meses y luego la infancia, depende su desarrollo cerebral, su lenguaje, su conducta, su disposición a aprender y demás asuntos básicos de la salud y el carácter de una persona. Con este argumento dijo que la formación familiar, el hogar al cual estuvo expuesto JGH fue clave para nutrir al hombre ejemplar que hoy admira el mundo.
“José Gregorio Hernández Cisneros nació el 26 de octubre de 1864 en el hogar fundado por Benigno Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla, en el pueblo de Isnotú. Eran inmigrantes que venía de los llanos barineses alejándose de la violencia de la guerra federal. Él era un hombre cabal, trabajador y emprendedor, ella una mujer ejemplar que cuidaba a su familia, ayudaba a Benigno y a los vecinos. Formaba parte de la familia a su tía María Luisa, hermana de Benigno y de notable influencia en el niño. También su nana Juana Viloria, y luego los hermanos y hermanas. Todos constituían una familia armoniosa, espiritual, trabajadora y muy comprometida con la comunidad local”.
El geófrafico desglosó que JGH creció en una casa donde funcionaba una próspera pulpería que tenía un expendio de medicinas, afirmó que a su mostrador se acercaba la gente del lugar, a comprar, a vender y a conversar compartiendo un café, una cerveza o un buen brandy, añadió que también funcionaba una posada donde se hospedaban los viajeros que bajaban o subían del puerto de La Ceiba, en las costas del Lago de Maracaibo.
“Isnotú es un centro poblado del estado Trujillo, situado en el municipio Rafael Rangel, entre Valera y Betijoque, de unos 300 habitantes para la época. En esta geografía donde atemperan las altas serranías andinas para dejar ver el pie de monte, el espejo del Lago de Maracaibo y el relampaguear del Catatumbo, de suave clima y grato verdor, conformó su carácter. Era una comunidad amorosa, religiosa y trabajadora, en medio del ambiente tranquilo, pero con el movimiento que daban los arrieros y viajeros que subían o bajaban gracias al tráfico del puerto de La Ceiba”.
Para González, las virtudes del Dr. José Gregorio Hernández se explican por esa formación lugareña de hogar y comunidad íntima, que luego de su tránsito por la capital y por Europa, se traducen en ese hombre admirable y excepcional, con temprana aura de santidad, que es y se percibe como una persona de carne y hueso.
“El cuidado del hogar y del lugar son la base del desarrollo humano integral, como lo expresa ejemplarmente en su tránsito vital, nuestro José Gregorio Hernández Cisneros”.
Los presentes también debatieron sobre las múltiples facetas del beato, virtudes que catalogaron como un legado trascendental, al atribuirle no aportes en la transformación de las ciencias venezolanas, con su influencia en el desarrollo de una conciencia médica y renovadora en la reorganización y reestructuración de los procesos necesarios para el aprendizaje de la Medicina.
González Cruz cree que el Beato es germen palpable de capital social, al considerar que sus acciones en su paso por la vida terrenal sumó valor al país, a la comunidad, a la academia, a la ciencia, a la iglesia católica y a los venezolanos.
“La fe de JGH es transmitida por la familia. La mamá le comunicó el amor por Jesucristo y las obras de misericordia, y su padre, sobre todo, el deseo de superarse para servir mejor a los demás; este sello familiar, será el fundamento de su desarrollo humano Cristiano, hasta convertirse en un Cristiano ejemplar, que supo hacer vida su bautismo”.
Vea y escuche la tertulia completa en el siguiente video:
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